Se hunde el imperio económico de los "musulmanes negros"

Los musulmanes negros, que establecieron un imperio mercantil en los ghettos estadounidenses, han decidido desmantelar sus propiedades comerciales.Los dirigentes de la que en otros tiempos fue una religión sólo para negros, han ofrecido dar prioridad para la adquisición de las tiendas y los almacenes locales a los trabajadores en el negocio y están tratando de facilitar préstamos a sus encargados.

Este imperio ha sido la fuente del poder y la influencia de la religión islámica y formaba parte de las enseñanzas y la filosofía de ayuda entre los negros que el dirigente E...

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Los musulmanes negros, que establecieron un imperio mercantil en los ghettos estadounidenses, han decidido desmantelar sus propiedades comerciales.Los dirigentes de la que en otros tiempos fue una religión sólo para negros, han ofrecido dar prioridad para la adquisición de las tiendas y los almacenes locales a los trabajadores en el negocio y están tratando de facilitar préstamos a sus encargados.

Este imperio ha sido la fuente del poder y la influencia de la religión islámica y formaba parte de las enseñanzas y la filosofía de ayuda entre los negros que el dirigente Elijah Muhammad, muerto hace dieciocho meses, impuso. Siguiendo la línea típica del sueño americano, Muhammad y su laboriosa familia empezaron los negocios y trabajaron en tiendas ellos mismos. Sin embargo, con su hijo Wallace D. Muhammad, que le sucedió, la religión ha sufrido los cambios más drásticos de su historia. Prescindió del tema anti-blanco, abrió sus puertas a miembros blancos, empezó a restar importancia a la cuestión comercial y a insistir en la doctrina y permitió a sus miembros cumplir el servicio militar y participar en política.

El valor de sus negocios se ha calculado que supera los setenta millones de dólares, aunque nunca se ha sabido con exactitud. El año pasado, Wallace Muhammad informó a sus seguidores que los negocios no eran ni tan estables ni tan extensos como su padre había hecho creer. Los negocios estaban mal dirigidos y los problemas se complicaban al existir pruebas de una corrupción generalizada. Más aún, confirmó las noticias de que la religión, también llamada la nación del Islam, por sus seguidores, debía al Gobierno federal varios millones de dólares, la mayoría en impuestos atrasados, e igualmente a la Administración de la Seguridad Social y al Departamento de Trabajo.

«Los negocios siempre han marchado mal y han sido poco lucrativos»,afirmó una fuente próxima a la dirección en Chicago. Respecto al ofrecimiento de la propiedad a sus actuales encargados, Oscar Williams, presidente del Banco Musulmán, dijo que intentaba agrupar a una serie de hombres de negocios para que adquiriesen las propiedades al sur de Chicago. «La nación nos ha dado la oportunidad de mantenerlos y creo que conseguiremos reunir a un grupo que las compre», comentó.

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