Cartas al director

Cursos de castellano en Francia

En un artículo de Felicia no Fidalgo, en el que, en nombre de «La Asociación de Padres de Familias Españolas», se señalan unas series de irregularidades; en el funcionamiento de los cursos complementarios de español, los profesores de EGB en Toulouse y su región tienen el honor de hacer las puntualizaciones siguientes:En primer lugar hemos de admitir que la organización de las escuelas paralelas en el extranjero constituye un problema complejo y de esa complejidad nacen las dificultades, si bien, no cabe duda de que la acción resulta positiva. Pero cuando aparece una reprobación sistemática en...

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En un artículo de Felicia no Fidalgo, en el que, en nombre de «La Asociación de Padres de Familias Españolas», se señalan unas series de irregularidades; en el funcionamiento de los cursos complementarios de español, los profesores de EGB en Toulouse y su región tienen el honor de hacer las puntualizaciones siguientes:En primer lugar hemos de admitir que la organización de las escuelas paralelas en el extranjero constituye un problema complejo y de esa complejidad nacen las dificultades, si bien, no cabe duda de que la acción resulta positiva. Pero cuando aparece una reprobación sistemática en la que se responsabiliza a todo el mundo, cabe pensar en la afirmación gratuita carente de todo análisis serio del problema.

En Toulouse, según estimaciones oficiosas hay 3.000 niños españoles en edad escolar, de los cuales están escolarizados unos 350. Hemos de precisar que los maestros de este sector hemos visitado, yendo de puerta en puerta, a las familias españolas. Si en honor de la verdad, hemos de decir que muchos padres se han interesado prestando su colaboración, la mayor parte de ellos han mostrado indiferencia e incluso oposición.

Causas: exceso de trabajo en la escuela francesa: necesidad de descanso, prefiriendo que los niños practiquen el deporte y otras actividades. Ciertamente la asistencia a la escuela española implica un trabajo suplementario para los niños, pero no se calibran suficientemente los beneficios que esta enseñanza puede aportarles.

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La responsabilidad en este terreno incumbe a los padres de familia y tanto más cuanto que ya sabemos que los cursos complementarios no tienen obligatoriedad y el maestro, naturalmente, no tiene ningún medio coercitivo al respecto.

La buena voluntad de los maestros en general es irrefutable y si ha habido algún caso de negligencia en el servicio no es inteligente hacer de un caso particular tina norma general.

-En cuanto a la dedicación exclusiva de los maestros, podernos afirmar que además de las horas de clase, preparación y desplazamientos, no tienen demasiado tiempo libre, y si alguno, fuera de su trabajo y sin que falte a su deber, continúa estudios para adquirir más formación, es algo natural que importa al interesado y solamente a él. Nosotros negamos alarticulista y a la APFEEF el derecho que ellos se arrogan de intervenir en asuntos de carácter privado.

María del Carmen Mingusto y otros cuatro Toulouse

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