Cinco bombas nazis en Wimbledon

La pista central fue destruida durante la Segunda Guerra Mundial

Vista exterior de la pista central. Dan Kitwood (Getty Images)

Wimbledon es el torneo de las tradiciones. Desde el blanco de los competidores al verde y el morado que mezclan las enredaderas que trepan por sus paredes, todo responde a la historia, el pasado y los usos de tiempos pretéritos. Esta es una cita llena de recuerdos, la cuna del tenis, y ninguno resuena tanto contra sus paredes como el de las cinco bombas nazis que pudieron cambiar para siempre su historia.

Ocurre en 1940. El Reino Unido está concentrado en el esfuerzo de la guerra contra la Alemania de Hitler. Londres sufre cada noche las visitas de la aviación nazi, que rompe con alarma...

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Wimbledon es el torneo de las tradiciones. Desde el blanco de los competidores al verde y el morado que mezclan las enredaderas que trepan por sus paredes, todo responde a la historia, el pasado y los usos de tiempos pretéritos. Esta es una cita llena de recuerdos, la cuna del tenis, y ninguno resuena tanto contra sus paredes como el de las cinco bombas nazis que pudieron cambiar para siempre su historia.

La pista central, tras la bomba.Wimbledon

Ocurre en 1940. El Reino Unido está concentrado en el esfuerzo de la guerra contra la Alemania de Hitler. Londres sufre cada noche las visitas de la aviación nazi, que rompe con alarmas y explosiones los sueños de los ingleses. Todos los recursos del país están concentrados en la batalla, y el prestigioso All England Club no escapa a eso. Sobre lo que hoy son pistas de hierba y paseos primorosamente cuidados se entrenan la Guardia Nacional y una unidad de descontaminación; aparcan ambulancias y camiones de bomberos; y se crían cerdos en una granja. Wimbledon no es un punto neurálgico en la industria de la guerra, pero sí está en el pasillo que recorren en su vuelta a casa los aviones alemanes, que por ahí sueltan las bombas que les sobran de Londres para aligerar el vuelo.

Así, llega la noche del 11 de octubre de 1940. Cinco bombas de más de 220 kilos cada una caen en las instalaciones de la catedral del tenis. Una destruye una caseta de herramientas. Otras tres caen en las inmediaciones del club. La quinta descarga su carga mortal en plena pista central. Wimbledon sufre el azote de la guerra y sus consecuencias durante las tres primeras ediciones después del conflicto (1946-1949), porque la explosión acaba con una grada y le resta 1.200 asientos a su aforo. De repente, el torneo de las tradiciones, anclado en el siglo XIX, entra por las bravas en los horrores del siglo XX. El barrio que le rodea ya lo estaba: 12.000 casas fueron destruidas y 150 personas murieron víctima de las bombas alemanas durante la Segunda Guerra Mundial.

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