Reportaje:

Sigue sin averiguarse la causa de las misteriosas muertes de Filadelfia

Un veneno industrial podría ser el factor desencadenante de las misteriosas muertes de Filadelfia. Veintitrés personas han fallecido ya a causa de una enigmática enfermedad cuyo origen aún no ha podido ser determinado por los científicos norteamericanos En total 161 individuos están afectados por los síntomas de la enfermedad. Todas las investigaciones realizadas hasta la fecha han sido bastante infructuosas aunque han permitido ir llegando a ciertas conclusiones negativas: no se trata de enfermedad conocida alguna, no es una variante de la terrible gripe porcina que asoló a los Estados Unidos...

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Un veneno industrial podría ser el factor desencadenante de las misteriosas muertes de Filadelfia. Veintitrés personas han fallecido ya a causa de una enigmática enfermedad cuyo origen aún no ha podido ser determinado por los científicos norteamericanos En total 161 individuos están afectados por los síntomas de la enfermedad. Todas las investigaciones realizadas hasta la fecha han sido bastante infructuosas aunque han permitido ir llegando a ciertas conclusiones negativas: no se trata de enfermedad conocida alguna, no es una variante de la terrible gripe porcina que asoló a los Estados Unidos en 1918, no parece ser una enfermedad provocada por bacterias, no se contagia por los mecanismos habituales, sino por otros diferentes. En conclusión, la búsqueda ahora está centrada en investigar si la enfermedad es producida por un virus y cómo es ese virus, desconocido hasta la fecha.

Todos los datos de la investigación que se está llevando a cabo contrarreloj por parte de los especialistas del Estado de Pensilvania y otros estados del país, conducen a mismo origen: una convención de ex combatientes norteamericanos celebrada hace unos días en la ciudad de Filadelfia.Cuando el 21 del pasado jueves comenzaba la convención de los legionarios, nadie conocía nada sobre la enfermedad que muestra inexorablemente su comienzo en los locales donde se celebró la convención. Todos los fallecidos o afectados estuvieron allí o mantuvieron estrechas relaciones con personas que estuvieron allí.

Filadelfia es una fiesta durante las últimas semanas. Millones de visitantes acuden a la celebración del segundo centenario de la fundación de la nación norteamericana. Por si esa peregrinación fuera poco, acaba de inaugurarse un Congreso Eucarístico que dará lugar a la visita de otro medio millón de ciudadanos. La ciudad, que tiene más de dos millones de habitantes, está situada a unos 160 kilómetros del mar, lo que no impide que constituya, después de Nueva York y Huston, el tercer gran puerto de los Estados Unidos. Más de 41 millones de toneladas pasan por sus muelles y ni que decir tiene que el tráfico de sus aeropuertos es de los primeros del país.

La reunión clave

Los ex combatientes estuvieron juntos tres días. Convivieron, se reunieron, escucharon discursos y se despidieron. Poco después comenzaban los misteriosos síntomas en algunas de las personas allí presentes, aunque desde luego no en todas. Fuertes dolores de cabeza, una fiebre de más de 41 grados y ahogo pulmonar comenzaron a mandar a la tumba uno tras otro a más de dos decenas de personasHabía pasado una semana desde la reunión de Filadelfia y nadie pensaba en aquella reunión. Pero en los hospitales donde se produjeron los internamientos y las defunciones se empezaron a atar cabos: algo gravemente infeccioso tenía su origen en la convención de Filadelfia.

A partir de ese momento comenzó la lucha por evitar la difusión del mal, al tiempo que se intensificaba la investigación por averiguar el origen de las defunciones. Pero todo ha sido inútil hasta ahora. Los médicos sólo aseguran que la muerte se produce porneumonía viral. Un extraño factor hace que los pulmones comiencen a llenarse de líquido con, lo cual se imposibilita la función respiratoria hasta hacerse imposible.

Algunas de las personas afectadas sometidas a intenso tratamiento de oxigenoterapia responden positivamente, superando el fallo respiratorio e incluso rehabilitándose completamente. De entre éstos, unos cuantos han abandonado el hospital. Pero no todos responden igual de bien al tratamiento.

