Intervención militar en las elecciones generales de la República Dominicana

El jefe del Estado Mayor del Ejército, general Beauchamp, y el director de la policía, general Nivar Seijas, interrumpieron, en la madrugada de ayer, el proceso de recuento de votos emitidos en las elecciones de la República Dominicana, cuyos primeros resultados daban una abrumadora ventaja al candidato de la oposición, Antonio Guzmán. Aunque el propio general Beauchamp lo desmintió en un comunicado radiofónico, fuentes diplomáticas de Santo Domingo confirmaron que, en la práctica, el Ejército y la policía han dado un golpe de Estado en el país.

Las noticias eran anoche, todavía, muy co...

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El jefe del Estado Mayor del Ejército, general Beauchamp, y el director de la policía, general Nivar Seijas, interrumpieron, en la madrugada de ayer, el proceso de recuento de votos emitidos en las elecciones de la República Dominicana, cuyos primeros resultados daban una abrumadora ventaja al candidato de la oposición, Antonio Guzmán. Aunque el propio general Beauchamp lo desmintió en un comunicado radiofónico, fuentes diplomáticas de Santo Domingo confirmaron que, en la práctica, el Ejército y la policía han dado un golpe de Estado en el país.

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Las noticias eran anoche, todavía, muy confusas. Se sabe que a las cinco de la madrugada de ayer fuerzas del Ejército en uniforme de campaña y efectivos de la policía irrumpieron en la sede de la junta electoral e intervinieron automáticamente las operaciones de escrutinio. Durante unas horas estuvo bajo arresto militar el presidente de dicha junta. Tanques del Ejército ocuparon lugares estratégicos en la ciudad, mientras la policía patrullaba las principales calles de Santo Domingo.La noticia de los acontecimientos sorprendió a los dominicanos cuando acudían a sus trabajos. La mayoría de los comercios no abrió sus puertas y la actividad quedó también suspendida en oficinas públicas y colegios. Durante buena parte de la mañana de ayer fue imposible comunicar telefónicamente desde el exterior con la capital de la República Dominicana.

Los primeros rumores señalaron que tanto el presidente, Joaquín Balaguer, de 71 años, como el principal candidato de oposición, Antonio Guzmán, de 67, habían sido sometidos a arresto domiciliario. Esta información no pudo ser confirmada, aunque sí se sabe de fuentes fidedignas que pocas horas antes de la intervención militar, el presidente Balaguer se había mostrado dispuesto a entregar el poder si resultaba derrotado en las elecciones, y se había manifestado totalmente opuesto a cualquier medida que tratara de obstaculizar el cumplimiento de los deseos populares expresados en las urnas.

Los resultados conocidos de los comicios habían constituido una gran sorpresa. Aunque se contaba con que la elección sería muy reñida y existía constancia del gran relieve político alcanzado en los últimos meses por el Partido Revolucionario Dominicano (PRD), de Antonio Guzmán, en muy pocos sectores se dudaba de la victoria del presidente Joaquín Balaguer y de su Partido Reformista. Sin embargo, los primeros escrutinios demostraron que el PRD aventajaba claramente al partido de Balaguer.

En tanto no se disponga de información más clara, es difícil aventurar hipótesis sobre el significado, origen y orientación de la intervención militar. Según algunas fuentes, no es del todo descartable que la inspiración del golpe haya partido del propio Balaguer, aunque este hecho contradiría sus públicas promesas de respetar los resultados electorales. Para otros observadores, la llegada de Antonio Guzmán al poder significaría, por un lado, un giro moderado de las estructuras del país hacia fórmulas progresistas y, por otro, una clara limpieza en la Administración de Balaguer, acusada de corrupta por los dirigentes del PRD.

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Realmente era difícil de prever una decisión como la que ha tomado el Ejército y la Policía ante el sesgo de las elecciones. La única señal de disconformidad se había producido hace unos meses, cuando Balaguer accedió a legalizar el Partido Comunista. En esa ocasión, el presidente acalló las protestas militares nombrando al general Enrique Pérez y Pérez (considerado como «pinochetista» dentro de las fuerzas armadas), comandante en jefe de la más importante guarnición del país. El general Pérez, anterior responsable de la policía, se había distinguido por su feroz persecución de personas de ideología izquierdista. En algunos medios se especula incluso con la posibilidad de que sea este hombre el auténtico inspirador de la intervención militar.

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