Yugoslavia requiere de Francia mayor cooperación económica

Anteanoche regresó a París el presidente de la República Giscard d'Estaing, tras 48 horas de visita oficial en Yugoslavia Sus conversaciones con Tito fueron calificadas de muy fructuosas. La independencia, concepto diplomático con gran tradición gaullista y que en la geografía de relación de fuerzas mundiales se llama también titismo en honor a la postura neutral de Yugoslavia, figuró en el centro del diálogo entre los jefes de Estado. Giscard también quiso interesar a Tito por la conferencia Norte-Sur entre países pobres y ricos, con el fin de preparar una reactiv...

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Anteanoche regresó a París el presidente de la República Giscard d'Estaing, tras 48 horas de visita oficial en Yugoslavia Sus conversaciones con Tito fueron calificadas de muy fructuosas. La independencia, concepto diplomático con gran tradición gaullista y que en la geografía de relación de fuerzas mundiales se llama también titismo en honor a la postura neutral de Yugoslavia, figuró en el centro del diálogo entre los jefes de Estado. Giscard también quiso interesar a Tito por la conferencia Norte-Sur entre países pobres y ricos, con el fin de preparar una reactivación, frenada por Washington, y apadrinada por el decano de los jefes de Estado del mundo. Por fin, varios proyectos de intercambios económicos fueron estudiados, entre Francia y Yugoslavia, en primer lugar, y con otros países del Mercado Común.A lo largo de este primer viaje oficial de un presidente de la República Francesa al país autogestionario de Tito, este último, según todas las informaciones, se manifestó seguro de que la independencia yugoslava no corría peligro en un porvenir previsible. Los 84 años del mariscal que ha mantenido a su país al margen de los dos grandes bloques militares (comunista y capitalista) inspiran inquietudes por una independencia que Giscard, en cuanto llegó a Belgrado, el lunes pasado, recordó era indispensable para el equilibrio y la paz en Europa. En el comunicado común, los dos jefes de Estado insistieron en que cada país puede escoger libremente su sistema político y económico, y conducir libremente su política exterior, empezando por el derecho a pertenecer o no a cualquier tratado de alianza.

Esta determinación, de mantener su no alineamiento, Tito desea asegurarla con acuerdos políticos y económicos.

Tito pretende resarcirse con la nueva reunión de los países de todo el continente, el próximo mes de junio, en Belgrado (Helsinkiz), para reafirmar la necesidad de un desarme internacional, de la libre circulación de las personas, de la cooperación entre todos los pueblos y de la igualdad soberana de los Estados. En el comunicado común, Giscard y Tito se manifestaron de acuerdo sobre este punto. Y los dos hombres manifestaron sus esperanzas en la conferencia de junio del año 77.

La independencia política yugoslava, subrayó Tito, necesita apoyarse en un equilibrio económico, es decir, en términos prácticos, sería menester que el Mercado Común contrapesara su equivalente en los países del Este comunista, el Comecon. Tito, como Giscard, se pronunciaron en favor del desarrollo de la cooperación entre Yugoslavia y la CEE, a largo plazo.

En el sentido de los intercambios económicos, Tito le recordó al presidente galo que Alemania del oeste es mucho más activa. En 1975, Francia importó productos yugoslavos por valor de 508 millones de francos y la cifra de exportaciones alcanzó 1.500 millones. Hoy, sin embargo, a pesar del volumen creciente de intercambios entre Yugoslavia y los países del Mercado Común, en particular con Alemania Federal, es la URSS quien sigue siendo el número uno en materia de compras y ventas. Según las previsiones oficiales, Moscú y Belgrado, para 1980, alcanzarán los 14.000 millones de dólares en sus intercambios.

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