Perspectivas de un frente común de los países industrializados frente a los pobres

Los siete dirigentes de las principales potencias industrializadas del bloque capitalista pasaron revista, en su primera jornada, a la situación socioeconómica occidental. Para solucionar el paro, sin reactivar la inflación, hubo intercambio de ideas y buenos propósitos. Los países «motores» prometen sostener sus objetivos de crecimiento para 1978 (6 % en Estados Unidos; 6,7 % en Japón y 5 % en la RFA) y los demás esperan ir a remolque.De los tres objetivos fundamentales del encuentro de Londres (reactivación económica, política energética y relaciones con los países en vías de desarrollo)...

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Los siete dirigentes de las principales potencias industrializadas del bloque capitalista pasaron revista, en su primera jornada, a la situación socioeconómica occidental. Para solucionar el paro, sin reactivar la inflación, hubo intercambio de ideas y buenos propósitos. Los países «motores» prometen sostener sus objetivos de crecimiento para 1978 (6 % en Estados Unidos; 6,7 % en Japón y 5 % en la RFA) y los demás esperan ir a remolque.De los tres objetivos fundamentales del encuentro de Londres (reactivación económica, política energética y relaciones con los países en vías de desarrollo) dos de los más importantes quedan por discutir hoy en la reunión en la que intervendrá el presidente de la Comisión Europea, Roy Jenkis, y en la que James Callaghan asumirá el doble mandato de «premier» británico y presidente en funciones del Consejo de la CEE.

Los países occidentales industrializados saben bien que, para salir de la crisis, hay que contar con la cooperación -y moderación de los países en vías de desarrollo que controlan, sobre todo en el caso europeo, el suministro de materias primas.

De ahí que uno de los pocos resultados que cabe esperar del encuentro de Londres sea, probablemente, una postura conjunta del bloque industrializado para la reunión final de la «Conferencia para la Cooperación Económica Internacional», denominada también «Conferencia Norte-Sur», que se celebrará en París del 30 de mayo al 2 de junio.

Francia, Gran Bretaña, Italia y la RFA tienen, junto con los demás paises de la CEE, la misma óptica en materia de relaciones con los «países en vías de desarrollo». Proponen crear un fondo común para garantizar los beneficios de las exportaciones de materias primas, ayudar (con un primer préstamo de mil millones de dólares) a los países más pobres del planeta, y definir una nueva estrategia energética

Washington, menos dependiente que Europa en petróleo y otras materias primas, se muestra más reservado en el «diálogo Norte-Sur». Jimmy Carter llega con nuevas ideas y acepta el principio propuesto por los europeos, aun que quiere discutir las modalidades exactas del sistema que debería garantizar el «precio mínimo» de las materias primas producidas en el Tercer Mundo.

Reducción del consumo

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Nadie ignora que uno de los capítulos fundamentales del «diálogo Norte-Sur» pasa por las futuras relaciones entre países productores y países consumidores de petróleo. Por parte de los siete dirigentes iparticipantes a la «cumbre» de Londres hay unanimidad en reducir el consumo energético (todo el mundo esta de acuerdo con la iniciativa Carter) y en buscar otras alternativas a la crisis energética.

Es ahí, en lo energético, donde los roces entre los «grandes» pueden perdurar. Carter quiere una limitación de crecimiento en el sector nuclear y desea controlar el mercado del átomo para evitar, dice, el uso con fines bélicos. Los europeos, franceses y alemanes en particular, no están de acuerdo con las ideas de Carter. Quieren conservar su frágil industria nuclear y la libertad de comercio, con «fines pacíficos», con terceros países.

En Londres hay unanimidad en activar la economía, ciertas discrepancias en la forma de dialogar con los países en vías de desarrollo y diferencias, en definitiva, sobre las concepciones del futuro energético entre Estados Unidos y Europa.

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