La polémica cristianismo-marxismo sube de tono en Italia

El cardenal Salvatore Pappalardo fue acusado de «incoherente» por el escritor siciliano Leonardo Sciascia. El cardenal escribió para sus fieles que «una visión cristiana de la vida no es conciliable con ideologías marxistas» y al mismo tiempo nombró miembros del jurado de un concurso de arte-sagrado a varias personalidades marxistas.

Leonardo Sciascia le escribió al cardenal en una carta publicada por el diario comunista de Palermo «L'Orar». ...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

El cardenal Salvatore Pappalardo fue acusado de «incoherente» por el escritor siciliano Leonardo Sciascia. El cardenal escribió para sus fieles que «una visión cristiana de la vida no es conciliable con ideologías marxistas» y al mismo tiempo nombró miembros del jurado de un concurso de arte-sagrado a varias personalidades marxistas.

Leonardo Sciascia le escribió al cardenal en una carta publicada por el diario comunista de Palermo «L'Orar». La acusación de ateísmo lanzada contra los partidos marxistas o individuos marxistas no es seria, además de ser poco cristiana. Por su larga experiencia sacerdotal, tan larga cuanto la mía de escritor, usted sabrá ciertamente, como yo sé, que se es ateo como se es cristiano, imperfectamente siempre. Podríamos hacer un juego: exhortar a salvaguardar los valores de la dignidad de la persona humana, de la justicia y de la libertad. Si su mensaje consistiera en esta exhortación, ¿cree que los fieles entenderían que usted quiere conducirlos a votar por la Democracia Cristiana?Esta polémica entre un cardenal y el escritor, que con su última novela Todo modo hace una crítica cruel a la clase dirigente democristiana es ejemplo de la inquietud, por no decir tormento, en la conciencia del catolicismo italiano.

Dos actitudes eclesiales

Por otra parte, ¿qué posición Papa se refiere a los principios, sin amenazar con excomuniones ni entredichos. Y lo mismo hace periódicamente su vicario en Roma, el cardenal Ugo Poletti. La Asamblea Episcopal italiana se clausuró sin un comunicado final: todos estaban de acuerdo en que cristianismo y marxismo ateo son inconciliables, pero muchos de ellos consideraron inoportuno intervenir con medidas disciplinares y prácticas en la campaña electoral en marcha.Por otra parte, ¿qué posición adoptan a la hora de la verdad, es decir, de la propaganda diaria, los 250 obispos residenciales italianos con sus 117 publicaciones diocesanas? La Prensa católica parroquial desde hace más de cien años fue el único canal de información escrita de la sociedad rural y, por consiguiente, un poderoso medio de condicionamiento en manos de la Iglesia. Las hojas y boletines o semanarios parroquiales alcanzan en total una tirada de hasta 700.000 ejemplares. Una rápida excursión por sus primeras páginas denuncia posiciones muy diversas: desde el espíritu de cruzada, propio del anticomunismo visceral de 1948, hasta el espíritu liberal del Concilio Vaticano II.

«La Voce Misena», periódico católico de Senigalia, escribe con un lenguaje del siglo pasado el que el padre Salvá y Salvany usaba contra la masonería: «Las sirenas que modulan su canto engañador para captar tu voto no faltan. Más fuerte que nunca es la sirena laica que con frecuencia, huésped conveniente y bien recibido de las filas marxistas, se propone imponer su religión hecha de desprecio por la persona humana. «¿Votarás por el histerismo de pocos, orientado a la destrucción del hombre y representado por abortistas y por apóstoles de la eutanasia?»

En general, sin embargo, domina la postura «conciliar», es decir, tras advertir y subrayar la incompatibilidad del marxismo ateo con el cristianismo se deja la responsabilidad última a la conciencia de cada católico-elector.

Conocer lo que pasa fuera, es entender lo que pasará dentro, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

El tono de la moderación y de la tolerancia domina en las plazas y en las manifestaciones públicas de los católicos sin que por ello la Iglesia con sus órganos habituales de expresión, como «L'Osservatore Romano», y sus organizaciones apostólicas no deje de defender los principios e indirectamente apoye la Democracia Cristiana.

Archivado En