Cartas al director

«Inseguridad social»

Mi primer enfrentamiento serio con el dolor físico -un cólico nefrítico verdaderamente insoportable- ha venido acompañado de la irritación más profunda producida al comprobar ese tremendo timo que, rayando en lo criminal, aquí llamamos además «Seguridad Social».He tenido ocasión de ver en estos días cómo la buena gente que allí, ignorantes, acudirnos. somos amontonados, maltratados y, lo que es peor, burlados, abusando así de nuestra indefensión física y de nuestra inexistente protesta colectiva.

Tuve mi primer ataque de dolor en la madrugada del 1 de marzo, y en el servicio de urgencia...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Mi primer enfrentamiento serio con el dolor físico -un cólico nefrítico verdaderamente insoportable- ha venido acompañado de la irritación más profunda producida al comprobar ese tremendo timo que, rayando en lo criminal, aquí llamamos además «Seguridad Social».He tenido ocasión de ver en estos días cómo la buena gente que allí, ignorantes, acudirnos. somos amontonados, maltratados y, lo que es peor, burlados, abusando así de nuestra indefensión física y de nuestra inexistente protesta colectiva.

Tuve mi primer ataque de dolor en la madrugada del 1 de marzo, y en el servicio de urgencia del ambulatorio correspondiente me diagnosticaron el cólico, dándome sedantes y enviándome al médico de cabecera que pasa consulta a unas cincuenta o sesenta personas diarias entre las 12.30 y las 13.30 horas), que a su vez me envió al urólogo-especialista (que pasa consulta a unas treinta o cuarenta personas diarias entre las diecisiete y las dieciocho horas), y que a su vez me mandó realizar un análisis de orina y una radiografía. En la sección encargada de los análisis me indicaron que hasta pasados unos ocho días no me darían los resultados. Y en la de Rayos X me dieron hora «para la semana siguiente»... a la cual. y pese a mis intensos dolores pude sobrevivir. Cuando al fin me hicieron la radiografía me dijeron que debía esperar dos días más a los «resultados».

Nunca se me indicó ningún tratamiento de comida, y ante la indefensión más absoluta, en uno de los momentos en que el dolor fue especialmente cruel, fui trasladado por un amigo al hospital Clínico. donde. pese a algunas objeciones, que allí pusieron para aceptar mi ingreso como urgente pude entrar sin duda debido a las poco vistosas convulsiones a las que el dolor tremendo me llevaba. En pocos minutos me hicieron el análisis de orina el de sangre y las radiografías que la «Seguridad Social» me negaba con su dilación. Y confirmado el cólico, me dieron. ¡al fin! un tratamiento de medicación.

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Me podía ira casa más tranquilo. pero no iba a acabar ahí la historia.

En el hospital Clínico me indicaron que-debía entregarles en el plazo de 48 horas un volante del médico de cabecera, con objeto. de pasar la factura de ingreso a la Seguridad Social y no a mí. Y ahí inicié, dolorido, con el cólico por medio, este nuevo calvario de la indignante y casi burlona burocracia que esta maldita «Seguridad Social» del franquismo aún nos colea.

El médico de cabecera (por la mañana) me dio el volante que, sin embargo, no servía sin el sello de la Inspección del Ambulatorio correspondiente, que me fue adjuntado por la tarde, siendo entonces enviado -pues ni aún así servía dicho volante- a la Delegación, Provincial, donde al día siguiente podría ya tener «todo en regla»... En resumen, los enfermos tenemos que-recorrer y realizar el trabajo burocrático interno de la propia Seguridad Social ».

Es evidente que el señor Licinio de la Fuente (ex ministro de Trabajo) y toda la cuadrilla impresentable de neo-franquistas que tras Alianza Popular nos insultan ahora a la cara diciéndonos que hay que conservar lo legado por el franquismo, no han tenido nunca que pasar por el trance cotidiano del dolor de esta «Seguridad Social », por la que tenemos que pasar los que no tenemos ni los fondos ni la influencia para ser atendidos como personas humanas.

Y en mi irritada protesta creo que recojo la indignación hasta hoy callada de tanta gente -sobre todo ya mayores- olvidados por casi todos en estos momentos de la feria electoral política.

Archivado En