En las Ardenas, Valverde se siente rejuvenecer

El murciano afronta con optimismo el reto de la Lieja-Bastoña-Lieja, la clásica más antigua, que se disputa el domingo, el día que cumple 41 años

Valverde, tras terminar tercero el miércoles la Flecha Valona.Julien Warnand (EFE)

El domingo pasado, en la Amstel, quedó quinto, la sexta vez que terminaba entre los cinco primeros en la carrera que abre la semana de las Ardenas, las clásicas de las colinas boscosas belgas y neerlandesas. Acabó tan contento pese a que en el momento decisivo no pudo responder al ataque de los jóvenes Van Aert y Pidcock, que el martes declaró: “Me siento rejuvenecer. Me siento tan joven como si tuviera 30 años”. Y el domingo, Alejandro Valverde cumple 41.

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El domingo pasado, en la Amstel, quedó quinto, la sexta vez que terminaba entre los cinco primeros en la carrera que abre la semana de las Ardenas, las clásicas de las colinas boscosas belgas y neerlandesas. Acabó tan contento pese a que en el momento decisivo no pudo responder al ataque de los jóvenes Van Aert y Pidcock, que el martes declaró: “Me siento rejuvenecer. Me siento tan joven como si tuviera 30 años”. Y el domingo, Alejandro Valverde cumple 41.

Y el domingo se corre la 107ª Lieja-Bastoña-Lieja, el monumento ciclista más antiguo (nació en el siglo XIX, en 1892, cuatro años antes que la París-Roubaix, la otra clásica decimonónica que aún se disputa), y por ello la llaman la Decana, como bien podrían llamar el Decano, o el Decano más juvenil, a Valverde, quien el miércoles, en la Flecha Valona, el gran aperitivo de la Lieja, llega mala colocado al pie del muro de Huy, el último obstáculo y ya nadie piensa que pueda hacer nada, tan retrasado y cerrado está en el pelotón, y tan conocidos son sus miedos a la hora de ganar posiciones metiendo codos a cuchillo, pero, de repente, se sube a la acera, sin miedo, como un juvenil, un niño jugando con la bici, y adelanta a todos hasta llegar a donde quería, a la rueda de Alaphilippe, que sabe que es el enemigo. Fatigado por la remontada, no puede con el francés, campeón del mundo, un corredor al que admira y considera su heredero, y le felicita tras su tercera victoria, ni tampoco alcanza a Roglic, quien, novato en la Flecha, en su deseo de sorprender a Alaphilippe ataca demasiado lejos y se rinde en los últimos metros, pero termina tercero, su octavo podio en una de sus clásicas favoritas, cinco veces primero (un récord), dos segundo y una tercero.

Valverde comprueba entonces que los jóvenes, de los que tanto se habla, son tigres de papel, que ninguno es mucho mejor que él en estos momentos, que la depresión que sufrió en 2019 y 2020, la resaca del Mundial que ganó en 2018, los meses de dudas, ya había pasado, y tanta moral le dio el Muro de Huy que acabó diciendo que quién había dicho que se retiraría a finales de este año, después de Tokio y de la Vuelta. “La verdad es que no sería muy bonito dejar el ciclismo un año así, sin público en las cunetas”, dice en una entrevista con la RAI. “Y me planteo seguir un año más solo por eso, por poder disfrutar del público y para que el público disfrute de mí”. Y este es el mismo Valverde que no hace ni dos meses aseguraba que los jóvenes iban muy deprisa para él, que todo había cambiado demasiado, que ya se sentía viejo en este pelotón, y sin capacidad para sufrir tanto como antes.

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Y Eusebio Unzue, el director de su Movistar, también se emociona, y, aunque intenta precisar que “hay que alejarse del calentón y tomar decisiones con frialdad y raciocinio”, también recalca que “después de lo visto en 2019 y 2020, este Alejandro es mejor de lo esperado”. “Y lo viene siendo desde la Volta a Catalunya, a finales de marzo, y siguiendo con Estella, la Vuelta al País Vasco y sus Ardenas”, recuerda Unzue, quien admite que aunque en principio no pensaban que pudiera correr el Tour, quizás al final sí que lo haga. “Aunque no pensando en ganarlo, claro. El relevo en el liderato del equipo ya se hizo el año pasado, con Enric Mas, al que reforzará este 2021 Supermán López”.

Sería el 14º Tour en el que se alineara (terminó 10, y una vez, en 2015, tercero, subió al podio), pero antes, este domingo de cumpleaños, 25 de abril, le espera su 13ª Decana, el monumento de los 260 kilómetros, 10 cuestas –Roche en Ardenne, Saint Roch, Mont le Soie, Wanne, Stockeu y su monumento a Merckx, Haute Levée, Desnié, La Redoute, Forges y Roche aux Faucons—y un col, el de Rosiers, que termina en el muelle de las Ardenas de Lieja, a orillas del Ourthe, un final que hizo famoso Alaphilippe el año pasado con sus dos errores, el movimiento brusco en el sprint que perjudicó a Hirschi y Pogacar, y le costó la descalificación, y el de levantar los brazos antes de tiempo creyéndose ganador sin advertir que Roglic, a su derecha, metía por delante su rueda delantera. Ellos cuatro, los dos eslovenos, el francés y el suizo serán de nuevo favoritos. Y también Valverde, que ya ha ganado cuatro veces en Lieja, y rejuvenece en sus Ardenas. Ganó su cuarta Lieja en 2017, a los 36 y 363 días, el más viejo ganador de la Decana. Si gana la quinta lo hará a los 41 años justos y desbancará al holandés Joop Zoetemelk, ganador de la Amstel de 1987 a los 40 años y 143 días, como el más viejo ganador de una gran clásica. Y con cinco, por supuesto, igualará a Eddy Merckx como ganador de más Liejas…

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