Discrepancias entre Londres y Dublín por el convenio antiterrorista europeo

El IRA provisonal sigue siéndo el protagonista más dramático de la vida británica y el punto constante de fricción entre los Gobiernos de Londres y de Dublín. Ahora se vive un nuevo capítulo de este enfrentamiento. Uno de los motivos es la negativa del Eire a formar la convención antiterrorista europea.La razón real del nuevo conflicto está en Estrasburgo, donde Dublín sigue adelante con sus denuncias contra el tratamiento que fuerzas del orden británicas aplicaron hace cinco años en el Ulster a prisioneros del IRA.

A pesar de los intentos del Gobierno de Londres de convencer a la A...

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El IRA provisonal sigue siéndo el protagonista más dramático de la vida británica y el punto constante de fricción entre los Gobiernos de Londres y de Dublín. Ahora se vive un nuevo capítulo de este enfrentamiento. Uno de los motivos es la negativa del Eire a formar la convención antiterrorista europea.La razón real del nuevo conflicto está en Estrasburgo, donde Dublín sigue adelante con sus denuncias contra el tratamiento que fuerzas del orden británicas aplicaron hace cinco años en el Ulster a prisioneros del IRA.

A pesar de los intentos del Gobierno de Londres de convencer a la Administración irlandesa para que retire el caso del tribunal europeo, éste se sigue debatiendo. Gran Bretaña ha asumido su culpabilidad y ha repetido su arrepentimiento. Las torturas en los interrogatorios jamás se van a repetir.

Para el ministro encargado de los asuntos del Ulster, Roy Mason, esa persistencia irlandesa únicamente beneficia al IRA provisional. Hace algunos años -dijo-, nosotros reconocimos que éramos culpables y que catorce prisioneros habían sido maltratados.

Lo admitimos y pagamos las compensaciones correspondientes a las personas afectadas. Yo considero que ésa fue una muestra de madurez democrática por nuestra parte. Continuar la causa en Estrasburgo sólo puede beneficiar al IRA.

La consideración de Mason, que se dio a conocer antes de este fin de semana, consiguió una respuesta airada de Dublín.

El ministro británico había ligado aquel caso con la negativa por parte irlandesa de firmar la convención antiterrorista europea. Paralelamente, Callaghan, el jefe del Gobierno británico, expresó su deseo de presionar a sus colegas irlandeses para que firmaran ese tratado.

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El Gobierno del Eire, al final de un consejo, ha declarado que nuestra determinación de acabar con el terrorismo es bien conocida y no necesita más comentario.

Para los irlandeses, Gran Bretaña no entiende que, a pesar de que el Gobierno de Dublín rechace la convención antiterrorista, es en la República de Irlanda donde hoy en día funcionan leyes más draco nianas para desmantelar a organizaciones terroristas del carácter del IRA provisional.

Dublín no puede firmar la convención antiterrorista porque incluye una cláusula que va en contra de su propia constitución: la que hace referencia a la obligación de los países signatarios a repatriar a posibles refúgiados por delitos terroristas a los que se les quiera dar una motivación política.

Hace menos de un año, el Gobierno irlandés introdujo una ley que da poderes a sus jueces para tratar delitos cometidos en Irlanda del Norte. Por esta razón, Dublín considera que las acusaciones de Londres sobre la reticencia del Eire a perseguir el terrorismo resultan cuando menos injustas.

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