Tribuna:

Algunas contradicciones de la política ganadera

Es habitual que cuando el gran público habla de agricultura y de los problemas del campo, considere a la ganadería como un sector independiente. Las raíces históricas de este hecho son innegables ya que, en tiempos, no fue sólo una actividad aparte sino que, además, tenía sus intereses enfrentados con los agrícolas (la Mesta fue probablemente la institución más significativa); hoy, debido a las profundas transformaciones que se han producido en las empresas agrarias, esta disociación ya no tiene sentido, y si la política agraria no puede ser más que un brazo de la política económica por muchas...

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Es habitual que cuando el gran público habla de agricultura y de los problemas del campo, considere a la ganadería como un sector independiente. Las raíces históricas de este hecho son innegables ya que, en tiempos, no fue sólo una actividad aparte sino que, además, tenía sus intereses enfrentados con los agrícolas (la Mesta fue probablemente la institución más significativa); hoy, debido a las profundas transformaciones que se han producido en las empresas agrarias, esta disociación ya no tiene sentido, y si la política agraria no puede ser más que un brazo de la política económica por muchas contradicciones que esto pueda provocaría política ganadera no debe ser más que un mecanismo fundamental.Limitándonos a observar cuáles han sido las directrices de la política ganadera en los últimos quince años -período en el que la demanda interna de carne y derivados ha crecido a ritmos más importantes que cualquier otro bien alimenticio-, constatamos- que la mayoría de las medidas adoptadas tenían como objetivo adecuar la producción -ganadera nacional a estos incrementos del consumo.

Se elegía así una solución que podríamos llamar "autoabastecedora» y. se desechaba el continuarcon una política de importaciones de carne. Esta línea de fomento de la producción interior se ha caracterizado por un desarrollo a ultranza de la ganadería industrial dejando en el olvido las inmensas posibilidades que tienen numerosas regiones de España para una ganadería extensiva.

Para determinadas especies como aves y cerdos, los resultados en una primera fase fueron muy positivos, como era previsibledado que sus ciclos biológicos y productivos son muy cortos y sus necesidades en tierra están reducidas al espacio físico de las naves que les alojan. Su proliferación por determinadas zonas es una muestra patente de ello.

Para otras especies como el vacuno y el ovino, con necesidades y características productivas muy diferentes, la aplicación indiscriminada de la misma política industrializadora de la ganadería tenía, que ocasionar resultados contradictorios. Así, programas como la acción concertada en vacuno, creación de complejos de ovino-, -etcétera, si bien han con seguidó incrementar la producción de carne mediante reducciones importantes en la, duración del períodode engorde, no han previsto que la demanda de animales jóvenes. para cebo iba a disiparse y que, para contrarrestar esto, eran necesarias acciones paralelas de expansión del número de madres tanto en vacuno como en ovino.

La contradicción es palpable si comprobamos que el número de vacas madres y ovejas desciende gradualmente en los últimos censos ganaderos y, al mismo tiempo, son cada día más numerosas las empresas dedicadas al engorde de terneros y corderos. Esto se ve agravado por el hecho de que no sólo se fomenta el aprovechamiento de los pastos extensivos para las madres, sino que además se ha inducido un cambio de mentalidad en el ganadero, cambio que llega hasta el extremo de no permitirle concebir una explotación de animales de vientre sin la utilización de alimentos -concentrados.

Todo ello explica, en parte, la creciente dependencia respecto a los cereales y la soja de importación, mientras los pastos han pasado, en la década 1965-75, de representar la mitad de las necesidades alimenticias, alcanzar una tercera parte de éstas.

Resumiendo, si bien esta política de intensificación de las producciones de. vacuno y ovino ha conseguido importantes aumentos en la producción de carne, se debía .haber acompañado de otro tipo de medidas encaminadas a una más racional utilización de los recursos naturales. La posibilidad de mejora de pastos es prácticamente ilimitada. Su utilización como base de la alimentación de las madres haría disminuir el precio que en la actualidad tienen los animales jóvenes y evitaría la inminente necesidad de importar terneros para garantizar el suministro a numerosas empresas de cebo industrial; tal medida, en todo caso, seria más oportuna a corto plazo que la importación de carne.

De seguir así, nos podemos encontrar con un país que, pudiendo autoabastecerse de todas las producciones ganaderas y con posibilidades exportadoras de carne de ovino, cuente en su balanza extenor agraria, con varias partidas importantes de déficito- cereales para pienso, carne y leche. Todo ello partiendo de una su puesta elección por el autoabastecimiento.

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