San Sebastián estuvo ayer intransitable a causa de las barricadas

Los bares, cafeterías y comercios cerrados (sólo algunas tiendas de comestibles y farmacias abrieron unas horas), la ausencia de autobuses y taxis daban ayer un aspecto impresionante y desolador a San Sebastián. La escasa gente en las calles observaba en corros las constantes patrullas de la Policía Armada, que en jeeps, furgonetas y autobuses habían tomado prácticamente los puntos estratégicos de la capital. La imagen se completaba con la existencia permanente de enormes barricadas en las calles del centro de la ciudad que impedían la libre circulación de los escasos autobuses que podían vers...

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Los bares, cafeterías y comercios cerrados (sólo algunas tiendas de comestibles y farmacias abrieron unas horas), la ausencia de autobuses y taxis daban ayer un aspecto impresionante y desolador a San Sebastián. La escasa gente en las calles observaba en corros las constantes patrullas de la Policía Armada, que en jeeps, furgonetas y autobuses habían tomado prácticamente los puntos estratégicos de la capital. La imagen se completaba con la existencia permanente de enormes barricadas en las calles del centro de la ciudad que impedían la libre circulación de los escasos autobuses que podían verse.

Solamente los periódicos Deía y Egin se pusieron a la venta. Los restantes periódicos de la capital no salieron a la calle apoyando la consigna de huelga general decidida en la tarde del martes por partidos políticos y centrales sindicales. De entre las emisoras -la mayoría emitían música clásica- únicamente Radio Nacional no varió su programación habitual. El paro era ya desde primeras horas total en la provincia en industrias, comercios y servicios.A las nueve de la mañana, cuando aún la calle estaba tranquila, se tuvo noticia de un atentado registrado a las dos de la madrugada en las vías del tren que comunica San Sebastián con Irún y que quedaron afectadas por la explosión de unos nueve kilos de goma-2. Desde esa hora quedó interrumpido el tráfico por ferrocarril desde la capital donostiarra hasta la frontera de Irún. Cuatro mil personas (entre emigrantes y extranjeros) se encontraban aisladas y sin víveres.

La situación de los emigrantes es grave, ya que buena parte de ellos no tienen medios de subsistir en la zona, pasando la consiguiente hambre y sed. La Cruz Roja intervino a partir del mediodía de ayer repartiendo leche, algón alimento y atendiendo eventuales indisposiciones de niños pequeños.

Bandrés encabeza una manifestación

La situación en las carreteras de la provincia era similar. Además de los múltiples cortes efectuados en vías de segundo orden, la carretera N-I (Madrid-Irún) estaba cortada en Tolosa, en Hernani, Pasajes y Rentería -en ambos sentidos- por barricadas. En la autopista Bilbao-Behovia, en el kilómetro dieciocho, a la altura de Beraun, un camión-cisterna y tres trailers cruzados impedían la circulación. Ese estado de cosas y la gran dificultad de acceso a San Sebastián por las diferentes carreteras daba a la ciudad una sensación de incomunicación total.A las 9.30 de la mañana alrededor de cuatrocientas personas, empleados de cajas de ahorro, banca y seguros, iniciaron una manifestación por las principales calles de la ciudad. El senador Bandrés, al tener noticia de la misma, se colocó en cabeza. Al llegar el grueso a la calle del Boulevard las fuerzas de orden público impidieron el paso a los manifestantes pidiéndoles se disolvieran, cosa que hicieron. En ese momento la fuerza pública que disolvía la manifestación recibía por sus radioteléfonos la orden de los superiores de permitir la marcha.

Bandrés y algunos manifestantes negociaron entonces con los mandos y el gobernador la posibilidad de llevar a cabo a las 12.30 del mediodía una manifestación masiva que recorriera las calles de San Sebastián.Una vez obtenido el visto bueno y por el sistema de transmisión verbal, los donostiarras conocieron la celebración de la manifestación, que se llevó a cabo sin incidentes. Solamente algunos gritos de apoyo a ETA -acallados con siseos por la cabeza- se mezclaron en algunas ocasiones con la repetida interpretación del Eusko Gudariak.

