Nico Williams se hace mayor con 19 años
El jugador del Athletic pasa de estrenarse como goleador hace una semana en Mancha Real a coronarse en Riad, para orgullo de su hermano Iñaki y su madre, presente en Arabia
Hace una semana, en un campo de hierba artificial en Mancha Real, provincia de Jaén, Nico Williams (Pamplona, 19 años) le regaló su camiseta a un conocido youtuber que elabora vídeos sobre fútbol de todas las categorías, pero que la temporada anterior siguió especialmente sus andanzas. El menor de los hermanos Williams no tuvo ningún problema en desprenderse de la casaca ...
Hace una semana, en un campo de hierba artificial en Mancha Real, provincia de Jaén, Nico Williams (Pamplona, 19 años) le regaló su camiseta a un conocido youtuber que elabora vídeos sobre fútbol de todas las categorías, pero que la temporada anterior siguió especialmente sus andanzas. El menor de los hermanos Williams no tuvo ningún problema en desprenderse de la casaca con la que había conseguido sus dos primeros goles con el Athletic para premiar a alguien que había creído en él desde que era muy joven.
Fue allí, en Jaén, en la segunda provincia después de Alicante, con más seguidores del Athletic, que se dejaron ver en el estadio de la Juventud, donde Nico destapó por fin el tarro de sus esencias. Fue el mejor de su equipo y marcó los dos tantos, el primero en un disparo duro desde una esquina del área, el segundo tras un control excepcional y una carrera de treinta metros para batir al guardameta jiennense. En el club conocían su extraordinaria relación con el gol en juveniles y en el filial, pero no lo había mostrado todavía con los mayores. Comenzó en Mancha Real y ha seguido en Riad, a miles de kilómetros, sobre el césped del lujoso estadio saudí.
Marcelino García decidió jugar en principio con Alex Berenguer, una baza fiable, y que, además, produce más trabajo en defensa que Nico. El técnico asturiano temía las galopadas colchoneras por las bandas, y si en la derecha la seriedad de Balenziaga suple los despistes de Muniain, en la izquierda pretendía tapar con cemento cualquier intentona con De Marcos y Berenguer, pero en sus planes también estaba arriesgar con Nico Williams, habitual agitador por su lado. Lo hizo poco después del gol de João Félix. Cuando salió el menor de los hermanos, Iñaki pasó a la izquierda y Raúl García ocupó la plaza de delantero centro. Dos flechas mirando a la portería de Oblak.
Nico empezó a picotear por su banda. Lodi, que había salido por Llorente, comenzó a pasarlo mal. Los colchoneros cedieron terreno y Oblak salvó, milagroso, un remate de cabeza de Iñigo Martínez, pero no pudo con el segundo. Fue en un córner que provocó Nico Williams, lo sacó Muniain, con pierna de seda, y remató Yeray junto al palo para empatar.
Y en cuatro minutos, Nico se hizo mayor de golpe. Otro saque de esquina, un rechace y el remate duro, al palo contrario de Williams. En la grada, su madre, vestida de rojiblanco, lloraba de alegría. “Me ha dicho que me lo merezco, y que no baje los brazos”, confesaba el jovencísimo delantero del Athletic a las cámaras de Movistar. Nada más acabar el partido, Nico se fue a la grada a recibir las felicitaciones de su familia. En el campo las había recibido de Iñaki, su hermano. “Este gol era algo que habíamos soñado mucho los dos. Me he emocionado al abrazarlo”.
Los jugadores del Athletic se fundieron en una piña para celebrar el pase a la final de la Supercopa por segundo año consecutivo. Desde que perdió frente al Betis en 2005, con Ernesto Valverde en el banquillo, el conjunto bilbaíno no ha perdido ninguna de las siete semifinales que ha disputado. Aunque las finales no se le dan igual, en las eliminatorias previas es infalible. “El gol del Atlético de Madrid ha sido un palo gordo”, relataba Nico Williams, “pero nosotros no nos hemos rendido y pudimos darle la vuelta. Ellos tienen un equipo de locura, pero hemos conseguido ganar y ahora vamos a por la final con todo”. Será la primera vez para Nico: “Es una ilusión que yo no pude vivir, pero me lo contaron y quiero ganar la final contra el Madrid”.
Su entrenador, Marcelino García Toral, apuntaba sobre su futbolista: “Nico Williams lleva cinco partidos en Primera División y si queremos sacar una figura nos vamos a equivocar”, aseguraba. “No hay que meterle presión. Tiene un gran futuro, un buen presente y ahora marca goles, pero vamos a ser prudentes, porque así añadirá más cosas a su talento. Estamos muy satisfechos de que salgan jugadores así, pero necesitan tranquilidad”.
Respecto a la final del domingo, Marcelino sostuvo: “En los dos últimos partidos contra el Real Madrid jugamos como nunca y perdimos como siempre. A ver si en la final somos capaces de estar más certeros en el remate”. El entrenador del Athletic analizó también la victoria ante el Atlético: “Creo que hicimos un partido completo desde el inicio, porque no pasamos por grandes agobios, solo una buena acción de Carrasco, y poco a poco fuimos teniendo el control, pero la mejor ocasión de la primera parte fue de Iñaki Williams”, apuntó. “En el cómputo general, tuvimos ocasiones más claras y el control del partido. En un encuentro táctico y cerrado fuimos superiores”.
Marcelino recordó: “Desde el 4 de enero del año pasado que hice mi primer entrenamiento, hasta el 17 de enero de este año voy a jugar cuatro finales gracias a los jugadores de este equipo”. Y el técnico asturiano matizó que las dos partes no fueron iguales pese a la intención de los suyos de jugar todo el partido del mismo modo que en el último tramo. “Pero enfrente estaba todo un Atlético de Madrid”.
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