Temor en Portugal ante el futuro ingreso de la CEE

La satisfacción oficial frente al parecer favorable del Consejo de Ministros de la CEE sobre el inicio de negociaciones formales sobre el ingreso de Portugal no es compartida por la izquierda ni por los llamados «interlocutores sociales», patronato y sindicatos.Los ministros de la CEE, reunidos el día 6 en Estrasburgo, han dado la «luz verde» al inicio del proceso de integración y, simultáneamente, a la elaboración de las medidas destinadas a ayudar a Portugal, el más pobre y menos desarrollado de los miembros y candidatos al Mercado Común, a poner su economía en orden. Se admite, por ambas pa...

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La satisfacción oficial frente al parecer favorable del Consejo de Ministros de la CEE sobre el inicio de negociaciones formales sobre el ingreso de Portugal no es compartida por la izquierda ni por los llamados «interlocutores sociales», patronato y sindicatos.Los ministros de la CEE, reunidos el día 6 en Estrasburgo, han dado la «luz verde» al inicio del proceso de integración y, simultáneamente, a la elaboración de las medidas destinadas a ayudar a Portugal, el más pobre y menos desarrollado de los miembros y candidatos al Mercado Común, a poner su economía en orden. Se admite, por ambas partes, que el proceso de negociaciones será largo: tal vez dos años, después de su inicio, previsto para octubre.

Los dos partidos del Gobierno expresaron su satisfacción, como también el Partido Socialdemócrata. Para los cristianos demócratas, las ventajas no se limitan a consideraciones de política interna.

Con un pie en el Gobierno de Lisboa y la consolidación de la DC italiana en el poder, con la fragilidad creciente de los Gobiernos socialdemócratas de Bonn y Londres, el proyecto de una Europa de los once (o doce, con España), la mayoría conservadora deja de ser un sueño lejano. La espectacular progresión de los demócratas cristianos portugueses ha tenido su justa recompensa internacional: su dirigente, Freitas do Amaral, acaba de ser nombrado vicepresidente de la Unión Europea de las Democracias Cristianas que se celebra en estos días en Berlín. Mario Soares deja así de ser el único político portugués con proyección internacional.

Pero ahora que el mecanismo de la integración portuguesa se ha hecho irreversible, los intereses que llevaron a esta opción política tienen que ceder el paso a las consideraciones económicas y técnicas.

Y entre los interlocutores sociales el ambiente es más bien de pesimismo y temor. ¿Cómo va a aguantar la economía portuguesa, y, sobre todo, una estructura industrial compuesta aún por el 40% de empresas de tipo familiar y artesanal, las duras condiciones de competencia de un mercado ya de por sí en plena fase depresiva?

El presidente de la Confederación Patronal no ha disimulado sus preocupaciones: se trata de un desafío dificil de vencer, e imposible en el contexto de la política económica y social actual. «Portugal no puede pretender integrarse en el MEC mantenido sus propias reglas del juego interno».

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