Más del 60% de las exgimnastas holandesas han sufrido abusos
Un informe encargado por la Federación holandesa señala agresiones sexuales, intimidación, chantaje y aislamiento en los comportamientos denunciados por atletas entre 2014 y 2020
Chantaje, intimidación, manipulación y aislamiento. Son las cuatro esquinas de la vergüenza de los abusos perpetrados en la gimnasia en Países Bajos, denunciados este miércoles en un informe encargado por la Federación Nacional de este deporte. Los investigadores han analizado la situación en todas las disciplinas de la gimnasia –durante 2014 y 2020– y han concluido que la mayor parte de los incidentes se produjeron en la rítmica, artística y acrobática femenina: dos tercios de estas exgimnastas entrevistadas ad...
Chantaje, intimidación, manipulación y aislamiento. Son las cuatro esquinas de la vergüenza de los abusos perpetrados en la gimnasia en Países Bajos, denunciados este miércoles en un informe encargado por la Federación Nacional de este deporte. Los investigadores han analizado la situación en todas las disciplinas de la gimnasia –durante 2014 y 2020– y han concluido que la mayor parte de los incidentes se produjeron en la rítmica, artística y acrobática femenina: dos tercios de estas exgimnastas entrevistadas admiten haber sido objeto de comportamientos inaceptables por parte de sus entrenadores durante su carrera. La mitad de las que siguen en activo señalan haberlos padecido en el último año. Entre las que son hoy menores de edad, dicha cifra es del 30%. Hay casos de agresiones sexuales, y si bien los episodios denunciados fueron más graves en la rama profesional que en la amateur, los investigadores abogan por que las víctimas reciban una disculpa y en algunos casos una compensación económica.
El informe se titula Barras Asimétricas y para su elaboración los investigadores remitieron un cuestionario a un total de 12.200 gimnastas menores de edad y a otros 3.083 adultos. Debían anotar allí los comportamientos inadecuados experimentados. Dado que solo respondieron a la encuesta, respectivamente, un 17% y un 21%, los autores califican sus resultados de “ilustrativos” y subrayan que la situación observada puede tratarse “de la punta del iceberg”. Se hicieron además 179 entrevistas entre administradores, entrenadores, científicos y periodistas.
De las exgimnastas, un 66% dijo haber padecido humillaciones, coacción, incitación a que perdieran peso por debajo de lo saludable y, a veces, violencia física “de la que no se podía escapar y contra la que no se podía responder”. El estudio hace hincapié en “el ambiente de temor generalizado, especialmente para las niñas” en que se producían los excesos. A su vez, señala que un 7% de las atletas adultas y un 2% de las menores de edad declararon haber sufrido abusos sexuales. En concreto se nombra a un padre de acogida, profesionales médicos y un entrenador entre los agresores.
Como ha ocurrido en otros países, el mundo de la gimnasia ha estado plagado en Países Bajos de silencios y relatos personales de abusos que no llegaban a generar investigaciones a gran escala. Es más, los entrenadores involucrados podían seguir en sus puestos durante años. El verano pasado, sin embargo, tres exgimnastas de alto nivel hablaron al unísono de los excesos en el plano físico y mental experimentados, y el informe presentado ahora se propone “favorecer un cambio de ambiente y hábitos en el sector”.
Aquellas tres exdeportistas son Danila Koster (30), Stephanie Tijmes (29) y Loes Linders (32), que removieron los cimientos del deporte al explicar sus penurias mientras estuvieron en activo. Al sincerarse de esta forma, querían subrayar que el problema no se reducía a un club o una generación, “sino que es una historia universal y un asunto internacional”. Poco después, uno de los entrenadores más conocidos del país, Gerrit Beltman, reconoció a la prensa haber cultivado una mentalidad que equivalía “a dar azotes físicos y mentales”, en su trabajo.
El informe recuerda la influencia –hasta 2007– de los duros métodos de entrenamiento aplicados a la gimnasia en Europa del Este durante los años ochenta y noventa. Asimismo, el efecto de la imagen de la rumana Nadia Comaneci, campeona olímpica a los 14 años en 1976, en Montreal (Canadá), que representaba el ideal de la gimnasta perfecta: delgada y pequeña y la primera en recibir una nota de 10 en la historia del campeonato. De ahí el énfasis puesto en el control del peso. Los autores del trabajo animan en este punto a la Federación holandesa a que trabaje para aumentar de 16 a 18 la edad mínima para competir a escala internacional, “y acabar así con la imagen de la delgadez”. También recuerdan que estos métodos de entrenamiento generan problemas de identidad entre las gimnastas, “que todavía no saben quiénes son, y al dejar el deporte no sabe cómo forjar relaciones y tienen dudas sobre sí mismas”. Entre las 26 recomendaciones de los investigadores, destaca la atención que debe prestarse a las exatletas “que han sufrido el mayor impacto de estos métodos de entrenamiento”. Para las que están hoy en activo, es preciso que no estén a solas con el entrenador, y que ellas mismas y sus padres sean escuchados. La Federación holandesa de Gimnasia se ha disculpado este miércoles por lo sucedido.
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