PERFIL

El "Almirante sin miedo"

«Almirante sen medo, Pinheiro de Azevedo.» Eran los primeros y dificíles momentos del Sexto Gobierno Provisional, allá mediados de septiembre del año pasado, y este grito era entonces pronunciado por miles de gargantas socialistas y socialdemócratas en favor de un hombre que luchó, después de la caída del Gobierno del general Vasco Gonvalves por la formación de un ejecutivo que tuviese en cuenta la proporción electoral de cada partido.El almirante Pinheiro de Azevedo -un hombre, rudo, de una oratoria poco cuidadosa y sin demasiadas dotes políticas- fue izado como bandera de la democracia frent...

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«Almirante sen medo, Pinheiro de Azevedo.» Eran los primeros y dificíles momentos del Sexto Gobierno Provisional, allá mediados de septiembre del año pasado, y este grito era entonces pronunciado por miles de gargantas socialistas y socialdemócratas en favor de un hombre que luchó, después de la caída del Gobierno del general Vasco Gonvalves por la formación de un ejecutivo que tuviese en cuenta la proporción electoral de cada partido.El almirante Pinheiro de Azevedo -un hombre, rudo, de una oratoria poco cuidadosa y sin demasiadas dotes políticas- fue izado como bandera de la democracia frente a las maniobras de una izquierda y extrema izquierda especialmente agresivas en las fechas que precedieron al intento del 25 de noviembre último.

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Cuando se iniciaron los primeros escarceos para la campaña presidencial, Pinheiro fue abandonado por aquellos partidos en beneficio del estratega del contragolpe de aquella fecha. Razón oficial: era el general Eanes y no el primer: ministro quien contaba conel apoyo mayoritario de las Fuerzas Armadas.

Sin embargo, algunas banderas socialistas se alzaron en uno de los últimos mítines de Pinheiro de Azevedo en Porto, la ciudad donde ahora se encuentra postrado. Se trataba, tal vez, del homenaje de gratitud de personas con mejor memoria hacia un hombre que quiso hacer su campaña,en solitario a pesar de los pesares.

Y uno de esos pesares era su delicado estado de salud. Con dos ataques cardíacos en ocho años y una insuficiencia coronaria crónica, Pinheiro quiso seguir. Ahora, después de un nuevo y gravísimo infarto, no parece que vaya a renunciar. Tozudez suicida, pero lo cierto es que en estas horas los ojos de muchos portugueses se vuelven hacia ese hombre -rudo, mal orador y sin dotes políticas- que en un pasado no muy lejano representó un papel de primera importancia en la política revolucionaria.

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