La explosión de la calle capitán Arenas no fue producida por gas natural

El Colegio Oficial de Ingenieros Industriales de Cataluña ha remitido a todos sus asociados un largo estudio titulado Informe gas. Su principal punto de interés. es el análisis que efectúa de la explosión acaecida en marzo de 1972 en la calle de Santa Amelia, esquina a Capitán Arenas. Al respecto, concluye que el gas natural que abastecía al edificio no fue la causa de la catástrofe, en la que perecieron 19 personas.

Con ello, ha resucitado un terna que, en su momento, apasionó a toda Cataluña. Esta resurrección tiene efecto después de meses de silencio, en los que el sumario judici...

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El Colegio Oficial de Ingenieros Industriales de Cataluña ha remitido a todos sus asociados un largo estudio titulado Informe gas. Su principal punto de interés. es el análisis que efectúa de la explosión acaecida en marzo de 1972 en la calle de Santa Amelia, esquina a Capitán Arenas. Al respecto, concluye que el gas natural que abastecía al edificio no fue la causa de la catástrofe, en la que perecieron 19 personas.

Con ello, ha resucitado un terna que, en su momento, apasionó a toda Cataluña. Esta resurrección tiene efecto después de meses de silencio, en los que el sumario judicial no ha avanzado muy rápidamente. Sin embargo, se cree saber en fuentes fidedignas que en las diligencias instruidas desde hace cuatro años figuran importantes peritajes que abundan en criterios coincidentes con el ahora expuesto por los ingenieros catalanes.La explosión de Santa Amelia es algo absolutamente incomprensible, si antes no se define el marco en que se produjo. En efecto, en 1972 existía una fuerte pugna entre dos concepciones económicas y políticas. Por un lado, los partidarios de la apertura económica total y, por otro, los nostálgicos de la periclitada autarquía.

Los primeros sabían que su opción coincidía con las estructuras dominantes en Europa y que inevitablemente implicaría, un día u otro, el advenimiento de la democracia. Los partidarios de la segunda opción han llegado, con el tiempo, a ser definidos por una sola palabra: bunker.

En relación al gas natural sucedía que un industrial catalán, Pedro Durán Farell, presidente de «Catalana de Gas y Electricidad, SA», y de «Gas Natural, SA», había decidido implantar en Cataluña y, posteriormente en otras regiones de España, el consumo masivo de aquella fuente de energía. Ello, en el plano jurídico, rozaba con el carácter monopolístico -de monopolio de Estado- del petróleo y de los productos energéticos básicos, como el butano, el propano y otros gases.

Un partidario de este monopolio era Luis Valero Bermejo, actual secretario de la Confederación de Combatientes y, en otro orden de cosas, entonces presidente de Butano, SA (y hoy de Enagás).

Información manipulada

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Estos aspectos no tienen una relación directa con la explosión de la calle Capitán Arenas, pero sí podrían estar vinculados con los apasionamientos que aquella explosión despertó.Pronto aparecieron los rumores y también los comentarios en la prensa extranjera. Según éstos, el terrorismo blanco podría haber estado implicado en la explosión. Algún problema de manipulación o de almacenamiento podría -se afirmaba- estar en la base de la explosión.

Por otro lado, los enemigos políticos del señor Durán podrían estar, por diferentes razones, interesados en su pérdida de prestigio cívico, acusándole de -cuando menos- ligereza a la hora de modificar el suministro de gas, sustituyendo el llamado gas ciudad por el gas natural.

Los criterios rumoreados por la izquierda catalana y por sectores racionalistas contrastaban enormemente con las informaciones aparecidas en otros medios.

Poco después se producen otras explosiones, siendo la de carácter más grave la de la calle de Ladrilleros (14 muertos). La compañía suministradora de gas a Barcelona, que preside el señor Durán, sostuvo desde el primer día, con firmeza, pero con discreción, que la explosión de Santa Amelia no tenía nada que ver con el gas natural, pero que en cambio la de Ladrilleros, y alguna otra de menor entidad, pudieron ser causadas por gas ciudad, gas butano o gas natural, previa posible comisión de errores humanos por parte de los usuarios.

En un clima tenso, tres ingenieros de la compañía suministradora fueron procesados. En otro plano, la organización estatal británica Gas Council se interesó por el caso. Una comisión del Parlamento británico solicitó información a todos los sectores afectados por el drama de Santa Amelia, al tiempo que construyó un modelo a escala reducida del edificio donde se produjo la explosión. El modelo fue hecho explotar en un acto al que se invitó a las partes afectadas. La conclusión fue idéntica a la que ahora han hecho conocer los ingenieros catalanes.

Todo ello permite realmente dudar de los argumentos esgrimidos por sectores ya mencionados. Quedan sobre el tapete los rumores que señalaban posibles causas de la explosión en actividades ilegales de extrema derecha. Este tema continúa siendo un mero rumor. Ello permite todo tipo de especulaciones.

Argumentos técnicos

Ahora, al cabo de cuatro años, el Colegio Oficial de Ingenieros Industriales aporta su informe técnico. Para llegar a la conclusión de que «la explosión no fue causada por el gas natural», se aportan las siguientes razones:Para los efectos producidos a distancia, la presión en la zona de la explosión, fue, como mínimo, del orden de 2 kilogramos por centímetro cuadrado.

Sólo es posible conseguir esta presión con una detonación, ya que, de haber sido deflagración, la rotura de los elementos más débiles, a una presión mucho más baja, habría limitado la presión máxima alcanzable. Esto no acontece en la detonación.

Por fin, afirman que, siendo detonación, no pudo ser gas, toda vez que no es técnicamente posible la detonación del gas en general, en una vivienda y especialmente en el caso de Santa Amelia.

En otro momento del informe añaden que las demás explosiones «habrían ocurrido igualmente si el fluido circulante por la red de Catalana de Gas hubiera sido gas ciudad. Por ello no puede culparse a la conversión de ser la causa de los accidentes».

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