Cartas al director

Aranguren y la Universidad

Me interesa mucho rectificar la errónea información aparecida sobre mí en la sección «Gente» de EL PAIS de hoy, 14 de julio.Yo no sé si «la vía elegida» por el Ministerio de Educación para mi reincorporación a la Universidad habrá sido la de «una suerte de contrato». El contacto del Ministerio Robles Piquer conmigofue nulo y, por tanto, ignoro cuáles eran sus propósitos a este respecto. Lo que sí puedo asegurar es que yo de ningún modo aceptaría volver a la Universidad sino en concepto de reparación de la grave injusticia que se cometió con nosotros. Y, por consiguiente, siéndome devuelta la c...

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Me interesa mucho rectificar la errónea información aparecida sobre mí en la sección «Gente» de EL PAIS de hoy, 14 de julio.Yo no sé si «la vía elegida» por el Ministerio de Educación para mi reincorporación a la Universidad habrá sido la de «una suerte de contrato». El contacto del Ministerio Robles Piquer conmigofue nulo y, por tanto, ignoro cuáles eran sus propósitos a este respecto. Lo que sí puedo asegurar es que yo de ningún modo aceptaría volver a la Universidad sino en concepto de reparación de la grave injusticia que se cometió con nosotros. Y, por consiguiente, siéndome devuelta la cátedra de Etica y Sociología de la Universidad de Madrid, bien cumplidas además todas las «condiciones para volver» que di a conocer en la revista Discusión (y Convivencia) en uno de sus primeros números del presente año.

Supongo que la inexacta información enlaza con la publicada pocos días antes en el Diario de Barcelona, y ya rectificada. Es cierto que durante mi muy reciente estancia allí, mi antiguo amigo Fabián Estapé, rector de la Universidad Central me visitó. (Y no yo a él en su despacho rectoral, cosa difícilmente imaginable para quien me conozca). También que, en el curso de la conversación, y al expresarle yo mí escaso interés -por decirlo de la manera más suave- en volver a ser colega de la mayor parte de los catedráticos de la Facultad de Filosofía y Ciencias de la Educación de la Universidad de Madrid, me manifestó que la Universidad de Barcelona y él personalmente, verían con sumo gusto y facilitarían en cuanto les fuese posible mi traslado allí, naturalmente después de haber vuelto a entrar por la misma puerta de mi salida. Y eso es, por ahora, todo. Sería a todas luces prematuro tomar una decisión sobre dónde voy a enseñar, cuando aún no he aceptado y ni siquiera se me ha ofrecido que lo haga. Por lo demás, no tengo prisa, puedo esperar y, de todos modos, me he comprometido ya a regresar a la Universidad de California durante el curso próximo, aun cuando solamente por un trimestre, el de primavera.

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