Comunistas y socialistas italianos estrechan el cerco al Gobierno monocolor

Los secretarios de los Partidos Comunista y Socialista, Enrico Berlinguer y Bettino Craxi, respectivamente, han fijado en una conversación de dos horas la táctica que seguirán para «superar el Gobierno Andreotti». Por ahora, identidad de opiniones sobre la gravedad de la situación y unidad en exigir que el acuerdo programático, sobre el que se rigen las actuales alianzas políticas, sea puesto al día y se apoye en mayores garantías políticas.

Craxi declaró: «La crisis de Gobierno no está formalmente abierta, pero la crisis política se ha agravado.»

Por otro lado, los seis part...

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Los secretarios de los Partidos Comunista y Socialista, Enrico Berlinguer y Bettino Craxi, respectivamente, han fijado en una conversación de dos horas la táctica que seguirán para «superar el Gobierno Andreotti». Por ahora, identidad de opiniones sobre la gravedad de la situación y unidad en exigir que el acuerdo programático, sobre el que se rigen las actuales alianzas políticas, sea puesto al día y se apoye en mayores garantías políticas.

Craxi declaró: «La crisis de Gobierno no está formalmente abierta, pero la crisis política se ha agravado.»

Por otro lado, los seis partidos constitucionales comenzaron ayer una difícil ronda de conversaciones para hablar de economía, orden público y sobre todo para estudiar el modo de evitar los referendums pedidos por los radicales que, según la corte constitucional, son legítimos y tendrían que celebrarse en primavera. Todos los partidos políticos están de acuerdo en que los radicales han abusado de un instrumento de democracia directa, como es el referéndum sobre el divorcio, hicieron todo lo posible por modificar la ley. En realidad, para la conquista del poder prefieren la democracia parlamentaría, en la que se puede tratar y negociar mejor y porque una ruptura entre laicos y «confesionales» sería perjudicial a su táctica.

De repente, este problema se ha constituido en el centro de la atención política, sobre todo de los dos grandes partidos, Comunista y Democracia Cristiana. A ninguno de los dos les conviene una drástica consulta sobre problemas sobre los que se pueden poner de acuerdo en el Parlamento.

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