Giscard quiere hacer las paces con Washington

¿Bienvenido, mon general o bienvenido, monsieur le president? Si los funcionarios de Departamento de Estado y el jefe de protocolo de la Casa Blanca no tienen la menor duda respecto a la identidad del actual presidente de la República francesa, el 40 por 100 de los americanos creen que Francia está gobernada por un general, un tal De Gaulle, héroe de la segunda guerra mundial, pero enemigo de los Estados Unidos.

Otro porcentaje bastante grande d e ciudadanos norteamericanos desconoce por completo la situación geográfica de Francia, mientras que una ínfima minoría sabe que se trata de un...

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¿Bienvenido, mon general o bienvenido, monsieur le president? Si los funcionarios de Departamento de Estado y el jefe de protocolo de la Casa Blanca no tienen la menor duda respecto a la identidad del actual presidente de la República francesa, el 40 por 100 de los americanos creen que Francia está gobernada por un general, un tal De Gaulle, héroe de la segunda guerra mundial, pero enemigo de los Estados Unidos.

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Otro porcentaje bastante grande d e ciudadanos norteamericanos desconoce por completo la situación geográfica de Francia, mientras que una ínfima minoría sabe que se trata de un Estado europeo, que se lleva a matar con Gran Bretaña. Pero, reconozcámoslo, también hay g ente que sabe que los reyes de Francia y de España apoyaron, por razones políticas claro está, el movimiento independentista americano.¿Qué significado tiene la visita de Giscard d' Estaing? preguntan los observadores políticos y los comentaristas de algunos diarios norteamericanos. ¿Por qué habrá escogido estas fechas? ¿Qué pretende «vender» el presidente galo a los Estados Unidos? Al parecer, las respuestas son fáciles: Giscard está invitado por el presidente Ford -su visita coincide con la celebración del bicentenario de la revolución americana- y su principal objetivo es hacer las paces con Washington, cuyos políticos siguen recordando con tristeza la expulsión de las tropas americanas del suelo francés.

Valery Giscard d'Estaing no viene a «vender» los Mirage de Dassault a los americanos. Tampoco viene a clomprar Phantoms o a hacer publicidad para el Concorde. El presidente francés desea poner punto final a un capítulo de las relacione franco- americanas plagado de controversias, de equívocos y de tirantez. Giscard sabe que sólo un 35 por 100 de los norteamericanos consideran que Francia es un verdadero aliado de la política de Washington y que las diferencias entre París y Washington han causado un grave malestar en los círculos políticos estadounidenses ¿Qué hacer? Borrón y cuenta nueva, sugiere el presidente de la República francesa. En primer lugar, habrá que poner los punto s sobre las íes y explicar a los senadores norteamericanos el porqué de la política francesa en el cercano Oriente. La verdad es que el Departamento de Estado comparte la tesis de los derechos del pueblo palestino, hasta ahora rechazada por el Congreso. En segundo lugar, Giscard quiere incitar a los norteamericanos a llevar a cabo una política militar más activa en Europa. El presidente estima que la defensa de Occidente es la clave de la distensión Este-Oeste. En tercer lugar, el presidente galo desea, que los Estados Unidos rechacen la idea de la participación comunista en los Gobiernos de Europa occidental y sigan apoyando a las «fuerzas políticas democráticas, capaces de fortalecer la unidad europea».

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