Andreotti, en busca de una solidaridad activa contra el terrorismo

El presidente del Consejo de Ministros, Giulio Andreotti, convocó ayer en el palacio de la presidencia a los secretarios de los partidos políticos para estudiar la situación desencadenada por el terrorismo. Andreotti quiere una solidaridad activa de todos los sectores en la búsqueda de los medios que enérgicamente defiendan el orden público y las instituciones democráticas.

Una bomba colocada en el maletín bajo un pórtico había causado anteayer por la tarde en Brescia, la muerte de Bianca Gritti, una profesora de alemán, de sesenta años, en un instituto de la ciudad. Diez fueron los her...

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El presidente del Consejo de Ministros, Giulio Andreotti, convocó ayer en el palacio de la presidencia a los secretarios de los partidos políticos para estudiar la situación desencadenada por el terrorismo. Andreotti quiere una solidaridad activa de todos los sectores en la búsqueda de los medios que enérgicamente defiendan el orden público y las instituciones democráticas.

Una bomba colocada en el maletín bajo un pórtico había causado anteayer por la tarde en Brescia, la muerte de Bianca Gritti, una profesora de alemán, de sesenta años, en un instituto de la ciudad. Diez fueron los heridos, uno de ellos un «carabinero», graves. Este último episodio de terrorismo, en una ciudad donde en 1974 durante una manifestación antifascista otra bomba causó ocho muertos, se añade al atentado de días pasados contra el jefe del antiterrorismo del Lazio, Alfonso Noce, en Roma, y al tiroteo de Sesto San Giovanni, cerca de Milán. El balance fue de cinco muertos: tres hombres de la seguridad pública y dos terroristas.En el Parlamento, socialistas y comunistas han interpelado al ministro del Interior sobre las medidas que se propone adoptar para asestar un golpe rápido a las centrales operativas de la subversión. El grupo democristiano quiere una acción inmediata del Gobierno que aborte todo foco subversivo de grupos pseudopolíticos. Los partidos y la Federación Sindical Unitaria han enviado telegramas de protesta y solidaridad, mientras el hombre de la calle, cuyas impresiones recoge la radio en sus boletines, exige medidas eficaces, hablando en algunos casos de pena de muerte.

Acuerdo con Yugoslavia

Mientras el Senado discute la ley de reconversión industrial, el Parlamento ratificó ayer a última hora el tratado de Osimo, que regula los problemas de frontera con Yugoslavia. Se trata de una etapa obligada de la derrota en el último conflicto mundial, para dar una solución a una situación de precariedad.El «memorándum» aliado de 1954, que divide a la zona de Trieste en un área A (italiana) y en una B (yugoslava) fue sustituido este año por un tratado firme en Osimo entre Italia y Yugoslavia que contempla la creación de un complejo industrial en el Carso, a caballo de las dos zonas. Osimo es una pequeña ciudad al sur de Ancona. Esta solución conviene a Yugoslavia, porque significa una puerta abierta hacia Europa y un buen mercado de mano de obra. En Italia se quiso en un primer tiempo crear una zona integral franca, fácil en privilegios y evasiones, plan que en seguida fue apoyado, por la derecha pero al final ha predominado la solución del área industrial, aunque comporte inconvenientes de contaminación en una región como la del Carso, con un patrimonio de fauna y flora único en el mundo. El ministro de Relaciones Exteriores, Forlani, replicó ayer a las objecciones de los neofascistas, quienes aún insisten en soluciones nostálgicas, de un carácter nacionalista ya superado, y a radicales y liberales, que por razones diversas se abstuvieron. Comunistas, democristianos, socialistas, socialdemocráticos y republicanos votaron a favor del proyecto oficial.

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