Cardenal Tarancón: "La escuela única es antidemocrática"

«Imponer a todo un pueblo una forma concreta de pensamiento o de acción, tanto en el orden político como en el social o religioso, será siempre una limitación de la libertad individual y un atentado a la democracia», afirma el arzobispo de Madrid, cardenal Tarancón, en una carta cristiana titulada ¿Escuela única?El purpurado señala que «Hablar de la escuela única en un régimen democrático es, al menos aparentemente, un contrasentido. Depende, desde luego, del concepto que se tenga de la escuela única. Pero la unicidad no se aviene en principio, con el pluralismo propio de toda sociedad ...

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«Imponer a todo un pueblo una forma concreta de pensamiento o de acción, tanto en el orden político como en el social o religioso, será siempre una limitación de la libertad individual y un atentado a la democracia», afirma el arzobispo de Madrid, cardenal Tarancón, en una carta cristiana titulada ¿Escuela única?El purpurado señala que «Hablar de la escuela única en un régimen democrático es, al menos aparentemente, un contrasentido. Depende, desde luego, del concepto que se tenga de la escuela única. Pero la unicidad no se aviene en principio, con el pluralismo propio de toda sociedad democrática.»

Agrega que «si por escuela única se quisiese entender que todas las escuelas deberían ajustarse a un plan mínimo técnico y pedagógico para que todos los niños y jóvenes, de cualquier clase o condición, puedan recibir una educación de calidad y que se atienda en las escuelas a las exigencias de la justicia social, no habría nada que oponer. Es este un postulado clarísimo de un régimen democrático en el que ha de ser real la igualdad de oportunidades para todos».

«Si por escuela única, prosigue el cardenal, se entiende el que todos los centros educativos hayan de tener la misma orientación e idéntico plan educativo, de tal manera que todos obedeciesen a una misma ideología, a un mismo concepto del hombre y de la vida, etcétera, esta postura sería francamente antidemocrática.»

Seguidamente precisa: «Pretender que la escuela fuese aséptica, neutra, de tal manera que se mantuviese al margen de todo pensamiento religioso y moral, es un absurdo práctico. Porque la formación integral de la persona lleva consigo una concepción del hombre y de la sociedad, que implica el planeamiento del sentido último y trascendente de la persona humana o la referencia a la misma para afirmarlo, para negarlo o para prescindir de él.»

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