Editorial:

La abstención en las elecciones a Cámaras Agrarias

LA RECIENTE publicación en el BOE de la orden ministerial sobre la delimitación de funciones de las nuevas Cámaras Agrarias obliga a hacer algunas reflexiones sobre el conflictivo y debatido tema de las elecciones convocadas para cubrir los cargos directivos de estos órganos el próximo día 21 de mayo.La convocatoria -que en principio fue para el 30 de abril- no fue bien recibida por las organizaciones profesionales y sindicatos agrarios, que veían en las nuevas Cámaras una amenaza para su propio desarrollo sindical. Algunas de estas organizaciones pidieron en su día unas auténticas elec...

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LA RECIENTE publicación en el BOE de la orden ministerial sobre la delimitación de funciones de las nuevas Cámaras Agrarias obliga a hacer algunas reflexiones sobre el conflictivo y debatido tema de las elecciones convocadas para cubrir los cargos directivos de estos órganos el próximo día 21 de mayo.La convocatoria -que en principio fue para el 30 de abril- no fue bien recibida por las organizaciones profesionales y sindicatos agrarios, que veían en las nuevas Cámaras una amenaza para su propio desarrollo sindical. Algunas de estas organizaciones pidieron en su día unas auténticas elecciones sindicales en el campo, pero nunca especificaron en qué podrían consistir éstas, ya que los titulares de explotaciones agrarias son empresarios, por muy pequeñas que sean sus parcelas.

Las dificultades surgidas en la elaboración de los censos vinieron después a enturbiar más el problema. Había acusaciones directas de que se intentaba el «pucherazo», acusaciones que, en buena parte, no estaban exentas de razones.

Pues bien, sin entrar hoy en la filosofía de estas elecciones -que creemos, en principio, positivas para el funcionamiento de nuestra agricultura-, sí habría que admitir que las últimas actuaciones de la Administración demuestran una limpieza desusada cuando se organizan elecciones desde el Poder. Se ha ofrecido garantía de neutralidad repetidamente, se han ampliado los plazos de presentación de reclamaciones al censo, se ha incrementado el período de campana electoral y se han delimitado las funciones de las futuras Cámaras.

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Así parece que lo ha entendido la gran mayoría de las organizaciones y sindicatos que, aun a regañadientes, se han decidido ya a competir. Sólo queda indecisa y aislada la Unió de Pagesos catalana, que ha seguido últimamente un proceso de radicalización de posturas y de furibundo nacionalismo que no se sabe muy bien en qué puede desembocar.

Una reflexión al Gobierno. Cuando las organizaciones y sindicatos deciden ir a las elecciones están firmando un cheque en blanco de confianza en la pureza democrática de tales elecciones. Que se sepa que un fraude en este sentido podría acabar con la credibilidad que trabajosamente se ha ido consiguiendo en el campo durante las últimas semanas.

Y otra a los sindicatos campesinos para que se planteen el tema de las elecciones desde una perspectiva más amplia y menos utópica de como se lo plantean actualmente en alguna región española. La incipiente democracia y el propio sector agrario saldrían perjudicados si las Cámaras Agrarias se convierten en un reducto de los intereses caciquiles. Por ello, es necesario apoyar y promover todo tipo de candidaturas democráticas con objeto de cerrar el paso a los caciques de siempre, lo cual parece decisivo para el futuro del campo español.

Los problemas del campo son tantos y tan variados, que los agricultores no se pueden permitir el lujo de despreciar la la posibilidad de entrar democráticamente a formar parte de unas Cámaras Agrarias que pueden ser la solución de muchos problemas del campo español. Pedir la abstención no deja de ser un absurdo contrasentido y una reacción pueril de unas organizaciones que conocen muy poco de sistemas democráticos. Quienquiera que asista en la actualidad a la polémica de «abstención, sí; abstención, no» no puede por menos que recordar la postura adoptada por las fuerzas políticas de izquierda ante el referéndum de 1975.

La responsabilidad de los grupos que propugnan la abstención, en base a razonamientos demagógicos y poco pragmáticos, será grande si los problemas del sector agrario entran en un estancamiento producto de la falta de participación de los campesinos en estas elecciones.

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