Tribuna:

La 'finlandización" de Finlandia

La formación del primer gobierno no socialista desde 1962 en Helsinki representa algo así como la "finlandización» de Finlandia. Es mucho más fácil que la neutralidad estricta que la URSS le exige al país se consolide con un gabinete compuesto de liberales, centristas y populistas nacionalistas -por la cuenta que les tiene- que con un gobierno de mayor influencia comunista que el anterior, como el que muchos pronosticaban en Europa. El equilibrio político interno de hoy responde perfectamente al equilibrio estratégico externo que se espera de Finlandia, y así se ha evitado, quizás, en las «fro...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

La formación del primer gobierno no socialista desde 1962 en Helsinki representa algo así como la "finlandización» de Finlandia. Es mucho más fácil que la neutralidad estricta que la URSS le exige al país se consolide con un gabinete compuesto de liberales, centristas y populistas nacionalistas -por la cuenta que les tiene- que con un gobierno de mayor influencia comunista que el anterior, como el que muchos pronosticaban en Europa. El equilibrio político interno de hoy responde perfectamente al equilibrio estratégico externo que se espera de Finlandia, y así se ha evitado, quizás, en las «fronteras interiores» de la OTAN, una nueva crisis entre el Este y el Oeste. No cabe duda de que esa consideración es la que, en definitiva, dio a luz al nuevo gobierno.Pero lo curioso es que en una nacion en la que, incluido el presidente de la república, el señor Kekkonen, se encaran los problemas económicos desde una óptica «socialista avanzada», y, a veces, claramente marxista, se haya elegido el remedio liberal, ofrecido por los partidos ahora en el gobierno: lucha contra la inflación (18 por 100) y sus causas estructurales, sobre todo, el increíble déficit de la balanza comercial con el exterior, que equivale al 20 por 100 del producto nacional (20.000 millones de marcos finlandeses); y no el remedio propuesto por los comunistas, es decir, la lucha contra el desempleo y el alza de los precios, avalado por el propio Kekkonen. Camino que, indudablemente, habría impulsado aún más la inflación y colocado al país a merced de la dictadura económica de la URSS, que para algo es el primer cliente y el primer abastecedor de Finlandia.

Más información

Y hay un hecho aún más curioso. Nada, en la vida política de Finlandia, cuyos periódicos se autocensuran para no ofender a Moscú, se puede decir sin el consentimiento tácito de la URSS. En 1958, el socialista Farl-August Fagerholm tuvo que dimitir a causa de la presión abierta de los soviéticos. En cambio, en esta ocasión, Moscú ha dado su placet a los finlandeses. ¿Es que la metodología económica Ilberal está cambiando de usuarios?

Conocer lo que pasa fuera, es entender lo que pasará dentro, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Archivado En