Nixon hace balance de sus éxitos en política exterior

La «salvación» de Pakistán occidental de una invasión de la India durante la guerra de Bangladesh, en 1971, y el impedir el derrocamiento del presidente egipcio, Sadat, en los últimos días de la guerra árabe-israelí de 1973, fueron dos de las acciones más importantes del ex presidente Richard Nixon en política exterior durante los cinco años que duró su mandato, según reconoció él mismo en una entrevista televisada la noche del jueves.

En la segunda de sus cinco conversaciones de hora y media con el periodista británico David Frost, dedicada íntegramente a temas de política internac...

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La «salvación» de Pakistán occidental de una invasión de la India durante la guerra de Bangladesh, en 1971, y el impedir el derrocamiento del presidente egipcio, Sadat, en los últimos días de la guerra árabe-israelí de 1973, fueron dos de las acciones más importantes del ex presidente Richard Nixon en política exterior durante los cinco años que duró su mandato, según reconoció él mismo en una entrevista televisada la noche del jueves.

En la segunda de sus cinco conversaciones de hora y media con el periodista británico David Frost, dedicada íntegramente a temas de política internacional, Nixon apareció mucho más tranquilo y relajado que en la primera, que se había centrado en el escándalo Watergate. El ex presidente, que cobrará aproximadamente un millón de dólares por la serie de entrevistas, se mostró sonriente y se permitió bromear con algunas de las preguntas que le hizo un David Frost mucho menos agreviso que en la anterior ocasión. No hubo, sin embargo, ninguna revelación especial y sí un montón de pequeñas anécdotas.En 1971, Nixon fue informado de que Indira Gandhi se disponía a atacar Pakistán práctidental, una vez ganada prácticamente la guerra en Pakistán oriental, que se convertiría, desde entonces en el Estado independiente de Bangladesh. Un show de las fuerzas navales estadounidenses contribuyó a hacer desistir de sus propósitos. al ejército indio, según reveló Nixon en la entrevista citada.

Durante la guerra árabe-Israelí de 1973, Nixon dio orden a su secretario de Estado, Henry Kissinger, de enviar urgentemente a Israel «todo lo que vuele», en una operación de suministro de material bélico sin precedentes. El hecho de que se diera la alerta nuclear al ejército norteamericanó estuvo motivado porque Nixon creía que la Unión Soviética podía intervenir en el conflicto y que estaba en condiciones de enviar tropas a combatir al lado de Egipto. El ex presidente definió a Kissinger como un «genio», pero reconoció que habían existido enfrentamientos entre éste, cuando era consejero nacional de Seguridad, y el entonces secretario de Estado, William Rogers. Según dijo Nixon, Kissinger gustaba de dominar a los demás y estaba muy celoso de sus prerrogativas. Además, llegó a ocultar información al secretario de Estado, por temor a que éste pudiera «filtrar» a la prensa.

Nixon reveló en la entrevista que cuando Rógers cesó como secretario de Estado, pensó en John Connay para -sustituirle, pero que finalmente se decidió, por Heriry Kissinger. Connally fue quien convenció a Nixon de bombardear Hanoi y minar el puerto de Haiphong, en 1970, cuando era secretario del Tesoro, mientras que Kissinger se opuso a esta acción.

La Agencia Central dé Espionaje (CIA), no salió bien parada de la entrevista, ya que Nixon se quejó de los informes que recibía de la misma cuando estaba en la Casa Blanca y dijo que la CIA se equivocó rotundamente en sus previsiones de las elecciones chilenas de 1970, que dieron el trifunfo a Allende, en el derrocamiento de Sihanuk, en Camboya, el mismo año, y en el inicio de la guerra del Yon Kippur, en 1973.

Cuando Nixon expresó preocupación por la política norteamericana en Camboya, a raíz de una matanza de estudiantes en la Universidad de Kent, Kissinger le consoló diciéndole: « Recuerde a la mujer de Lot: nunca mire hacia atrás ... ». Nixon, que calificó a Kruschev como un hombre «brillante, pero con complejo de inferioridad» y a Brejnev, como «más seguro de sí mismo, pero más cauteloso», dijo que la distensión con la URSS podría definirse así: «Tenemos que aprender a vivir juntos, o a morír juntos.»

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