Oriol Cardona, campeón del mundo de esquí de montaña por aplastamiento

El catalán revalida su título en la prueba de esprint y Ana Alonso termina cuarta en una final increíble

Oriol Cardona Coll celebra la consecución de la medalla oro en la carrera sprint del Mundial de esquí de montaña este jueves.MAXIME SCHMID (EFE)

El pasado lunes, en la final del relevo mixto del mundial de esquí de montaña, Emily Harrop, la francesa imbatida, boquea como un pez fuera del agua buscando su último aliento. Parece una imagen del pasado, de atletas humanos, el dolor reflejado como una mueca en el rostro. Empuja con las piernas, los brazos y cabecea al final de su segundo y último relevo. La reina del sprint sufre como nunca en el relevo, más largo y agónico si cabe. Oriol Cardona arranca el relevo definitivo con 33 segundos perdidos, un mundo, un imposible. En meta, tirado en la nieve, retorcido, celebra como puede la plata...

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El pasado lunes, en la final del relevo mixto del mundial de esquí de montaña, Emily Harrop, la francesa imbatida, boquea como un pez fuera del agua buscando su último aliento. Parece una imagen del pasado, de atletas humanos, el dolor reflejado como una mueca en el rostro. Empuja con las piernas, los brazos y cabecea al final de su segundo y último relevo. La reina del sprint sufre como nunca en el relevo, más largo y agónico si cabe. Oriol Cardona arranca el relevo definitivo con 33 segundos perdidos, un mundo, un imposible. En meta, tirado en la nieve, retorcido, celebra como puede la plata, a 9 décimas del oro que viste a Francia. Impensable. Pero Oriol Cardona flota, incluso cuando la alta temperatura en Morgins (Suiza) convierte el circuito en un horno y humedece tanto la nieve que las pieles se agarran con dificultad y convierten el descenso en un ejercicio delicado. Hoy acaba de colgarse su segundo oro en un Mundial de la disciplina corta de sprint, revalidando el título logrado en 2023. Es tal su superioridad, llega tan sobrado y destacado a meta, que parece el desenlace de una prueba de gran fondo y no de una carrera que apenas dura dos minutos y medio.

De rebote, regala una segunda plaza olímpica a un compañero de la selección española, presumiblemente Ot Ferrer o Iñigo Martínez de Albornoz, el otro español de la final. Iñigo optó por coger de salida la rueda buena, la de Oriol. El francés Thibaut Anselmet tuvo idéntico pensamiento, y en la entrada a los diamantes que obligan a los esquiadores a zigzaguear, se quitó de encima al vasco de un codazo. Ahí terminó la final de Iñigo, desconcentrado, relegado a cola del grupo y sexto en meta tras dominar sus series de cuartos y semifinal. Iñigo se crece cuando se ve en cabeza, necesita sentirse ganador. Sobrado de técnica y único en descenso, al donostiarra apenas le falta un dedo de suerte.

En la final femenina, Ana Alonso no tiró de fortuna pero sí de fe. A la transición final antes del descenso a meta, la andaluza llegó con cinco segundos perdidos sobre el bronce: parecía sin opción alguna. En la maniobra de quitar las pieles de sus tablas, recogerlas, bloquear la fijación y la bota, Ana enjugó parte de su retraso. Tiene tan interiorizada su dinámica, que gana tiempo donde otras lo pierden. Faltaba un descenso donde adelantar es casi un imposible, y mucho más cuando la nieve pegajosa apenas permite un deslizamiento veloz. En meta, en el llano que conducía a la línea definitiva, Alonso tiró de brazos, puro hambre, paso patinador desesperado y se comió a la suiza Caroline Ulrich en el último suspiro. La granadina entró tercera, pero poco más tarde, ambas fueron sancionadas con 10 segundos de penalización por irregularidades en la llegada.

De izq. a dcha.: La segunda clasificada, la francesa Emily Harrop, la primera clasificada, la suiza Marianne Fatton, y la cuarta clasificada, la española Ana Alonso Rodríguez, posan en el podio este jueves.MAXIME SCHMID (EFE)

“Era el gran reto de mi temporada y de fácil no ha tenido nada. He entrenado mucho para esta cita. Ganar el oro y clasificarme, además, para los Juegos de 2026, me deja satisfecho, tranquilo y contento”, señalaba Cardona poco después de bajarse del podio. Ana Alonso nunca había logrado un metal individual en la máxima categoría. Considerada una ‘veterana’ a sus 31 años, la andaluza parece en pleno crecimiento ahora que las ayudas públicas y privadas le permiten vivir para rendir. Y todavía dispone de casi un año para dar continuidad a una evolución que ilusiona a toda la delegación de la FEDME.

El Mundial ha servido no solo para confirmar las evidentes opciones olímpicas de Oriol Cardona y Ana Alonso, sino para imaginar un futuro brillante para el equipo español masculino: tres atletas de menos de 22 años (Ot Ferrer, Marc Raduá y Biel Pujol) han alcanzado las semifinales de ésta cita mientras Iñigo Martínez de Albornoz (29) se colaba entre los seis finalistas. Y mirando aún más lejos, en la categoría junior, Laia Sellés y Gonzalo Casares regresan a casa con el oro en relevos mixtos y con sendos bronces en la Vertical Race. España parece Suiza.

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