El Senado italiano aprobó la ley de extradición
La comisión de Exteriores del Senado italiano aprobó ayer, dejando el juicio final a la Asamblea, el proyecto de ley para la ratificación y ejecución de dos convenciones entre Italia y España, firmadas en Madrid el 22 de mayo de 1973, la convención de asistencia judicial penal y de extradición y la referente a la asistencia judicial, reconocimiento y ejecución de las sentencias en materia civil y comercial.
El vicepresidente de la comisión, el senador comunista Franco Calamandrei, ha comentado la votación: «Hace meses nuestra comisión consideró unánimemente que era su deber sobresee...
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La comisión de Exteriores del Senado italiano aprobó ayer, dejando el juicio final a la Asamblea, el proyecto de ley para la ratificación y ejecución de dos convenciones entre Italia y España, firmadas en Madrid el 22 de mayo de 1973, la convención de asistencia judicial penal y de extradición y la referente a la asistencia judicial, reconocimiento y ejecución de las sentencias en materia civil y comercial.
El vicepresidente de la comisión, el senador comunista Franco Calamandrei, ha comentado la votación: «Hace meses nuestra comisión consideró unánimemente que era su deber sobreseer la ratificación, hoy, respecto al problema de la credibilidad democrática del régimen de Madrid, todavía no resuelto, ha pasado a primer plano la exigencia de hacer operantes en cuestióri de extradición todos los instrumentos útiles para obtener de las autoridades españolas la colaboración y reciprocidad internacionales necesarias para combatir la criminalidad fascista.»
«En cuanto a las críticas que en ciertos ambientes italianos de Madrid se hicieron a nuestro Parlamento, por haber retrasado hasta ahora la ratificación, quisiera observar -prosiguió Calamandrei- que de aquellos ambientes no nos vino ninguna objeción en 1973, cuando la convención fue firmada, a las concesiones que entonces la convención misma implicaba respecto al régimen franquista. Por eso, sus observaciones actuales me parecen bastante carentes de coherencia, y no porque quieran ser una autocrítica.»