El palacio de Altamira, en peligro de ser derruido

Un nuevo edificio de Madrid, sobre el que se ha incoado expediente de declaración de monumento histórico-artístico, corre peligro de ser derribado, un poco al estilo de lo que empezó a suceder con el palacio de Gamazo, en la calle de Génova, hace pocas fechas. En esta ocasión se trata del palacio de Altamira, construido, hacia 1770, por el arquitecto Ventura Rodríguez, para el conde del mismo título.El palacio de Altamira está situado en el número 8, de la calle de la Flor Alta, junto a la Gran Vía y está alquilado al Ministerio de Educación y Ciencia que ocupa el edificio con la Escuela de Ma...

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Un nuevo edificio de Madrid, sobre el que se ha incoado expediente de declaración de monumento histórico-artístico, corre peligro de ser derribado, un poco al estilo de lo que empezó a suceder con el palacio de Gamazo, en la calle de Génova, hace pocas fechas. En esta ocasión se trata del palacio de Altamira, construido, hacia 1770, por el arquitecto Ventura Rodríguez, para el conde del mismo título.El palacio de Altamira está situado en el número 8, de la calle de la Flor Alta, junto a la Gran Vía y está alquilado al Ministerio de Educación y Ciencia que ocupa el edificio con la Escuela de Maestría Industrial. La propiedad del inmueble ha solicitado de la Gerencia Municipal de Urbanismo que le otorgue la correspondiente licencia de demolición, en base a la ruina que presenta el edificio y previa declaración de existencia de ésta.

El edificio no vio incoado el expediente de declaración de monumento histórico-artístico hasta el 27 de octubre del año pasado, que fue publicado en el Boletín Oficial del Estado el día 17 de noviembre siguiente. Sin embargo, en el mes de julio de 1976, el Ayuntamiento de Madrid concedió un plazo de cinco días a la propiedad para que procediera a las obras de reforma imprescindibles. A pesar de ello, ahora resulta, según informó a EL PAIS la comisión preparatoria de la Asociación de Defensa del Patrimonio Artístico, que está carcomida la viguería de madera del edificio lo que amenaza el derrumbamiento de toda la techumbre. Si esto llegara a ocurrir, lo primero que sufriría los efectos sería la fachada, considerada como una obra arquitectónica de primera importancia.

EL PAIS intentó, durante toda la mañana de ayer, ponerse en contacto con diversas personalidades de la Gerencia Municipal de Urbanismo para que se le informara sobre si la licencia de derribo del edificio había sido concedida. Sin embargo, a la hora de cerrar esta edición, no lo había conseguido, a la espera de, que alguna alta instancia de Gerencia diera el oportuno permiso.

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