El candidato oficial y la oposición intercambian duras acusaciones en Bolivia

La exasperante lentitud del proceso de recuento de votos está creando en Bolivia un peligroso clima de tensión política. A falta de datos oficiales, los candidatos contendientes en las elecciones del domingo último se atribuyen el conocimiento de cifras que les dan ventajas circunstanciales. Paralelamente, los dos principales aspirantes a la presidencia, el general Juan Pereda y Hernán Siles Zuazo, se lanzan acusaciones mutuas, usando frases y conceptos durísimos

La ausencia de datos concretos hace muy aventurada cualquier hipótesis. Sin embargo, hay una serie de hechos destacables: pri...

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La exasperante lentitud del proceso de recuento de votos está creando en Bolivia un peligroso clima de tensión política. A falta de datos oficiales, los candidatos contendientes en las elecciones del domingo último se atribuyen el conocimiento de cifras que les dan ventajas circunstanciales. Paralelamente, los dos principales aspirantes a la presidencia, el general Juan Pereda y Hernán Siles Zuazo, se lanzan acusaciones mutuas, usando frases y conceptos durísimos

La ausencia de datos concretos hace muy aventurada cualquier hipótesis. Sin embargo, hay una serie de hechos destacables: primero, que la coalición de partidos que forma la UDP (Unión Democrática Popular), que postula a Hernán Siles Zuazo, está obteniendo muchos más votos de los previstos Inicial mente por los analistas. La victoria de Siles, en por los menos tres departamentos del país, parece incuestionable.En segundo término, no parece que el general Pereda vaya a obtener la mitad más uno de los votos necesarios para su automática proclamación como presidente, al tiempo que las victorias de sus adversarios en algunos departamentos le restarán influencia en el Congreso. Y, por último, es preciso destacar el hecho de que los partidos de la oposición no han aportado aún ninguna prueba concluyente que confirme la existencia de un fraude electoral generalizado. Existen, sí, irregularidades, lentitudes y pequeños incidentes, pero hasta ahora nada indica que los resultados hayan sido gravemente alterados.

Los dos principales candidatos ofrecieron el lunes sendas ruedas de prensa. El general Pereda acusó en la suya a su oponente, Hernán Siles, de ser «un instrumento del extremismo internacional» y de «estar buscando la violencia subversiva mediante el terrorismo electoral». El candidato oficialista dijo tener pruebas de que la UDP había usado grandes cantidades de dinero recibidas de exterior para comprar votos y voluntades de presidentes de mesas electorales.

Por su lado, Hernán Siles insistió en sus acusaciones de fraude electoral y admitió su disposición inmediata a conversar con el resto de los partidos de la oposición (MNR histórico, de Paz Estensoro, y el grupo de René Bernal) para conseguir un frente común y un programa coordinado de acción frente al Gobierno que, previsiblemente, encabezará el general Pereda.

Los resultados conocidos hasta ahora, que siguen dando una ligera ventaja a Pereda, indican que hay muchos bolivianos opuestos al continuismo que significa el candidato oficialista.

En ésta, como en otras muchas elecciones, la actitud de los votantes a la hora de sufragar expresa más la oposición a determinadas fórmulas que simpatía hacia otras. Muchos bolivianos, cuyos votos han favorecido a la UDP, han votado en contr ade Pereda más que a favor de la fórmula electoral de Siles.

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Tras doce años de Gobiernos militares, una gran parte de los bolivianos (más de la mitad, a juzgar por los resultados electorales conocidos hasta ahora) desean un cambio real en las estructuras del país. O, por lo menos, un cambio sustancial en las personas y sus significados, y la oposición se ha encargado de hacer saber que el general Pereda significa la continuidad de fórmulas militaristas ocultas tras una careta civilista.

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