África y la política exterior española

«Con exagerada atención y prevención poco común aguarda España las sesiones de la Organización de Unidad Africana, de las que se espera alguna suerte de declaración sobre las Canarias. El tema no es en sí especialmente grave: es preciso hacerse a la idea de que el país, como otro cualquiera de la comunidad internacional, deberá seguir viviendo normalmente su historia con unas cuantas enemistades más o menos, no más de temer porque procedan de una organización cuyo sello distintivo ha sido la indefinición y la inoperancia. España no puede considerarse cercada por el acoso de ciertos países afri...

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«Con exagerada atención y prevención poco común aguarda España las sesiones de la Organización de Unidad Africana, de las que se espera alguna suerte de declaración sobre las Canarias. El tema no es en sí especialmente grave: es preciso hacerse a la idea de que el país, como otro cualquiera de la comunidad internacional, deberá seguir viviendo normalmente su historia con unas cuantas enemistades más o menos, no más de temer porque procedan de una organización cuyo sello distintivo ha sido la indefinición y la inoperancia. España no puede considerarse cercada por el acoso de ciertos países africanos en estado de desarrollo inicial.No es el continente africano el objetivo primordial de la política exterior española en la etapa inicial de su nueva democracia. Sólo la zona del Norte debe ser esfera de atenciones preferentes (...).

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