Kilian Jornet: “El alpinismo es un deporte de hombres blancos”
El ultramaratoniano y montañero rechaza el concepto de retirada, dibuja un alpinismo más técnico y refuerza su lucha contra el cambio climático
En una semana normal, Kilian Jornet (Sabadell, 34 años) entrena 210 kilómetros. Si las montañas noruegas aún tienen nieve, corre por las zonas más bajas y accede al manto blanco con esquís. El genio más versátil que ha conocido la montaña está en plena forma tras ganar, con récord incluido, la maratón de Zegama y la Hardrock, 100 millas por Colorado. Aquel niño que subía mil metros de d...
En una semana normal, Kilian Jornet (Sabadell, 34 años) entrena 210 kilómetros. Si las montañas noruegas aún tienen nieve, corre por las zonas más bajas y accede al manto blanco con esquís. El genio más versátil que ha conocido la montaña está en plena forma tras ganar, con récord incluido, la maratón de Zegama y la Hardrock, 100 millas por Colorado. Aquel niño que subía mil metros de desnivel con tres años ha quemado etapas como esquiador, corredor o alpinista ligero, con dos cimas al Everest desde el campo base en una semana.
Pregunta. Su llegada al deporte fue precoz. ¿Lo será también su retirada?
Respuesta. Es que yo no entiendo lo que es retirarse. Yo voy a seguir corriendo y yendo al monte. Más despacio, sin duda, pero no voy a dejarlo. Cuando vas a carreras, ves a gente de 85 años que sigue entrenando todos los días. Son referentes.
P. ¿Hasta dónde está dispuesto a llevar a su cuerpo y a su mente?
R. No lo sé. Miro qué es lo que me motiva y voy tirando para adelante. Proyectos hay muchísimos, lo que pasa es que el tiempo y la logística no te permiten hacerlo todo y hay que escoger.
P. Decía en su primer libro que cuando un deportista se convierte en su propio ídolo se acaba la magia del deporte. ¿Qué magia tiene el deporte hoy para usted?
R. Cuando empecé a competir, le daba mucha importancia a los resultados. Es lo más fácil de explicar: ganas o pierdes. A medida que vas creciendo, ves las sensaciones, el progreso, las experiencias. Eso es lo importante.
P. ¿Ha pasado ya la mejor versión de Kilian?
R. ¿Qué quiere decir mejor versión? En épocas como 2013 hacía unas 50 carreras al año y ganaba un montón. En los últimos años he hecho pocas con un rendimiento mucho mejor. ¿Qué es mejor? Pues no lo sé, depende de la perspectiva. Si lo miras desde un punto de vista de competición, de rendimiento, personal, de emociones...
P. Las nuevas generaciones persiguen lo que no han logrado las anteriores. ¿Qué le queda por conseguir a la suya?
R. Mucho. En el trail no creo que se vaya más rápido, sino que hay más gente: antes había dos o tres tíos corriendo muy rápido y ahora hay 15 o 20. Aún hay una diferencia de participación muy grande entre hombres y mujeres. Es un deporte de hombre blanco, le falta inclusión y hay que trabajar en esto. En alpinismo es una generación de muchos cambios, de entender lo que es la élite. Estos últimos años se ven modelos distintos. Lo vemos en los ochomiles, con logísticas pesadas. Y es un modelo que va a quedarse, porque lo hemos visto en Alpes o Pirineos: se valora más la cima que cómo hacerla. Pero en el alpinismo clásico, hay nuevas generaciones como los ucranios del Annapurna III. Se puede aportar las capacidades técnicas de escalada en corredores mixtos y llevarlas a paredes grandes. Alpinismo clásico con mejor entrenamiento para que sean más rápidos y mejores escaladores a nivel técnico.
P. ¿Cuantos más hitos se consiguen, más riesgos hay que asumir para el siguiente?
R. El riesgo depende de las capacidades de cada uno, de las condiciones, del material. No es lo mismo hacer hoy la norte del Eiger que hace 50 años. Ahora puedes ir en invierno y la seguridad es mucho más alta que antes, que se tenía que hacer en verano. Ahora se asumen menos riesgos que en los años 80, cuando estaban todos los polacos y eslovenos. Lo que hicieron fue brutal para el material y las previsiones que tenían.
