Valencia, ciudad de maratones

La capital consigue en menos de una década que su prueba de fondo sea la más rápida en suelo español y la sexta del mundo, sin descuidar su carácter popular

Salida de los corredores inscritos en la maratón de Valencia.Juan Carlos Cárdenas (EFE)

Las carreras de fondo tienen mucho de épica y la alicantina Esther Blat, una entusiasta del running, lo demostró este domingo en el maratón de Valencia. Después de cuatro meses de duro entrenamiento casi se queda sin correrla porque perdió el único autobús que podía llevarla en hora a la salida de la 39º edición del Maratón Trinidad Alfonso-EDP.  Deseperada, se puso a hacer dedo mientras repetía apurada: “Cuatro meses, cuatro meses llevo entrenando..., tengo que llegar, tengo que llegar”. Un conductor mad...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Las carreras de fondo tienen mucho de épica y la alicantina Esther Blat, una entusiasta del running, lo demostró este domingo en el maratón de Valencia. Después de cuatro meses de duro entrenamiento casi se queda sin correrla porque perdió el único autobús que podía llevarla en hora a la salida de la 39º edición del Maratón Trinidad Alfonso-EDP.  Deseperada, se puso a hacer dedo mientras repetía apurada: “Cuatro meses, cuatro meses llevo entrenando..., tengo que llegar, tengo que llegar”. Un conductor madrugador la acercó in extremis hasta la línea de salida y la mujer, con el corazón saliéndose del pecho de los nervios, no solo corrió la mítica distancia sino que mejoró su marca personal.

Más información

Es una de las muchas historias humanas de los casi 22.000 atletas que llegaron a meta en Valencia, una ciudad que logró salirse con la suya y firmó su mejor tiempo hasta la fecha gracias a los fichajes de élite. Las piernas de los etíopes Kinde Atanw Alayew (2:03:52), en hombres, y Roza Dereje (2:18:30), en mujeres, catapultaron a la maratón valenciana a la sexta posición de la lista de maratones más rápidas del mundo, por detrás de Berlín, Londres, Dubai, Frankfurt y Chicago. Y el ugandés Joshua Cheptegei anotó en la 10k un récord del mundo, con una marca de 26:38 minutos,

“La capital valenciana está hecha para correr”, explica Marc Roig, director deportivo de la maratón valenciana desde mayo. Cuando este atleta, fisioterapeuta de profesión, afincado en Kenia y parte del equipo de Eliud Kipchoge, cuenta a los mejores corredores del mundo que en Valencia había un río que desviaron de la ciudad y ahora sirve para pasear y correr, “les choca mucho”.  Es una ciudad muy llana y rápida, de clima suave y con gran tradición en la organización de carreras populares. Miles de aficionados al running bajan todos los días al Jardín del Turia, un cauce seco convertido en parque urbano que recorre la ciudad de este a oeste, a entrenar para competir o simplemente trotar para mantenerse en forma.

La progresión de la prueba ha sido exponencial. Cuentan que en 2011 el presidente de la SD Correcaminos, el veterano club de atletismo que organiza la carrera, invitó al empresario y mecenas valenciano Juan Roig a la salida del circuito y le aseguró que ese deporte podía convertirse en algo grande para Valencia si habia apoyo económico. Y se forjó la alianza. Antes de buscar las plusmarcas, la Fundación Trinidad Alfonso se volcó en conseguir el favor popular, que la carrera fuera un factor reputacional positivo para la ciudad y promoviera un turismo deportivo alejado del de low cost. Incitó a correr -el empresario ha corrido varias veces la 10k para dar ejemplo- y donó a la ciudad la construcción de circuito exclusivo para correr de cinco kilómetros de longitud en un cauce convertido en parque, por el que corren cientos de aficionados a diario sin tener que sortear bicicletas ni mascotas.

Después de aunar complicidades, la fundación comenzó a tantear el fichaje de los maratonianos de élite. Con todos estos ingredientes en el cesto, este maratón popular ha pasado de unos 3.000 corredores de media en sus primeros 30 años de vida a los 25.000 de esta edición. Es una carrera con una de las inscripciones más económicas del circuito mundial pese a que organizarla cuesta 5,6 millones de euros.

El escenario de la salida y meta, en la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Santiago Calatrava, es otra de las fortalezas de la prueba. Las vistas aéreas de la salida por el puente de Monteolivete, se ven espectaculares por televisión. Tienen gancho. Y la meta, un largo pasillo montado sobre los estanques de agua del complejo, impresionan. 

En los días previos, la ciudad respira ambiente de maratón. A lo largo del recorrido mucha gente daba ánimos a pleno pulmón: “¡Vamoooooos, ánimo!”, coreaban. La ciudad se ha volcado con ellos, los restaurantes han llenado sus menús de pasta y muchos escaparates de comercios estaban decorados para la ocasión.

Sobre la firma

Archivado En