Gutiérrez Mellado, presidente de la Junta de Jefes de Estado Mayor

La reestructuración ministerial y administrativa en orden a la política militar se centra, a nivel de previsiones bien informadas, en la casi segura creación de un Ministerio de Defensa que pudiera ocupar una personalidad civil o un militar que no se encuentre en activo, y el nombramiento del teniente general Gutiérrez Mellado como presidente de la Junta de Jefes de Estado Mayor. Ligado a este nombramiento se apunta la posibilidad de su ascenso a capitán general.

El real decreto-ley de 8 de febrero pasado creo la Junta de Jefes, una vez que se había instituido la figura de jefe de Estad...

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La reestructuración ministerial y administrativa en orden a la política militar se centra, a nivel de previsiones bien informadas, en la casi segura creación de un Ministerio de Defensa que pudiera ocupar una personalidad civil o un militar que no se encuentre en activo, y el nombramiento del teniente general Gutiérrez Mellado como presidente de la Junta de Jefes de Estado Mayor. Ligado a este nombramiento se apunta la posibilidad de su ascenso a capitán general.

El real decreto-ley de 8 de febrero pasado creo la Junta de Jefes, una vez que se había instituido la figura de jefe de Estado Mayor de cada uno de los tres Ejércitos y para «configurar el órgano superior de mando militar conjunto».La institucionalización de los jefes de Estado Mayor suponía el deslinde definitivo entre la cadena de mando militar y la puramente administrativa, y apuntaba claramente a un dispositivo de organización que facilitase la creación del Ministerio de Defensa único, suprimiendo los tres ministerios militares existentes.

La figura del presidente de la Junta de Jefes de Estado Mayor venía atribuida por el real decreto a un teniente general o almirante del grupo de Mando de Armas, o grupo A, es decir, en activo, y le otorga al mismo tiempo la jefatura del Alto Estado Mayor. El fallecimiento del teniente general Fernández Vallespín dejó vacante este último, cargo y ha permanecido sin cubrirse a la espera, sin duda, de que el próximo nombramiento recaiga en la persona que, de acuerdo con lo previsto, asuma ambas funciones.

En definitiva, la figura del presidente de la Junta de Jefes de Estado Mayor se perfila corno la cúspide de la pirámide militar, de ahí que las previsiones apunten hacia, el teniente general Gutiérrez Mellado como cabeza visible de la importante reforma militar llevada a cabo en estos meses e inspirador de los cambios que, con toda certeza, están en fase de estudio muy avanzado.

Respecto al nombramiento del actual vicepresidente primero del Gobierno para Asuntos de la Defensa como capitán general -el más alto empleo en la escala militar- se mantiene una posición de gran cautela en los círculos militares que hemos consultado.

De una parte se entiende que con ello podrían premiarse los altos servicios prestados por el teniente general Gutiérrez Mellado; de otra se examinan los antecedentes más inmediatos en este sentido -Camilo Alonso Vega y Agustín Muñoz Grandes- ante los que no existe una posición unánime.

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Por fin, se insiste en que propiciar el nombramiento para evitar el pase a la escala B, es decir, a la reserva, del teniente general Gutiérrez Mellado -la fecha prevista es el 10 de abril de 1978- de forma que pueda seguir ocupando puestos de mando activo, podría no ser bien acogido por todos los sectores militares, y en último término, no es necesario para ocupar la presidencia de la Junta de Jefes de Estado Mayor. Se destaca, sin embargo, que la razón última de su ascenso vendría dada por el deseo de premiar sus servicios y por el hecho de que ningún militar en activo -excepto el Rey- tenga ese rango en el Ejército español.

Respecto a la titularidad del Ministerio de Defensa, se insiste en la posibilidad de que fuese un civil quien lo ocupase en el próximo Gabinete, y en todo caso una personalidad militar apartada del servicio activo. En este sentido se ha apuntado el nombre del teniente general Manuel Díez Alegría -actualmente en la escala B-, embajador de España en El Cairo, como figura intermedia entre la situación actual y un ministro civil al que se encomendase en próximos Gabinetes la política de Defensa.

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