El Real Madrid luce carácter ante el CSKA de Sergio Rodríguez

Los de Laso superan al cuadro ruso con el orgullo de sus veteranos, Felipe y Rudy, la intrepidez de Campazzo y la conexión Doncic-Randolph (82-69). Lesiones graves de Kuzmic y Randolph

Doncic se cuela entre Hines y KurbanovKiko Huesca (EFE)

La que iba a ser la noche de Sergio Rodríguez acabó convirtiéndose en una demostración de carácter del Real Madrid. Con el orgullo de sus veteranos, Felipe y Rudy, la intrepidez de Campazzo y la conexión eslovena, Doncic-Randolph, los blancos marcaron territorio ante el CSKA para revindicar su escarapela competitiva, inagotable en la era Laso. "Era el primer día grande de la temporada y hemos transmitido que estábamos preparados. Me ha gustado mucho la conexión con la grada. Ha sido una victoria en equipo", explicó el entrenador madridista que, "dentro de la alegría", lamentó las lesi...

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La que iba a ser la noche de Sergio Rodríguez acabó convirtiéndose en una demostración de carácter del Real Madrid. Con el orgullo de sus veteranos, Felipe y Rudy, la intrepidez de Campazzo y la conexión eslovena, Doncic-Randolph, los blancos marcaron territorio ante el CSKA para revindicar su escarapela competitiva, inagotable en la era Laso. "Era el primer día grande de la temporada y hemos transmitido que estábamos preparados. Me ha gustado mucho la conexión con la grada. Ha sido una victoria en equipo", explicó el entrenador madridista que, "dentro de la alegría", lamentó las lesiones "feas y graves" de Kuzmic (rodilla izquierda) y Randolph (hombro derecho). A la espera del parte médico oficial, la del pívot serbio apunta a una rotura de ligamentos que le haría perderse el resto de la temporada, mientras que la del estadounidense parece simplemente una luxación que le tendría fuera del equipo entre tres y cuatro semanas. Victoria dolorosa del Madrid.

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Se reeditaba el clásico más rutilante del continente entre los dos equipos más laureados de la competición (nueve títulos para los blancos; y siete para los rusos). Se medía la pujanza de dos de los principales candidatos a destronar al Fenerbahçe de Obradovic (14 presencias en las últimas 15 ediciones de la Final Four para los moscovitas; cinco en las últimas siete para los madridistas). Pero, sobre todo, se testaba el estado sentimental del madridismo. El regreso de Sergio Rodríguez, vestido de rojo y sin Llull enfrente, colocaba a gran parte del lasismo con un esguince de corazón por ver su esencia dispersa sin el eximente de la NBA de por medio.

La gran pregunta de la noche quedó resuelta en los prolegómenos del partido. Sergio Rodríguez fue recibido con una ovación sentida pero algo timorata, similar a la de otros ex como Joan Plaza. Una mezcla de agradecimiento por lo vivido y desencanto por lo que podía ser y no es. Después, con el partido en juego, la respuesta ambiental derivó en un batiburrillo de sensaciones hacia El Chacho. La taurina división de opiniones reunió pitos, aplausos e indiferencia, con miradas fiscalizadoras de los aficionados madridistas entre sí. Una escena que tuvo su máximo exponente con la primera canasta del base tinerfeño, un triple que descolocó los convencionalismos porque, para muchos, el rival no era el enemigo.

En mitad del referéndum popular, el primer cuarto se decidió a favor de los blancos gracias a la productiva brega en la pintura de Felipe y Ayón (11 rebotes del mexicano) y a los bingos episódicos desde el triple de Doncic, Causeur y Rudy. Aplicados defensivamente ambos equipos, los de Laso contuvieron de inicio a De Colo mientras que Kurbanov se convirtió en la sombra de Doncic. La fórmula le funcionó un rato a Itoudis pero, cuando las bisagras del alero ruso reclamaron descanso, la joya eslovena cogió carrerilla.

Lesiones graves de Kuzmic y Randolph

Kuzmic, tras su lesión de rodillaKiko Huesca (EFE)

En plena ebullición después de una semana fantástica en territorio comanche —con 27 puntos, cuatro rebotes y cuatro asistencias ante el Efes (32 de valoración) y 16 puntos, siete rebotes y 10 asistencias ante el Valencia (25 de valoración)—, Doncic también fue determinante ante el CSKA (14 puntos y 7 rebotes). Hasta la vuelta de Llull, este Madrid es una aventura liderada por un niño prodigio que apura cada minuto en la pista con la determinación de los elegidos y el deseo de agradecer con títulos de su cosecha la tutela recibida en Madrid desde los 13 años. Una vez más, Doncic volvió a tirar del carro primero para encender el tocadiscos después. Entre el minuto y el 19, el esloveno, en perfecta alianza con un notable Randolph (máximo anotador con 16 puntos), desató una tormenta en forma de 14-3 de parcial que dejó el marcador en 45-31 al borde del entreacto. Para entonces, la única preocupación de los blancos era la fea lesión de Kuzmic, retirado en silla de ruedas y entre lágrimas, tras un mal apoyo de la rodilla izquierda en una jugada con Hunter.

La tensión fluctuaba pero quedaba relativizada cuando los contendientes tomaban conciencia de que se trataba, tan solo, de la segunda jornada continental. La temporada pasada rebajó la importancia de liderar el maratón de 30 jornadas antes del top 8 puesto que tanto Madrid como CSKA, primero y segundo respectivamente en la Liga regular, acabaron disputando la final de consolación en Estambul. El título se lo llevó el Fenerbahçe, que acabó con 12 derrotas la primera fase —cinco más que los blancos y solo dos menos que el noveno clasificado— y llegó a la Final Four con el factor cancha en contra en cuartos. Haciendo cálculos y confiando en su renta, frenó el Madrid y concedió el reenganche a su rival.

Campazzo intenta taponar a KurbanovKiko Huesca (EFE)

Clyburn y Higgins rearmaron al CSKA (16 puntos entre ambos en ese tramo) y la contienda volvió a equilibrarse. En mitad de la reacción rusa, el Madrid perdió a Randolph, que dejó la pista dolorido del hombro derecho tras una luxación, y los nervios con los árbitros. Doncic se llevó una técnica por protestar a los colegiados y el ejército rojo aprovechó para ajustar cuentas (56-55, m. 31). Emergieron entonces los clásicos, con Felipe y Rudy al mando de las operaciones y Maciulis anotando un triple clave para salir de su ostracismo.

Con la jerarquía de sus veteranos, el Madrid salió de su atasco a lo grande y la agitación de Campazzo completó otro zarpazo brutal en un santiamén (15-4 en tres minutos: 71-59). La voraz defensa madridista amedrentó al CSKA y marcó la cota de referencia para los días importantes. Igual que en Valencia, Taylor acabó con la intriga con un triple desde el rincón (76-66, m. 37). Dijo Felipe en la víspera que recibirían a Sergio Rodríguez con cariño pero que "se iría calentito”. El Chacho acabó con ocho puntos, sin rebotes ni asistencias. El Madrid, en el primer día grande de la temporada, venció 82-69. "Ha sido una semana de emociones y un partido especial, extraño. He notado que la gente ha estado bien conmigo. Le deseo lo mejor al Madrid", contó el protagonista de la noche tras el partido. "Me alegro de que la mayoría le haya recibido muy bien porque ha hecho mucho por este club, pero también le han silbado durante el partido. Y también se lo merece por jugar contra el Madrid", remató Laso con humor.

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