El problema que se plantea entonces para atajar el mal es la necesidad de comprender su origen.

En el momento que se conozca exactamente contra lo que se está luchando será posible un tratamiento seguro contra la terrible enfermedad. Y esto hasta la fecha es lo que no ha sido posible.

Se ha puesto a trabajar el importante centro de Atlanta donde están los mejores expertos mundiales de virología. Han sido trasladadas allí muestras de sangre de los enfermos y de los muertos, trozos de las heces fecales e incluso partes del pulmón para ser analizadas minuciosamente.

Se ha pensado en casi todo. La idea del sabotaje tampoco se ha desestimado. «Tendría que forzar mi imaginación para creer que exista capacidad humana para crear un sabotaje tan penetrante y efectivo», acaba de asegurar Leonard Bachman, secretario de Salud del Estado de Pensilvania, Estado del que es capital la ciudad de Filadelfia.

Las partes de materia viva donde se supone están instalados los enigmáticos virus están siendo cultivadas son embriones de pollo para ver qué sucede al desarrollarse aquéllos.

Mientras tanto se ha especulado con la posibilidad de que estuviese surgiendo la temida gripe porcina que lleva varios meses preocupando a los norteamericanos. Esa gripe, también llamada gripe española, causó en los años 1918 y 1919 medio millón de muertos. Esta cifra es mayor que todas las víctimas de las guerras norteamericanas del presente siglo.

El Congreso norteamericano, cuando hace más de seis meses se detectaron algunos casos de gripe porcina en un fuerte causando la muerte a algunos soldados, aprobó un plan de vacunación en estado de emergencia si aparecía aquella enfermedad. Teniendo en cuenta que los virus causantes de la gripe experimentan continuas mutaciones que dan origen a nuevas modalidades que ya no son impedidas en su desarrollo por las vacunas anteriores, alguien ha pensado que la enfermedad de Pensilvania podría ser el efecto de una mutación de aquel virus. Pero Bachman ha asegurado que eso es muy poco probable y que «estamos ante otra forma de virus o alguna especie de desconocido tóxico».

Los expertos investigan con todos los elementos materiales que estaban presentes en el lugar donde tuvo lugar la convención de los ex combatientes. Alfombras, papeles de la pared, vasos de plástico, acondicionadores de aire..., están siendo minuciosamente analizados. Alguien asegura que vio una especie de pulverización salir de los acondicionadores de aire de la sala. Poco a poco surge así la terrible posibilidad de que se esté luchando contra un agente venenoso, producto de algunos de los objetos de consumo habitual.

Virus

Se piensa que podría tratarse de un factor que produjese síntomas como si se tratase de un virus, pero siendo en realidad un veneno o tóxico que afectaría sólo a cierto tipo de personas. Desde los paquetes de tabaco hasta las plumas, lapiceros o bebidas caseras, utilizados o consumidos por los ex combatientes, todo está siendo analizado en la búsqueda del misterioso veneno.Los virus son microorganismos no visibles con el microscopio fotónico. Atraviesan incluso los filtros que impiden el paso a las bacterias lo que da idea de su inferior tamaño respecto de aquéllas. En el año 1935 Stanley aislaba por primera vez un virus, el del mosaico del tabaco. Poco a poco se avanza en el conocimiento de estos pequenos seres vivientes causantes de la mayor parte de las enfermedades infecciosas humanas. El virus de la poliomelitis, por ejemplo, tiene un tamaño de 15 milimicras, es decir de 15 millonésimas de milímetro. El virus del herpes mide 300 milimicras. Su sensibilidad a las temperaturas, corrientes eléctricas y otros factores les hace mucho más resistentes que las bacterias que son seres unicelulares que se distinguen de los animales y los vegetales sólo por su rápida multiplicación y por su metabolismo bioquímico.

La misteriosa enfermedad de Filadelfia, «si está causada por un virus, se trata de un virus muy infrecuente» según palabras del norteamericano doctor Satz. Lo cual dicho en boca de expertos en virología no dejar de ser alarmante. «Estamos tratando a este virus -añadió- como a un ser extremadamente peligroso. Yo no sé cuál es la medida exacta de su peligrosidad. Yo sólo sé que ha matado a 20 personas».

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