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Banca y monopolios: un pacto con la realidad / y 2

ROBERTO CENTENOSíguiendo con el tema de la Banca y los Monopolios, pasamos a ocuparnos. ahora, del sector eléctrico donde las interrelaciones que señalábamos en el artículo anterior son, sin duda las más importantes de toda la industria española.Banca y empresas eléctricas

En este caso, y descontando los, argaumentos de política econom,iea general y de política energética que han aconsejado a otros países occidentales la toma de control total por el Estado de este vital sector, existen hoy razones económico-financieras que apuntan, también, en la misma dirección: en efecto, en pr...

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ROBERTO CENTENOSíguiendo con el tema de la Banca y los Monopolios, pasamos a ocuparnos. ahora, del sector eléctrico donde las interrelaciones que señalábamos en el artículo anterior son, sin duda las más importantes de toda la industria española.Banca y empresas eléctricas

En este caso, y descontando los, argaumentos de política econom,iea general y de política energética que han aconsejado a otros países occidentales la toma de control total por el Estado de este vital sector, existen hoy razones económico-financieras que apuntan, también, en la misma dirección: en efecto, en primer lugar, el Plan de construcción (le centrales nucleares, escapará en. breve a la capacidad de financiación de la propia industria, e i:ricluso de la propia Banca en el caso, más que dudoso, de que ésta quisiera dedicar en esta actividad los ingentes recursos económicos que serán neceSários. Por ello, la única alternativa para la financiación de¡ programa nuclear que el país necesita consiste en que éste sea realizado por los consumidores vía incrementos de tarifas, o por el Estado vía accion es concertadas, préstamos o cualquier otro sistema que pueda insitrumentarse. El enorme trasvase de riquezas desde los más (los consumidores y el Estado), a los, menos (los accionistas de las empresas eléctricas), que la adopción de este segundo sistema supondría -plinsese, por ejemplo. que un sector cuyo valor en Bolsa es hoy de menos de 300.1300 millones de pesetas (1),debe invertír en los próximos diez años la fabulosa cifra de 2.500.000 millones de pesetas-, estimo que lo hace completamente inviable.

Catedrático de la Universidad Politécnica de Madrid

El Caserío, de Romero, F. Shaw y Guridi. J. Meneses, P. Farré, F. Hormaeche. Director: W. Moreno Buendía. Lunes, 17 de enero.

En segundo lugar, el sector tiene una estructura compleja con rnultiplicidad de sociedades dispersas. bajo el control de una decena de grupos que controlan el 90/95 % de la energía producida. Esta concentración, cuya máxima expresión es el organísmo común UNESA. no ha resultado, hasta ahora. suficiente para garantizar la optimización técnica y energética que hubiera podido conseguirse si una sola empresa hubiera sido la responsable de la producción y transporte ' de energía eléctrica en todo el país, optímización que,si fue importante en el pasado, es hoy. ante la crisis energética con que nos enfrentamos. absolutamente indispensable. Una importante consecuencia financiera derivada de lo anterior. la constituN e el problema de los défic 1 ts crónicos del mecanismo de compensación interempresas (antes OFILE. hoy OFICO), que varían ampliamente con la hidraulicidad y que son enjugados, a veces, por mecanismos que pueden ser.discutibles, ya que pueden generar ganancias no justificadas si el año fuera húmedo en vez de seco. Otros temas importantes, como es el de la electri Ficación rural, no han encontrado, por su escaso atractivo económico, respuesta adecuada en un marco de empresa privada. Ambas situaciones encontrarían, sin duda, una solución más justa si el sector fuera propiedad del Estado.

