Sinner tiene un plan para ganar: lo ejecutó Agassi, y a él le funcionó
El italiano, que irrumpirá ante Djokovic en las semifinales como el único que no ha cedido ningún set, llegó a Melbourne sin competir, al igual que el campeón de 2003
Tan discreto y silencioso es Jannik Sinner, una suerte de cíborg en la pista, que a su paso por uno de los pasillos de las instalaciones de entrenamiento de Melbourne Park ni siquiera llama la atención. Gorra baja, sudadera ancha, brazos y piernas como alambres blanquecinos, el italiano transmite la sensación de estar en trance, como si maquinara el gran golpe. No es descabellada la idea. A sus espaldas, unos metros por detrás, se aproxima el ideólogo princip...
Tan discreto y silencioso es Jannik Sinner, una suerte de cíborg en la pista, que a su paso por uno de los pasillos de las instalaciones de entrenamiento de Melbourne Park ni siquiera llama la atención. Gorra baja, sudadera ancha, brazos y piernas como alambres blanquecinos, el italiano transmite la sensación de estar en trance, como si maquinara el gran golpe. No es descabellada la idea. A sus espaldas, unos metros por detrás, se aproxima el ideólogo principal del plan, Darren Cahill, que en una entrevista concedida a finales de diciembre a Il Corriere della Sera, concedía: “Jannik ya está preparado para ganar un grande, puede hacerlo en Australia. El físico es una de nuestras prioridades. La base ya estaba ahí gracias al trabajo con Piatti [su anterior entrenador], pero ganará más masa muscular dando pequeños pasos. Hay que proteger las articulaciones, los ligamentos y los huesos. Pero ahora confía más en su cuerpo, tiene menos dolores y se conoce mucho mejor”.
“Soy todo músculo, sí…”, bromeaba el tenista la semana pasada, tras resolver el estreno en Melbourne. “Estoy flaco, pero está bien. Estoy contento con mi cuerpo, aunque no, no soy ningún Vigilante de la Playa…”, proseguía el tirolés, quien de la primera a la penúltima estación del torneo —6-4, 7-6(5) y 6-3 al ruso Andrey Rublev en los cuartos de final— ha firmado un trazado impecable que multiplica la sensación generalizada de que ha llegado la hora, su hora, aquello que asevera con tanta contundencia Cahill: está preparado para batir en las semifinales del viernes a Novak Djokovic (7-6(3), 4-6, 6-2 y 6-3 a Taylor Fritz) y elevar su primer gran título. “Trabajo para eso, para jugar contra los mejores del mundo, así que será un placer jugar contra Novak, que posee un increíble récord aquí”. En realidad, son dos. A los diez trofeos que colecciona en Australia, el serbio ha añadido una secuencia de 33 triunfos consecutivos, lo que iguala la plusmarca obtenida por Monica Seles en su día.
“Tengo mucha confianza en mí mismo, y sé que la mente es lo más importante”, enfatiza el número cuatro del mundo, pletórico desde el otoño —éxitos en Pekín y Viena, semifinales del Masters, triunfo en la Copa Davis, dos dentelladas al propio Djokovic— y afianzado en este despegue de temporada que tanto promete. Para ello, lo dicho, Sinner tiene un plan, el mismo que ejecutó en su día Andre Agassi de la mano del sabio Cahill. Y funcionó. En 2003, el estadounidense aterrizó en el primer gran compromiso del año sin disputar un solo partido preparatorio oficial, y triunfó. Fue su último gran pelotazo. Superó al alemán Rainer Schüttler y tenía entonces 32 años, once más que Sinner hoy. El italiano, chico aplicado como pocos, el perfecto alumno que sueña todo formador, escucha, anota en la libreta y se aplica. ¿El resultado? El tránsito más eficiente de camino hacia el cruce con Djokovic, muy exigido por Fritz.
No ha cedido Sinner un solo set y el respeto hacia su candidatura aumenta. Le han padecido, en fila india, Van de Zandschulp, De Jong, Báez, Khachanov y Rublev. “Preferimos no estresarle con un torneo antes de competir en Melbourne para proteger su cuerpo y su mente. Es la estrategia que empleé con Andre durante los cinco años que le entrené. Así ha tenido margen para recuperarse bien y para esquiar [deporte en el que también enfocaba al profesionalismo] unos días con moderación”, contaba estos días Cahill. “Hemos tomado esta decisión porque terminé muy tarde la última temporada. No quería tener demasiados días de vacaciones, pero a la vez quería evitar la tensión competitiva. Confío mucho en mis posibilidades”, afirma él, uno de los atractivos de esta recta final de torneo.
