Autonomía con sordina

«...Una de las claves del repentino empeoramiento del tema catalán está en la bipolaridad Tarradellas-Asamblea de Parlamentarios Catalanes, que, como todas las situaciones de poder dual, acaban produciendo tensiones, cuando no rupturas. Los catalanes resucitaron políticamente al último presidente en el exilio de la Generalitat, atribuyéndole la función simbólica de enlace con el pasado histórico y considerándole como expresión de la unidad de todas las fuerzas políticas catalanas frente al centralismo, buscada siempre desde que a principios de siglo se fraguó la solidarítat catalana. Pero ...

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«...Una de las claves del repentino empeoramiento del tema catalán está en la bipolaridad Tarradellas-Asamblea de Parlamentarios Catalanes, que, como todas las situaciones de poder dual, acaban produciendo tensiones, cuando no rupturas. Los catalanes resucitaron políticamente al último presidente en el exilio de la Generalitat, atribuyéndole la función simbólica de enlace con el pasado histórico y considerándole como expresión de la unidad de todas las fuerzas políticas catalanas frente al centralismo, buscada siempre desde que a principios de siglo se fraguó la solidarítat catalana. Pero resulta que Tarradellas, halagado por todos y mimado por el poder central, no se ha resignado al papel de símbolo. La destitución de Benet y el descontento de los socialistas catalanes son sólo los índices más patentes de una situación que está lejos de ser idílica.En todo este asunto el Gobierno Suárez no ha jugado con limpieza ni ha puesto todas sus cartas sobre la mesa. Obsesionado por la victoria electoral de la izquierda en el Principado y por los malos resultados de sus candidatos, Suárez no tiene otro objetivo que sacarse la espina de las legislativas con un triunfo en las municipales. Y para ello parece dispuesto a pactar con quien sea y a manejar la autonomía como una pieza de negociación susceptible de beneficiar electoralmente a su partido y aliados. Además de explotar decidida e inmisericordemente las figuras del bloque catalán. Con esta política se pueden conseguir, desde luego, ciertos éxitos tácticos para el Gobierno, pero se puede dañar peligrosamente a los asuntos del Estado. Y el tema catalán, que parecía, a diferencia del vasco, encuadrado en un marco de racionalidad y entendimiento, puede desviarse por derroteros imprevisibles...»

9 septiembre

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