Las autonomías, uno de los problemas de la nueva legislatura británica

La elección de representantes británicos para el Parlamento Europeo y la autonomía de Escocia y Gales son los principales problemas a los que se enfrenta el Gobierno laborista de James Callaghan en el nuevo período legislativo, inaugurado ayer en la Cámara, de los Lores por la reina Isabel II. No obstante, el laborismo cuenta ahora con mejores posibilidades que en la anterior legislatura de sobrevivir hasta el término de su mandato en octubre de 1979, sin necesidad de convocar a elecciones generales anticipadas.

Entre los aspectos positivos para el Partido Laborista destaca la moderada ...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

La elección de representantes británicos para el Parlamento Europeo y la autonomía de Escocia y Gales son los principales problemas a los que se enfrenta el Gobierno laborista de James Callaghan en el nuevo período legislativo, inaugurado ayer en la Cámara, de los Lores por la reina Isabel II. No obstante, el laborismo cuenta ahora con mejores posibilidades que en la anterior legislatura de sobrevivir hasta el término de su mandato en octubre de 1979, sin necesidad de convocar a elecciones generales anticipadas.

Entre los aspectos positivos para el Partido Laborista destaca la moderada reacción de los sindicatos ante la nueva ley de Presupuesto, presentada al Parlamento por el ministro de Finanzas, Denis Healey, la semana pasada, y la aparente decisión del Partido Liberal de mantener su pacto par lamentario con Callaghan. La situación económica aparece también bastante mejorada en relación con el período pasado. La libra esterlina ha experimentado un extraordinario repunte respecto al dólar durante los últimos días (de 1,73 a 1,84), y se calcula que las explotaciones petrolíferas del mar del Norte empezarán a equilibrar la deficitaria balanza de pagos británica a mediados o fines de 1978. La Trade Unions (confederación sindical) se han comprometido también a fijar en un máximo del 10 % sus demandas de aumentos salariales, tras la liberalización de sueldos introducida en el «pacto social», a mediados de este año.

Ayer, sin embargo, mientras Isabel II leía -por primera vez con gafas- el mensaje de la corona en Westminster, el mundo político del país seguía pendiente de las divisiones provocadas en el seno del laborismo por el proyecto de ley preparado por el Gobierno para la autonomía de Escoaia y Gales, que fracasó en la legislatura anterior, y también por los compromisos adquiridos por Callaghan con los demás integrantes de la Comunidad Económica Europea (CEE), en el sentido de realizar en el Reino Unido, durante la presente legislatura, las elecciones de los diputados británicos para el Parlamento Europeo.

Tanto la izquierda laborista, liderada por Michael Foot, como sectores significativos del grupo « socialdemócrata » de Callaghan y del Partido Conservador de Margaret Thatcher, han objetado esos compromisos. Paralelamente, la señora Thatcher y, los grupúsculos de extrema derecha del National Party parecen decididos a trabar al máximo el plan autonomista -dividido ahora en dos proyectos separados- para Escocia y Gales. Los nacionalistas escoceses, que aspiran a disponer en forma «autónoma» del petróleo del mar del Norte, también se oponen a la legislación gubernamental, y amenazan con retirarle a Callaghan sus votos en los Comunes. A estas perspectivas se une la de las huelgas, sectoriales, pero persistentes.

Conocer lo que pasa fuera, es entender lo que pasará dentro, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Archivado En