Tribuna:DIARIO DE UN SNOB

Cabaret político

Esta vez se ha armado más lío que otras veces, porque a mí me han prohibido regularmente en Televisión Española y aquí nadie ha dicho una palabra más alta que otra. Por eso me hace ilusión que ahora salga la comunista Pilar Brabo y salga un socialista defendiéndonos a Yale, José María García y a mí, pues esto quiere decir que ya somos objeto de democracia, los periodistas, rex democrática, rex política, rex pública. Estos días soy una rex que ve caer la nieve detrás del cristal de la ventana.Cuando parece que ya íbamos a ganar la cosa, hombre, y que teníamos razón, se cruzan por ...

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Esta vez se ha armado más lío que otras veces, porque a mí me han prohibido regularmente en Televisión Española y aquí nadie ha dicho una palabra más alta que otra. Por eso me hace ilusión que ahora salga la comunista Pilar Brabo y salga un socialista defendiéndonos a Yale, José María García y a mí, pues esto quiere decir que ya somos objeto de democracia, los periodistas, rex democrática, rex política, rex pública. Estos días soy una rex que ve caer la nieve detrás del cristal de la ventana.Cuando parece que ya íbamos a ganar la cosa, hombre, y que teníamos razón, se cruzan por medio los condenados a muerte, o sea el debate sobre la pena de muerte, y ya no hay nada que hacer, porque nosotros no estamos (todavía) condenados a muerte. Es lo que tiene la democracía y ya nos advierte Pilar Urbano que no hay que hablar todos a la vez ni hablar de todo a la vez. Los católicos profesionales, como don Landelino, defienden sensatamente la pena de muerte, y otros católicos profesionales, en un periódico, defienden a Televisión Española por habernos prohibido, ya que la televisión no puede convertirse en propaganda de extremismos. ¿Acaso no es un extremismo la pena de muerte?

Lo malo de la democracia es que en ella se tratan absolutamente todas las cuestiones, y claro, siempre hay cuestiones más importantes que uno. Por ejemplo ahora lo de la pena de muerte. Los mismos que están a favor de la pena de muerte, están en contra del aborto, porque la vida humana es sagrada, dicen. Se conoce que cuando la vida humana lleva gabardina vieja y barba carcelaria ya es menos sagrada.

Cabaret político es como se iba a llamar nuestro espacio televisivo, pero ya no hace falta, porque hay un cabaret político en la Carrera de San Jerónimo y otro en el Senado. O sea que Lazarov pensó en cambiarle el nombre a la cosa y salió eso de Cabaret de las ideas, que no me gusta nada, porque es como si las ideas saliesen enseñando los muslos con ligas negras, tipo Liza Minnelli. Un periodista mal informado lo llama Cabaret del humor político, denominación tan explicativa y obvia que sólo puede proceder de las escuelas pías del periodismo de la obviedad.

A la obviedad hay que añadir ambigüedad cuando se informa al lector de que nuestros emolumentos eran de trescientas mil pesetas, sin especificar si para los tres o para cada uno. «No especifiques, que algo queda», me dijo Voltaire mientras se hacía las uñas con el filo de la guillotina.

Luego hay en algún sitio un N. de la R. que es lo único que realmente me ha movido a volver sobre este famoso y aburrido caso. Este N. de la R., queriendo penitenciar nuestras (hipotéticas) intervenciones en la tele, lo que hace es diseñar el proyecto ideal que renovaría y alegraría esta televisión de tácitos, ucedés y ariasalgados. Así cuando dice: «Creer que la democracia o la supresión de la censura pueden autorizar la ofensa a una parte del país y la propaganda de extremismos de cualquier naturaleza en la TVE es o inconsciente o claramente abusivo.»

Mi querido y desconocido colega N. de la R. (las N. de la R. siempre son un señor, porque no se escriben solas ni en pleno redaccional) ha redactado lúcidamente un sueño que yo no sabía expresar, o sea la necesidad de que TVE ofenda a una parte del país, y no a todo el país, como ofende ahora con su mal gusto, su vulgaridad, su comercialidad, su horteridad y su currojimenidad. Asimismo, la televisión tendría que hacer propaganda a los extremismos de toda naturaleza, desde los sexuales hasta los políticos, para no servirsolamente al extremismo del centrismó, que es el más peligroso de los extremismos, por no hablar del extremismo de la pena de muerte (que me parece haber citado ya), el extremismo navideño (que empieza a anunciar turrones en octubre) y el extremismo futbolístico, que es un extremismo reprisado y con moviola. Si de verdad la tele es para todos, debieran repetir también los muslos de Bárbara Rey, y no sólo los de Rubén Cano.

El que tiene que hacer Cabaret político es N. de la R., aunque temo que la disciplina que abraza no le permita frecuentar cabarets.

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