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Coordinado por Juan Carlos Galindo

La novela negra española rompe fronteras y renueva el género

El Quais du Polar de Lyon, el principal festival de Europa de ficción criminal, se centra en la creación en español y el buen momento que vive. Escritores, expertos y editores analizan para EL PAÍS esta explosión y algunos de los peligros inherentes al éxito

En la fila de arriba, de izquierda a derecha: Rosa Montero, Víctor del Árbol y María Dueñas. En la fila de abajo, de izquierda a derecha: Javier Cercas, Juan Gómez-Jurado y Carlos Zanón. Todos ellos son participantes del Quai du polar de Lyon.

Cada año por estas fechas desde 2005 la muy burguesa ciudad de Lyon se llena de conspiradores criminales. Autores, editores, agentes, periodistas y, sobre todo, lectores, se dan cita en el Quais du Polar, el principal festival de novela negra de Europa. En las calles, en las presentaciones y entre el público que se apelotona ante las mesas de los libreros se oye siempre esa músi...

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Cada año por estas fechas desde 2005 la muy burguesa ciudad de Lyon se llena de conspiradores criminales. Autores, editores, agentes, periodistas y, sobre todo, lectores, se dan cita en el Quais du Polar, el principal festival de novela negra de Europa. En las calles, en las presentaciones y entre el público que se apelotona ante las mesas de los libreros se oye siempre esa música especial del francés, unida al omnipresente inglés y, este año, al español. En Espagne, les conquistadors du polar à succès (España, los conquistadores del éxito), reza la portada del semanario Le Point que se puede recoger a la entrada del Palais de la Bourse, sede central de un festival que este año ha elegido España como país invitado. Es un buen momento para analizar el estado del género y, sobre todo, sus posibilidades de expansión exterior. ¿Cómo se ve desde Francia? ¿Es el thriller español la nueva moda europea? Autores y expertos de uno y otro país responden.

“Yo creo que a nivel receptivo al público francés todavía le cuesta acercarse al género extranjero si no es anglosajón, si bien las cosas han cambiado un poco tras la moda nórdica. Afortunadamente, hay un lector curioso y eso ha permitido a autores como Víctor del Árbol, Dolores Redondo o Juan Gómez-Jurado ser bien recibidos”, asegura Claire Duvivier, editora en Asphalte de autores como Carlos Zanón o Jordi Ledesma, también invitados al Quais du Polar.

Duvivier no ha soltado tres nombres al azar. Gómez-Jurado ha vendido en España más de dos millones y medio de ejemplares si sumamos su trilogía Reina Roja y su último libro, Todo arde, es un fenómeno desconocido y que ha abierto el mercado español a un mayor número de lectores de una literatura de entretenimiento. Así explica el autor la tardía explosión del thriller en España: “Somos un país con una especie de prevención contra el género, que supongo tiene que ver también con la prevención que tiene el español medio con nuestra cultura ante cualquier cosa que signifique pasárselo bien. Es curioso. Le permitimos todo a la comedia, por ejemplo, cualquier cosa. Y, sin embargo, cuando hablamos de un género literario en el que tratamos asuntos un poco más relevantes, más densos o más peliagudos, no nos hemos permitido nunca la posibilidad de pasarlo bien”.

La dimensión de esta explosión se ve mejor con cifras. En España, el género alcanzó el 22% del mercado y dos millones de novelas vendidas el año pasado, un porcentaje similar al de Francia donde, sin embargo, el volumen de ventas es mayor, con un mercado muy maduro y estable que llegó a los 18 millones de ejemplares en 2022, según cifras de la consultora GFK ofrecidas durante el festival. Hay otra diferencia: mientras que en España el formato de bolsillo es minoritario, en el género en Francia supone más del 70% de las ventas, lo que acentúa el carácter popular de la ficción criminal. La senda abierta por Gómez-Jurado ha sido seguida en distintas variantes por Javier Castillo (que trae a Francia la traducción de La chica de la nieve aprovechando el empuje de Netflix)o escritores que vienen de la televisión como Carmen Mola o Santiago Díaz, también presentes en Lyon. “Yo veo al género en español en el mejor momento de su historia. A diferencia de las series, que cuando nos comparan con otros países salimos perdiendo por una cuestión de presupuesto, en la novela estamos en igualdad de condiciones. No tenemos nada que envidiar ni a americanos, ni a franceses, ni a nadie”, cuenta Díaz exultante.