En el lado contrario está el gran argumento que siempre se esgri me en favor del mantenimiento del actual «status»: la nacionalización haría perder al sector una buena parte de su eficacía. Es este un argumento importante, no siempre fácil de rebatir, ya que si el sector eléctrico se buracratiza., y su alta dirección se «politiza»., cambiándose los altos ejecutivos. con cada cambio' ministerial, nacionalización puede convertir se en un verdadero desastre. Po esta razón, estimo que una con - dición fundamental para la na cionalización sería la permanen cia de los ejecutivos actuales, o al menossu mayor parte, con la ga rantía de permanencia en el puesto, salvo defectos de gestión, a la persona o personas que se coloquen a la cabeza de la entidad. Los planes eléctricos son planes a muy largo plazo (ocho-diez años), por lo que el sector no resistiría el cambio de ejecutivos en cada crisis de Gobierno. No sería mas que imitar el sistema francés, inglés o italiano, donde los Gobiernos cambian, pero los grandes ejecutivos del sector público tienen un alto grado de permanencia. El controI por unas Cortes democráticas y la crítica razonada y libre harían todo lo demás. En otro orden de cosas, hay qi.íe señalar también que la ambigua situación actual no resulta tampoco sostenible mucho tiempo. La cotización de las acciones del sector eléctrico ha llegado hoy a límites por debajo de toda apreciación racional, e incluso claramente por debajo de lo que sería su valoración en una nacionahzación. si los criterios a utilizar son los mismos empleados en otros países occidentales. En estas condiciones, la capacidad de financiación del sector se sitúa bajo mínimos, ¿qué va a pasar en 1977 si las cotizaciones se mantienen por debajo de la par, con las ampliaciones de capital? Lasconsecuencias están ya a la vista: Las sociedades eléctricas empiezan a retrasar o a anular sus planes de expansión. Si el Estado no interviene decididamente en la financiación, el futuro de la economía española puede verse fuertemente comprometido por la falta de energía, y si interviene, ,cómojustificar el mantenimiento del status privado? - Finalmente existe otro aspecto del problerria que no querría dejar de mencionar aquí. En los próximos meses. el tema nuclear se va a convertir en «leit-motiv» de las elecciones legislativas en numerosas provincias españolas, el no, a tal o cual instalación nuclear será una bandera que puede dar muchos votos a aquellos que la esgriman, y por esta razón será esgrimida, y ello con independencia de la racionalidad o no de tal postura. o de sus consecuencias a largo plazo. Esta situación es, probablemente, inevitable e incluso en ocasiones puede ser muy justa, pues la elección de los emplazamientos ha de , lado. en algunos casos, mnucho que desear, pero desgra ci.adam ente se va a dramatizar ya hacer mucha demagogia alrededor de un tema que, gane quien gane las elecciones, sólo puede tener un desenlace: realización de un amplio plan de construcclones nucleares, única alternativa viable, junto con las posibilidades petrolíferas de nuestro subsuelo, para resolver el problema energético del país en forma satisfactoria. En este sentido, un sector nacionalizado perrnitirá, con mayor facilidad, el tratar y decidir sobre el problema democráticamente, nada de lo cual se ha hecho hasta hoy. La nacionalización y la discusión abierta y responsable, donde todas las partes serían escuchadas, darían. sin duda, un grado de credibflidad a las instalaciones nucleares que nunca podrá darles el sector privado. La nacionalización no será. desde luego, el fin de los problemas en este -terreno, pero creo que ayudará a solucionarlos en buena manera.

Banca y siderurgia integral

Por úItimo queda el sector de la siderurgia integral. que, aunque menos importante que los dos anteriores, existen también razones quejustifican su nacionalización. El tamaño de la economía española no es suficientemente grande Fiara que coexistan armoniosarriente dos siderugias integrales, debido a ello el sector ha ido desarrollándose en forma un tanto anárquica. obligando a la Administración a adoptar decisiones parciales en las instalaciones ewnplementarlas de productos terininados. dimensionándo se en muchos casos en forma inadecuada. Cara al exterior. la du plicidad existente no permite la concentración deseable en la ea pacídad de compra de materias primas. ni el desarrollo de proyectos rníneros suficiente mente ambiciosos, ni una política agresiva de ventas con la creación de filiales en el extranjero. Por otro lado. a financiación de la siderurina inteoral privada se ha realizado en su mayor parte re curriendo rtiasivamente al crédito oficial y al dinero público, lo que pone un grave interrogante al porqué del status privado ya que si el Estado financia la mayor parte. para qué se necesita la iniciativa» privada? De nuevo aquí interés de la Banca no radica probablemente en la rentabilidad de esta industria, sino en él manejo de los fondos. unos 150.000 millones de pesetas. en 1976, y en las operaciones de importación exportación.Como en el caso de CAMPSA, creemos que este terna puede ser solucionado y el interés básico de la Banca respetado, produciéndose en el propio sector una concentración a todas luces faborable para la economía nacional.

Conclusiones

Los esquemas de desarrollo más eficaces para sociedades avanzadas han demostrado ser, hoy por hoy, los que nos ofrecen las economías mixtas, donde las iniciativas privadas y pública coexisten armoniosamente, pero sin que esta arnionía quiera decir. como interpretaron y aplicaron los rectores de nuestra economía durante los años sesenta. que todas aquellas actividades con beneficios quedaran reservadas para la iniciátiva privada, y todas aquellas con pérdidas, para el sector público, contribuyendo a agudizar aún más el coste social del crecimiento econórnico.

En la construcción y aplicación del nuevo modelo de desarrollo que el país necesita para salir de la grave situación actual. la estructura industrial básica de nuestro país debe cambiar sustancialrriente. La gran Banca. que tiene. sin duda, un gran papel que buscar en nuestro futuro económico. debe buscar su nuevo puesto en la sociedad industrial avanzada a la que nos encaminamos, que evidentemente no eltá va en el control de los grandes monopollos sin riesgo económico ello por ser en primer lugar el interés de España, que entiendo debe prevalecer por encima de todo. y en segundo lugar, porque es tarniién su propio interés a p 1 oco que medite. serenamente. sobre el futuro.

(1) Su valor contable es del orden de los 550.000 millones de pesetas.

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