P. ¿Qué riesgos está dispuesto a asumir?
R. Intento minimizarlos. A veces sobrevaloras tus capacidades, te flipas y dices: “Un poco más”. Riesgos tomamos en cualquier acción de nuestra vida. Es igual que en el trail. Si te preguntas a falta de 10 kilómetros si puedes sostener este ritmo y dices que sí, vas demasiado lento. Si dices que no, vas demasiado tarde para frenar. El buen ritmo está en el quizás. En alpinismo no es decir, quizás sobrevivo, pero hay que estar al límite de la zona de confort. Que las probabilidades de sobrevivir sean del cien por cien si no pasa algo raro.
P. Hace años decía sentirse sucio por la admiración de la gente y que acercarse a la muerte le limpiaba. ¿Qué utilidad tiene la muerte para usted?
R. La muerte no tiene utilidad, nadie la busca. Cada uno afronta de formas muy distintas las situaciones de ansiedad o depresión. Y esa conexión con la muerte es una cosa muy común. En esos momentos, lo que buscas son atajos, ya sea a través del alcoholismo u otras conductas. No está bien, pero lo hacemos.
P. Otra frase suya: “Apenas hablamos del riesgo que asumimos con la gente que nos importa”. ¿Por qué?
R. Porque a nadie le gusta estar en esa conversación, son difíciles de tener. Pero son necesarias. Igual que hablas con tu pareja para aceptar un trabajo o por el lugar donde vives, habrá que hablarlo.
P. ¿Ha deseado no ser Kilian Jornet?
R. Sí, pero en los últimos años no. Soy muy introvertido y necesito mucho tiempo de silencio para estar bien. Y hubo una época en la que pensé: “Volver al anonimato molaría”. Ahora estoy muy bien.
“El valor del dinero me aborrece
P. ¿Por qué dejó Salomon para crear una nueva marca como NNormal?
R. El tema del material es una cosa que me encanta y había cosas que no se podían hacer. Y la otra es el rol de mi compañía sobre la sociedad y el medio ambiente, las cosas que se podían hacer mejor. El gran challenge de nuestra generación es el cambio climático y desde el mundo del deporte tenemos que preguntarnos cómo ayudar. Cómo hacer los eventos, los desplazamientos o el material.
P. Alguien que se define como antisocial, ¿para qué quiere el dinero?
R. Estamos en un sistema de crecimiento infinito, pero vivimos en un planeta que tiene unos recursos limitados. Y estamos viendo las consecuencias. Se necesita para vivir, evidentemente, pero tiene muchos límites. Todo lo que hay detrás… La especulación y el valor del dinero es una cosa que me aborrece muchísimo. Me interesa cero.
El reloj no tiene que ser la prioridad
P. Reinhold Messner dijo que su interés por usted crecería cuando deje de cronometrar sus esfuerzos. ¿Prescindirá algún día del reloj?
R. Messner también lo miraba. Cuando subió el Eiger en diez horas no fue casualidad que sonaran las campanas del pueblo. Es verdad que el reloj no tiene que ser la prioridad. Es una cosa más, pero si eres capaz de hacer en tres horas una vía que antes hacías en cinco te indica que lo estás haciendo mejor.
P. Quería pasar por la naturaleza de una manera silenciosa, sin que se notara su presencia. Su figura ha llevado a más gente a la montaña: más ruido. ¿En algún momento piensa que ha conseguido lo contrario de lo que buscaba?
R. Sí, lo he pensado, pero echarme la culpa de eso sería demasiado. Somos un mamífero y necesitamos estimular nuestro metabolismo. Salir a la naturaleza también es salud mental y ser parte de ella nos hace respetarla más. Hay que hacer un trabajo de concienciación para saber cuál es la capacidad de acogida de cada ecosistema. Hay momentos del año en que una montaña puede acoger a 1.000 personas y en otro, a solo 100. Es bueno que la gente esté por la naturaleza, pero tenemos que saber comportarnos.
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