Egipto proseguirá sus negociaciones con Israel hasta el final

El presidente egipcio, Anuar El Sadat, manifestó su intención de continuar el diálogo con Israel «hasta el final, prescindiendo de los otros países árabes, si estos mantenían su actitud de no participación». En unas declaraciones concedidas al New York Times, Sadat anunció que tenía preparada una «sorpresa» para la Unión Soviética, que sería anunciada en las próximas horas. Negó, sin embargo, que se tratara de la ruptura de relaciones, «pero, supondrá una lección para los soviéticos».

El presidente egipcio convocó a El Cairo a su embajador en Moscú, por si se presentaba la ocasión de ex...

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El presidente egipcio, Anuar El Sadat, manifestó su intención de continuar el diálogo con Israel «hasta el final, prescindiendo de los otros países árabes, si estos mantenían su actitud de no participación». En unas declaraciones concedidas al New York Times, Sadat anunció que tenía preparada una «sorpresa» para la Unión Soviética, que sería anunciada en las próximas horas. Negó, sin embargo, que se tratara de la ruptura de relaciones, «pero, supondrá una lección para los soviéticos».

El presidente egipcio convocó a El Cairo a su embajador en Moscú, por si se presentaba la ocasión de expulsar a algunos diplomáticos soviéticos acreditados en Egipto. Responsabilizó a los soviéticos de que los otros estados árabes «hubiesen cometido la impertinencia» de censurar sus iniciativas de paz. Aunque no llegó a amenazar directamente con llegar a una paz separada con Israel, rechazó las decisiones de los otros países árabes, que participaron en la «cumbre de Trípoli». Su actitud ponía de relieve una completa seguridad de que al final, todos se verían obligados a seguirle.

Al referirse a la ruptura de relaciones con dichos estados, el presidente egipcio señaló que «quería demostrarles que Egipto era un país civilizado que estaba dispuesto a reanudar las relaciones siempre que se comportaran correctamente, ya que se trataba de una ruptura provisional». Dijo que Siria sería bien acogida en la conferencia de El Cairo, si se decidía a ello, aunque antes no se hubiesen reanudado las relaciones diplomáticas. Acusó, por otro lado, a los soviéticos de incitar a la Organización para la Liberación de Palestina a que criticase a Egipto.

Sadat no especificó sus espectativas con relación a la conferencia de El Cairo, pero se mostró firmemente decidido a proseguir sus planes hasta conseguir un acuerdo de paz total. Su actitud era eufórica por lo que consideró como reacción entusiasta ante sus esfuerzos pacificadores que se había producido tanto en Egipto e Israel, como en casi todo el mundo.

Interrogado sobre si esperaba una propuesta concreta de parte israelí, el presidente egipcio afirmó que habría que esperar a la celebración de la Conferencia de El Cairo. Añadíó que «el tema de la seguridad será tratado», pero no explicó qué es lo que pensaba del mismo.

Repitió varías veces que el documento que se redactará en la reunión de El Cairo serviría de base para la conferencia de Ginebra e insistió en su decisión de seguir adelante sin los otros países árabes, aclarando que si éstos y la Unión Soviética no participaban, esperaba que Estados Unidos, si fuese necesario, presionase sobre Israel para obligarle a realizar ciertas concesiones.

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«La Unión Soviética -afirmó Sadat. puede asistir a la reunión de El Cairo si así lo desea. Si no lo hace, no participará de sus resultados.» El presidente egipcio expresó su desacuerdo con la afirmación soviética de que él no era quién para invitarle a participar en la reunión, ya que esa misión corresponde exclusivamente a Estados Unidos y la propia Unión Soviética, copresidentes de la conferencia de Ginebra.

Sadat no comentó la posibilidad de que la conferencia de Ginebra se realizase sin la participación de la URSS y de los otros países árabes. Esta eventualidad no preocupa aparentemente al presidente egipcio, quien señaló que esperaba la visita a El Cairo del secretario de Estado norteamericano Cyrus Vance.

El presidente egipcio afirmó que sus relaciones con Arabia Saudí eran cordiales y que, aunque los dirigentes de ese país ignoraban sus planes de viajar a Israel y no los aprobaron, sólo se trataba de una diferencia de opinión y nada más.

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