Tribuna:DIARIO DE UN SNOB

Tomar El Pardo

Tomar El Pardo, el monte de El Pardo, no es que vaya a ser la toma del palacio de Invierno, pero será, aparte de una victoria ecológica, una gozada para el personal. La Diputación ya se ha pronunciado, claro:El uso del monte de El Pardo por el público debe ser parcial y controlado.

Esos nunca se pasan. Si con la Segunda República el pueblo de Madrid tomó la Casa de Campo, con esto que Máximo llama Tercera Monarquía Española hay que tomar el monte de El Pardo, ahora que Francisco Franco Martínez-Bordiú está despachando pinchos de rojo en la costa y no hay peligro de que def...

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Tomar El Pardo, el monte de El Pardo, no es que vaya a ser la toma del palacio de Invierno, pero será, aparte de una victoria ecológica, una gozada para el personal. La Diputación ya se ha pronunciado, claro:El uso del monte de El Pardo por el público debe ser parcial y controlado.

Esos nunca se pasan. Si con la Segunda República el pueblo de Madrid tomó la Casa de Campo, con esto que Máximo llama Tercera Monarquía Española hay que tomar el monte de El Pardo, ahora que Francisco Franco Martínez-Bordiú está despachando pinchos de rojo en la costa y no hay peligro de que defienda el otoño del patriarca con su telerrifle. Creo que Jose Luis Coll, genial amigo y Buster Keaton de Cuenca, llevó una vez a El Pardo a unafan que tenía, en vida de Franco, Coll lleva siempre en el coche un termo de café, de modo que se tomaron un café en el monte y se volvieron:

-¿Y para eso me has traído a este sitio tan bonito? -decía la fan, que quizá aspiraba a ser algo más que fan.

-Calla, loca, y acábate el termo.

No podía comprender la jai que lo que estaba haciendo José Luis era pegarle un corte de mangas a las esencias y ocupar unos metros de El Pardo (él es pequeño y ocupa poco) en nombre del pueblo de Madrid. Un acto patriótico y vindicativo, no un ligue. El Pardo lo han tenido tomado entre el Club de Golf, el Club de Campo, Puerta de Hierro, el Tiro de Pichón de Somontes, el Tejar de Somontes y los cuarenta años de paz y Franco-Franco-Franco a ti te lo debemos.

Pero nuestra oligarquía y oligocracia, que había sido siempre montaraz, parece que está ahora más porel rollo marinero. Camuñas, un suponer, que tiene o tenía un yate llamado Sañumac (Camuñas al revés), para pegarse la fardada marinera y molar cantidubi en Puerto Banús, o sea, que le trucaba el alterne. Ahora que es ministro y está al servicio de la Patria, debía coger el Sañumac (parece un barco de Salgari), llenarlo de pilaristas y partir a la reconquista de las millas esas jurisdiccionales que nos quita el moranco por un lado y la Europa por el otro. Porque sobre el caso Blanco ya no tiene nada que decir, el chorvo, ya lo ha dicho todo.

Hay quien dice que el Sañúmac lo han comprado los Ruiz-Mateos para navegar de una manera más fina. Estos hermanos, navegantes y patriotas como los Pinzones, son aficionados a Suiza, según se ha sabido, y no se llevan el monte de El Pardo porque abulta mucho y porque los suizos les han dicho que ya tienen el Mont-Blanc. Pero ahora que se buscan travestis para hacer de Carmen Sevilla y Paquita Rico, los Ruiz-Mateos son como unos travestis delos Pinzones y no les falta más que la carabela de Camuñas para descubrir América con el estandarte de Rumasa en plan epopeya.

Tenemos que abrir pronto El Pardo al personal, antes de que pongan allí unas urbanizaIciones horteras, como quieren hacer ahora en la Casa de Campo, aprovechando el sitio que han dejado los zoos, teleféricos, parques de atracciones, torrebrunos, ferias del campo y todas esas bobadas. Yo fui una tarde al monte de El Pardo, con unajai, en vida deljefe, y enseguida nos rodearon a distancia vagos hombres sin rostro, hasta que vino el guarda con buenas maneras a pedirnos el carnet de identidad y advertirnos de que los extraños paseantes forestales podían pegarle a ella y violarme a mí o al revés, según el día que tuvieran. Rarísima tolerancia con aquellas bandas la de aquel guarda que parecía haber leído a Williams Borroughs antes de que se tradujese. O sea, que había que irse. Y yo ni siquiera llevaba el termo para tomarme un café, como Coll.

La Diputación alegará que el personal estropea mucho el monte de El Pardo si se le deja ir allí con la tortilla y la parienta, y no digamos con el ligue, que la parienta deja siempre un rastro de tortilla y la de arte y ensayo vuelve sucia de besos y arena como las heroínas de Lorca. Pero la única manera de que no se corten pinos allí es poner una pareja debajo de cada pino. Así por lo menos la industria de la celulosa tiene que esperar a que la pareja acabe. El monte de El Pardo ha sido monte del Olimpo franquista, con jugadores de golf y de polo, cazadores del gamo a telescopeta y guardia,mora pegándose la cabalgada para llevar un recado de Franco a Mahoma o a la inversa. Hay que tomar El Pardo ahora que por fin se ha muerto Mahoma.

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