Dimite J. J. Servan Schreiber

Después del clima crítico que produjo la confrontación «fratricida» entre los gaullistas y los giscardianos en el recinto parlamentario, al final del día otra deserción no gauIlista en la mayoría gubernamental ilustró el momento grave que está viviendo el poder: el diputado de Nancy, Jean Jacques Servan-Schreiber, que ha pasado por ser un consejero del presidente declaró que renunciaba a la misión que le había encomendado este último hace dos semanas para concretar el paquete de reformas que necesitaría la sociedad francesa y y que serían conocidas a finales de año en curso. Al mismo tiempo i...

Después del clima crítico que produjo la confrontación «fratricida» entre los gaullistas y los giscardianos en el recinto parlamentario, al final del día otra deserción no gauIlista en la mayoría gubernamental ilustró el momento grave que está viviendo el poder: el diputado de Nancy, Jean Jacques Servan-Schreiber, que ha pasado por ser un consejero del presidente declaró que renunciaba a la misión que le había encomendado este último hace dos semanas para concretar el paquete de reformas que necesitaría la sociedad francesa y y que serían conocidas a finales de año en curso. Al mismo tiempo indicó que no era partidario del voto de confianza pedido por el primer ministro, y que «su desacuerdo es total con la estrategia del señor Barre».Por lo que se refiere a la intervención sorpresa del presidente de la República, a primeras horas de la noche de este viernes «será decisiva en estos momento, difíciles, pero conviene adelantarse sobre su contenido», se comentaba anoche en París. El portavoz del RPR gaullista, Ives Guena, por la tarde en la asamblea, había casi deletreado sus palabras para afirmar que «el resultado de las últimas municipales fue esencialmente político y pudiera muy bien repetirse en las legislativas». Esta observación respondería perfectamente, en la mentalidad de toda mayoría, a un clima de intoxicación consistente en «hacerles ver los franceses que la victoria de la izquierda es cosa segura». Este dato, teniendo en cuenta la dimensión profundamente conservador de la sociedad francesa, constituye un elemento decisivo en estos momentos, que el presidente podría no despreciar.