Cartas al director

Un hospital fantasma

El pasado día 15 de noviembre, EL PAIS publicaba unas extensas declaraciones sobre la asistencia de los enfermos neurológicos en España, en opinión del doctor Gonzalo Moya. Como neurólogo, ciertamente no puedo por menos de solidarizarme con estas declaraciones, en la convicción de que posiblemente sean los enfermos neurológicos los más desatendidos en los hospitales españoles. La injusticia de esta situación, que es totalmente real, no debiera, sin embargo, servir de cortina de humo para ciertas sugerencias que parecen infiltrarse en sus declaraciones.En primer lugar, parece deducirse de que e...

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El pasado día 15 de noviembre, EL PAIS publicaba unas extensas declaraciones sobre la asistencia de los enfermos neurológicos en España, en opinión del doctor Gonzalo Moya. Como neurólogo, ciertamente no puedo por menos de solidarizarme con estas declaraciones, en la convicción de que posiblemente sean los enfermos neurológicos los más desatendidos en los hospitales españoles. La injusticia de esta situación, que es totalmente real, no debiera, sin embargo, servir de cortina de humo para ciertas sugerencias que parecen infiltrarse en sus declaraciones.En primer lugar, parece deducirse de que existe algo así como un hospital «fantasma», aparentemente ya construido, y a la espera -según parece- de pacientes neurológicos. De verdad, que tendría verdadera curiosidad porque me explicaran quién lo ha mandado construir, con qué organismo (Colegio de Médicos Y Sociedad Española de Neurología, por ejemplo) se ha discutido su oportunidad, y dónde se ha anunciado su existencia porque, la verdad, es la primera noticia quede ello tengo. ¿O es que se trata de un «Pirarnidón Neurológico»?

El problema de la Neurología en los hospitales españoles no debiera utilizarse empleando el tono melodramático de esas declaraciones, y apelando al chabolismo del barrio de San Blas o arremetiendo contra los ginecólogos y su responsabilidad en la subnormalidad. El doctor Moya, que sin duda tiene el mérito de haber creado el Servicio de Neurología más fantásticamente dotado quizá de toda Europa cuando gozaba del padrinazgo del ministro Alonso Vega y un fácil acceso a El Pardo, debería conformarse con sacar el máximo rendimiento de algo que debe de estar sólo al servicio del ciudadano.

Aparentemente, con la vista sobre el famoso «hospital fantasma» de la entrevista, esta parece querer inducir a la idea de que los enfermos neurológicos necesitan algo así como «institutos» para ser atendidos. La idea es maníquea, a mi parecer. Necesitan, simplemente, un lugar en los hospitales de asistencia habitual a la población, unos medios no demasiado fantásticos y, eso sí, médicos bien formados y con entrega. Tan sencillo y tan difícil, los enfermos neurológicos, como quienes con ellos trabajamos, nos daríamos ahora con un canto en los dientes en España.-

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