El ritmo de bola
No es el único que ha apostado por la vía del menos es más. Carlos Alcaraz —citado hoy (11.15, Eurosport) con Alexander Zverev— también ha preferido la fórmula de la dosificación y de concentrar los esfuerzos sobre la marcha. Ambos participaron en un par de exhibiciones, nada más. “Además de todas las condiciones que reúne, es buen chico”, asevera una voz de dilatada experiencia en el circuito; “y probablemente tenga el ritmo de bola más alto de todos”. Autoexigente, se pide más. “Seguro que puedo mejorar”, indica. “Soy de ese tipo de jugadores que siempre quiere más. Si puedo implementar algún cambio de un torneo a otro, lo hago”. Entretanto, su técnico señala el triunfo contra Medvedev en la final de Pekín como el giro definitivo: “Ahí salió de su zona de confort, porque Daniil es como una partida de ajedrez. Fue una obra maestra, más que las victorias contra Djokovic en Turín y Málaga”.
Hasta ahora, Sinner ha logrado 10 títulos, con el Masters 1000 de Toronto conquistado el pasado verano como su condecoración más importante. La historia dice que es el tercero más joven en alcanzar las semifinales del Open de Australia sin entregar ninguna manga, tras Rafael Nadal y Djokovic, ambos 21 años en 2008. Al mismo tiempo, otro dato muestra que forma ya parte de los 20 tenistas más jóvenes que han firmado 40 triunfos en los Grand Slams; gana relieve si se tiene en cuenta que 18 de los 19 restantes se proclamaron campeones en alguno de los cuatro escenarios. Brillan ahí los Becker, Borg, Wilander, Agassi, Hewitt, Edberg, Sampras, Safin, McEnroe…
“Estoy deseando que llegue [el pulso del viernes]. Va a ser duro, lo sé. Controlaré lo controlable, que es dar el cien por cien y tener la actitud adecuada, luchar por cada bola. Y luego veremos el resultado. Más no puedo hacer”, dice mientras el número uno define a Seles como una de sus grandes referencias históricas –”todos nos preguntamos hasta dónde hubiera llegado de no haber tenido que pasar por lo que pasó [fue acuchillada en la pista]”– y elabora con su equipo una estrategia para hacer frente a la gran ola del momento, al chico que está llamado a pilotar el tenis de la mano de Alcaraz durante al menos la próxima década. No, Sinner no es ningún Vigilante de la Playa ni probablemente lo será. Pero ni falta que hace. Juega al tenis como pocos hoy día.
LA FIABILIDAD DE MEDVEDEV Y EL RETROCESO AL 78 CON YASTREMSKA
Daniil Medvedev accedió por tercera vez a las semifinales del torneo merced a su victoria frente a Hubert Hurkacz, rendido por 7-6(4), 2-6, 6-3, 5-7 y 6-4, tras 3h 59m. El ruso, de 27 años y número tres del mundo, es el sexto jugador en activo que lo consigue tras Djokovic, Nadal, Murray, Wawrinka y Tsitsipas. Vuelve a demostrar una vez más su fiabilidad y aguarda en la penúltima parada a Alexander Zverev (6-1, 6-3, 6-7(2) y 6-4). El moscovita posee un grande (US Open 2021) y ha caído en cuatro finales (dos en Melbourne y otras dos en Nueva York).
Por otra parte, Dayana Yamstremska también obtuvo el acceso a las semifinales al imponerse a Dina Noskova por 6-3 y 6-4. La ucraniana, de 23 años, se convirtió en la primera jugadora procedente de la fase previa que progresa hasta el penúltimo escalón del torneo desde 1978, fecha en la que lo consiguió la australiana Christine Matison. En el territorio de los grandes, la inglesa Emma Raducanu lo logró en el US Open de 2021. Se medirá este jueves con la china Qinwen Zheng (6-7(4), 6-3 y 6-1 a Anna Kalinskaya) tras el Aryna Sabalenka-Coco Gauff (9.30, Eurosport).
Cabe recordar que Yamstremska fue suspendida hace tres años por dopaje, por la presencia de un metabolito de mesterolona, según precisó la Federación Internacional (ITF), aunque recurrió y siete meses después reapareció.
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