Schmidt y las elecciones francesas

«(...) Si la mayoría sobrevive seguiremos, naturalmente, en el eje de la diplomacia actual. Si la oposición socialista-comunista vence, el acontecimiento adquirirá una dimensión considerable, puesto que llevará a cambiar, por completo, nuestra política exterior. De hecho, hay pocos países en los cuales, en período electoral, las relaciones exteriores desempeñan un gran papel (...).Sin embargo, a nuestras puertas: hay dos. Una potencia temporal: Alemania Federal, confrontada de forma permanente al mundo del Este. Una potencia espiritual: el Vaticano, al que agrada poco el eurocomunismo o todo l...

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«(...) Si la mayoría sobrevive seguiremos, naturalmente, en el eje de la diplomacia actual. Si la oposición socialista-comunista vence, el acontecimiento adquirirá una dimensión considerable, puesto que llevará a cambiar, por completo, nuestra política exterior. De hecho, hay pocos países en los cuales, en período electoral, las relaciones exteriores desempeñan un gran papel (...).Sin embargo, a nuestras puertas: hay dos. Una potencia temporal: Alemania Federal, confrontada de forma permanente al mundo del Este. Una potencia espiritual: el Vaticano, al que agrada poco el eurocomunismo o todo lo que se le parezca.

Hace unos días, en una conversación privada, el canciller Helmut Schmidt, evocando en presencia de eminentes interlocutores franceses la eventualidad de la presencia de comunistas en el Gobierno de París, comentaba:

«Estoy horrorizado. Miren hacia nuestras fronteras o bien a los territorios próximos de nuestras fronteras... La República Democrática, al Este...Italia, conmocionada, al Sur (...)

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Si, en el Occidente, Francia se hunde, ¿qué quieren ustedes que yo haga? No me queda otra solución que arrojarme al Rin.»

23 febrero

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