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El número inicial de quinientas personas se convirtió en cerca de 4.000 al final del recorrido. A la una del mediodía, en la sede del Consejo General vasco, la totalidad de las centrales sindicales y partidos políticos -excepción hecha de UCD y AP- se reunieron con el consejero del Interior para estudiar una propuesta de éste -que debía negociarse con el gobernador- que pretendía la celebración del funeral y una manifestación posterior sin presencia de fuerza pública a cambio de la normalización de la actividad laboral y ciudadana a partir de hoy.

Pacto con el gobernador civil

Mientras la reunión se celebraba sobrevoló sobre San Sebastián el helicóptero que traía a la capital donostiarra a Martín Villa procedente de Pamplona. A las tres de la tarde llegaba al Gobierno Civil -donde el ministro se hallaba reunido con autoridades y altos mandos de las fuerzas de orden público- el consejero vasco del Interior, Txiki Benegas, que durante hora y media se entrevistó con Martín Villa. Cuando aquél se retiraba del Gobierno Civil anunció que volvería con una comisión de representantes de partidos políticos para negociar con Martín Villa la celebración del funeral y posterior manifestación. La comisión, integrada por representantes de los partidos PCE, PSOE, ORT, OIC, ElA y el senador Bandrés, en compañía de Benegas, no se reunió finalmente con el ministro del Interior, sino con el gobernador civil, con el que se llegó al acuerdo de celebrar el funeral en Aztigarra -localidad de donde era natural José Ignacio Barandiarán- y la manifestación a partir de las 8.30 de la noche en San Sebastián, sin presencia de fuerza pública.

Llamamiento a la normalidad

No obstante, los partidos políticos, reunidos con el consejero del Interior, hicieron público a media, tarde un comunicado para condenar la actuación de las fuerzas de orden público en los sucesos que causaron la muerte de Germán Rodríguez, en Pamplona, y José Ignacio Barandiarán en San Sebastián, y pedir la dimisión de Martín Villa y los gobernadores de Navarra y Guipúzcoa. En el comunicado se exige, asimismo, el castigo inmediato a los responsables de los sucesos y la inmediata retirada de las fuerzas de orden público de las calles de Euskadi.Al referirse a la normalización duradera de la convivencia en Euskadi, los firmantes señalaban que se requiere: democratización de fuerzas de orden público con expulsión de los elementos fascistas de las mismas; control del orden público por parte de instituciones democráticas y transferencia de competencias en todas las materias, y en especial en lo que se refiere a orden público.

Finaliza el comunicado llamando al pueblo de Euskadi «a que con su actitud serena contribuya a la normalización de la vida ciudadana, a la vuelta al trabajo y a mantener una actitud firme y alerta secundando las movilizaciones de masas que se efectúen organizadas por partidos políticos y centrales firmantes en aras a conseguir los objetivos señalados».

Paralelamente las cuatro fuerzas que conforman la coalición abertzale Herri Batasuná (ANV, ESB, HASI y LAIA) -que no asistieron a la reunión citada- hicieron público un comunicado en el mismo sentido en el que además denuncian «la actitud oportunista de quienes quieren aprovecharlas luchas heroicas y ejemplares de nuestro pueblo desmovilizándolo para reforzar y dar credibilidad a un ente que ni siquiera existe en Navarra y que en el resto de Euskadi no tiene ninguna competencia».

Querella contra los responsables

A las siete de la tarde se supo que los tres testigos que estaban al lado de José Ignacio Barandiarán y le transportaron a la residencia sanitaria, en companía del senador Bandrés, habían puesto una querella criminal en el juzgado de guardia contra los responsables de las fuerzas de orden público que actuaron en los sucesos de la calle San Bartolomé. A esa hora las informaciones oficiales repetían la inexistencia de detenidos. De las veintiocho personas detenidas el martes sólo quedaban seis en las dependencias policiales en la mañana de ayer. Ante la imposibilidad de trasladarlos al juzgado, a causa de las barricadas, fueron puestos en libertad.A última hora de la tarde las juntas municipales de San Sebastián del PNV dirigían un telegrama al Congreso, al diputado Xabier Arzallus, en el que le pedían introdujera moción de censura al Gobierno «por manejo de asuntos de orden público y manipulación de información sobre últimos sucesos sangrientos de Euskadi y más particularmente en San Sebastián».

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