Barcelona

La Ley impide un trasplante

El trasplante de dos riñones de cadáver -uno de los cuales debía ser enviado a un hospital francés- se ha visto impedido en Barcelona por la aplicación rigurosa de una ley sobre la declaración de fallecimiento.A raíz del accidente ferroviario ocurrido el pasado lunes en Sant Andréu de la Barca, ingresó en el hospital clínico de Barcelona José Molina, a su entrada ya era prácticamente cadáver, pues estaba descerebrado. Durante veinticuatro horas se le mantuvo artificialmente y se le practicó una artereografía cerebral que demostró que el sistema nervioso estaba muerto. A las 44 horas, con las m...

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El trasplante de dos riñones de cadáver -uno de los cuales debía ser enviado a un hospital francés- se ha visto impedido en Barcelona por la aplicación rigurosa de una ley sobre la declaración de fallecimiento.A raíz del accidente ferroviario ocurrido el pasado lunes en Sant Andréu de la Barca, ingresó en el hospital clínico de Barcelona José Molina, a su entrada ya era prácticamente cadáver, pues estaba descerebrado. Durante veinticuatro horas se le mantuvo artificialmente y se le practicó una artereografía cerebral que demostró que el sistema nervioso estaba muerto. A las 44 horas, con las más modernas técnicas para comprobar si había vida, se comprobó que era cadáver. Los familiares del señor Molina hicieron cesión de los riñones para su trasplante a la unidad que dirige el profesor Gil-Vernet. Uno de los riñones podía ser trasplantado a una enferma que desde hace más de un año se halla en el hospital clínico esperando esta solución, y el otro riñón se ofreció a Eurotrasplant. Precisamente hacia unos días que Eurotrasplant, al igual que en otras ocasiones, había cedido desinteresadamente un riñón procedente de un joven de veintiún años fallecido en accidente en Lucerna (Suiza),y que fue trasplantado con éxito en Barcelona a una señora de veinticinco años, que se recupera con normalidad.

Desgraciadamente las gestiones legales, efectuadas con éxito en ocasiones anteriores, no dieron fruto esta vez y los riñones del cadáver no fueron extraídos ni trasplantados por no existir autorización y temerse las consecuencias legales de una disposición que la actual ciencia médica considera anticuada.

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