Tribuna

El cambio y los errores

Todo el mundo, después del resultado contra la selección austríaca, ha echado la vista atrás, a las últimas ocasiones que una selección de España jugó la fase final de un Mundial de fútbol, hace dieciséis y doce años, respectivamente, en Chile y en Inglaterra. Todo el mundo ha recordado que el primer partido en ambos casos se liquidó con derrota y con resultado adverso de un tanto, como en esta ocasión actual. Pero, aunque parezca lo mismo, la situación es muy otra. En Chile se perdió (0-1) contra Checoslovaquia; en Birmingham se perdió (1-2) contra Argentina, que no eran las selecciones que f...

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Todo el mundo, después del resultado contra la selección austríaca, ha echado la vista atrás, a las últimas ocasiones que una selección de España jugó la fase final de un Mundial de fútbol, hace dieciséis y doce años, respectivamente, en Chile y en Inglaterra. Todo el mundo ha recordado que el primer partido en ambos casos se liquidó con derrota y con resultado adverso de un tanto, como en esta ocasión actual. Pero, aunque parezca lo mismo, la situación es muy otra. En Chile se perdió (0-1) contra Checoslovaquia; en Birmingham se perdió (1-2) contra Argentina, que no eran las selecciones que figuraban como «cenicientas» del grupo. En Mar del Plata se ha perdido contra la «perdedora». Es como si en Viña del Mar, para comenzar, se hubiese perdido contra México y en Birmingham contra Suiza. Cuando se retransmitió el Suiza-Austria, en los encuentros de prueba, hay que recordar el tono de suficiencia con que Kubala enmascaraba su optimismo cara a Fernández Abajo y a los que estábamos al otro lado de la pantalla.No es lo mismo, no, no es lo mismo que en 1962 y 1966, con ser malo aquello, porque se pueden contar con los dedos en diez mundiales, y sobre todo desde que se juegan las eliminatorias por grupos en serio (que es desde 1958), las veces que se ha clasificado una selección que comenzase perdiendo, Es mucho peor y quiere decir que lo que en aquellos mundiales Hernández Coronado y Herrera en una ocasión y Villalonga eri la segunda hicieron, tras de comenzar a cero y sudar tinta para ganar el partido contra la selección «inala», esto es, modificar laselección tipo que habían llevado al certamen, hay que hacerlo de entrada casi, confesarido que las previsiones que se habían llevado. después de las pruebas (?) y concentracioiries eran un solemne disparate. Más aún, que ha fallado en Kubala (aparte de la suerte que le empujó al comienzo de su presencia como seleccionador), es un recurso por el que enmendó no pocos errores: las sustituciones.

Cambiar de criterio lo hacen todos los seleccion adores. La mágica delantera brasileña que gano en Suecia de un modo estelar no salió al campo hasta el tercer partido. Feola, de entrada, no confiaba en Garrincha, Pelé, Vavá, Didí y Zagalo, sino en Joel, Dida, Mazzola, Didí y Zagalo. ¡Mira que dejar a Garrincha y Pelé en el banquillo! Cuando ya por la brava las selecciones españolas de 1962 y 1966 tuvieron que salir a buscar la victoria nada menos que frente a Brasil (futuro campeón) y a Alemania (futuro finalista) en cada Mundial respectivo, tenían muy poco que ver con los «consagrados» que habían comenzado el primer partido. Los goleadores españoles en 1962 y 1966 fueron Adelardo y Fusté, respectivamente, rigurosos debutantes en aquellos mundiales de triste recuerdo para el aficionado.

Total, que Kubala tiene que cambiar, y más a cara de perro que ningún otro seleccionador. Olmo irá a la defensa seguramente, pero, ¿se atreverá a jugar con dos extremos, Juanito y Dan¡? Varado Camacho, por su lesión, no tiene defensas que puedan subir por las alas sin descubrirse. Los goles austriacos vinieron por ahí. Puede que salga Guzmán, porque Pirrí ya es un crepuscular. Quizá sea la ocasión de Santillana. En fin, que Kubala cambiará lo que le deje el reducido esquema que ha llevado a Argentina, y, su contumacia, que le ha hecho decir que no se arrepiente de lo que determinó, hizo y escachifolló contra los austriacos.

Felizmente, los brasileños no son tan fieros como los pintábamos, o Coutinho está como Feola antes de alinear a Garrincha y Pele hace veinte años. Tiene Kubala que hacer otro equipo y otro fútbol, y la menor equivocación es el regreso puro y simple. Kubala, que el sábado pasado convirtió el partido contra Austria en una «comedy of errors», con permiso de Shakespeare.

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