Del Árbol, por su parte, es un autor muy popular en Francia, donde ha ganado los dos principales premios del género y ha vendido cientos de miles de ejemplares. Un éxito que no ha podido replicar en la misma medida en España. Su editora, Alzira Martins, explica el fenómeno: “Víctor ha tenido un éxito fulgurante aquí, más que en su país, como ocurrió por ejemplo con Paul Auster. Cuando leí La tristeza del samurái no la vi como una novela negra y adquirí los derechos para la colección literaria. Pero en 2012 nuestra colección Actes Noirs estaba en tan buen momento después de la publicación de dos pesos pesados escandinavos como Stieg Larsson y Camilla Läckberg que nos pareció una oportunidad maravillosa para esta novela negra. Apostamos a que esta colección nos daría una mayor audiencia y el libro hizo el resto”.

Vasos comunicantes, modas que aprovechan el flujo de otras modas, pero ¿está el género en español en tan buen momento? “Yo estoy tentada de decir que está en una situación excelente”, remata la editora de Actes Sud, que nombra a Aro Sáinz de la Maza o Javier Cercas como ejemplos de la salud de la novela negra española más allá del thriller. El autor de Anatomía de un instante resume a este diario su heterodoxa visión del panorama después de una hora firmando libros de la trilogía de Terra Alta, con la que se ha adentrado en el género: “Lo que me ha asombrado es la cantidad de prejuicios que hay. Por eso te digo aquí, en el más importante de Europa, que igual los festivales no son buena idea, porque así se encierra a los autores en un gueto. Asombrosamente, todavía hay gente que cree que el género policial es un género menor. Quien cree esto, simplemente no tiene ni la más remota idea, porque en literatura no existen los géneros mayores o menores sino la literatura buena y la mala; todo lo demás es verborrea”.

“En Francia se leen muchos autores extranjeros y el lector está muy abierto; en el caso de España, además, hay muchas conexiones entre los dos países”, comenta optimista Olivier Truc, protagonista de una de esas confluencias a través de La desconocida (Alfaguara), un libro escrito a cuatro manos con Rosa Montero a instancias del Quais du Polar para celebrar esa fusión de culturas y tradiciones. “Ha sido un proceso mágico”, comenta la autora española sobre los tres meses y medio de trabajo intenso, solo posible gracias a una conexión entre dos autores de distinto periplo, tradición y cultura que se ve desde el primer minuto de conversación con este diario. El resultado es un thriller rápido e intenso en el que ninguno de los dos ve rasgos específicos franceses o españoles.

Pequeño homenaje a la literatura española en una de las librerías del Palais de la Bourse.J. C. G.

Todos los actores consultados tienen claro lo impredecible que puede ser el mercado. Catherine Passion, de la agencia A.C.E.R, que han llevado a Francia a Lorenzo Silva o Teresa Cardona, alerta contra ciertas imágenes preconcebidas: “Los editores tienen ideas más cerradas de qué quieren los lectores y creo que están más abiertos de lo que pensamos a distintas experiencias”. Zanón, comisario de BCNegra, festival hermanado con el Quais du Polar, apuesta por abrir el foco: “Estoy a favor de que sea un panorama variopinto y ecléctico. Es una de las salidas posibles para que no nos convirtamos en un género muy predecible y pequeño. Cuanto más espacio se manche, mejor”.

Riesgos y oportunidades

En Lyon se muestra desde hace tiempo una visión muy amplia del género. Eso explica la presencia, por ejemplo, de Guillermo Arriaga o María Dueñas. En Francia, las novelas de la autora de El tiempo entre costuras ( L’espion de Tanger en francés) se enfocan más desde el punto de vista del espionaje. Cuestión de ópticas. “La diversidad de temas, escenarios y atmósferas que suelo tratar en mis novelas permite que estas a menudo puedan ser enfocadas desde ángulos muy distintos. En el caso de Sira, mi última obra traducida al francés, lo que interesa para el Quais du Polar es la vertiente del espionaje, sobre todo por el hecho de que la protagonista sea una mujer”, explica la autora, que asegura encontrarse muy cómoda en un festival tan especializado.

Esta fiesta que se ha dado el género en el epicentro de la novela negra europea no está exenta de riesgos. Zanón alerta sobre el efecto replicante de ciertos éxitos: “Como comisario del festival, creo que hay propuestas, autores y lectores y que todo sigue funcionando y eso está bien pero echo de menos autores y propuestas que ensanchen el mercado que lo lleven a otro sitio. Me parece un momento aburrido”. ¿Estamos ante una burbuja? “No lo sé. Es muy coyuntural y cuando pasa el último en enterarte eres tú. El tiempo lo dirá”, responde Gómez-Jurado. Los lectores tienen ahora la palabra.

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