Los empresarios norteños, contra la actual política económica

Los empresarios de la cornisa cantábrica pusieron el grito en el cielo durante la reunión que acaban de mantener en Santiago. Más de cuatrocientos profesionales de Asturias, Galicia, León y Santander, parecen haberse confabulado para concluir que todo va por mal camino en el momento actual y que si no se pone remedio antes de fin de año a sus males, no hay quien salve a la empresa española.Con Conde Bandrés a la cabeza, acusaron al Gobierno Suárez de aislarse en una política económica que no atiende los deseos de los hombres de la pequeña y de la mediana empresa negándoles el pan y la sal «si ...

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Los empresarios de la cornisa cantábrica pusieron el grito en el cielo durante la reunión que acaban de mantener en Santiago. Más de cuatrocientos profesionales de Asturias, Galicia, León y Santander, parecen haberse confabulado para concluir que todo va por mal camino en el momento actual y que si no se pone remedio antes de fin de año a sus males, no hay quien salve a la empresa española.Con Conde Bandrés a la cabeza, acusaron al Gobierno Suárez de aislarse en una política económica que no atiende los deseos de los hombres de la pequeña y de la mediana empresa negándoles el pan y la sal «si se empeña en seguir gobernando sin contar para nada con los empresarios». La verdad es que entre los reunidos andaba un buen número de pequeños empresarios que regentan por lo menos en Galicia, comercios de poca monta.

A partir de criterios que defienden la unidad empresarial la más absoluta libertad para organizarse, la participación de la empresa en la vida política y el fomento de la libre asociación, la reunión de Santiago sacó algunas conclusiones verdaderamente preocupantes. La empresa atraviesa por una situación límite que exige la aplicación de medidas de profunda reestructuración que no sean la simplemente coyunturales, aplicadas hasta el momento. La ley de Relaciones Laborales debe derogarse inmediatamente según los empresarios de los citados lugares, y debe ser unificada la legislación laboral para homologarla a la que rige en el mundo occidental. A los patronos no les parece mal el derecho de huelga, siempre y cuando se reconozca al mismo tiempo «el derecho de la empresa al libre despido y al «look out».

Otro caballo de batalla fue la financiación de la seguridad social. La idea que defienden es la de que el Estado participe, a través de sus presupuestos y en la cuantía necesaria, en su financiación con el fin, de que se vean disminuidas y equilibradas las actuales tarifas aportadas tanto por los empresarios como por los trabajadores.

Se preocuparon también de la empresa agraria, en el sentido de pedir que se estimulen y potencien las unidades productivas en forma similar a los demás sectores. Otro aspecto que fue defendido de manera totalmente unitaria, fue la fe en la iniciativa privada y en la economía de mercado. En este sentido consideraron a la empresa como creadora de riqueza y medio de convivencia viviendo la inmediata liberalización de la política de precios y renta así como la dignificación de la imagen del empresario ante la sociedad.

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