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Ángel Rivera, meteorólogo: “Hace falta un centro estatal de vigilancia para situaciones ambientales cada vez más complicadas”

El creador del término dana, que presenta un libro sobre estas borrascas, pone como ejemplo el servicio nacional de huracanes de EE UU y avisa de los nuevos riesgos en capas altas de la atmósfera

En octubre de 1982 unas lluvias torrenciales provocaron la rotura de la presa de Tous, en Valencia, un evento catastrófico que marcó un antes y un después en la meteorología en España. Estas precipitaciones extremas fueron generadas por ...

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En octubre de 1982 unas lluvias torrenciales provocaron la rotura de la presa de Tous, en Valencia, un evento catastrófico que marcó un antes y un después en la meteorología en España. Estas precipitaciones extremas fueron generadas por una dana, igual que las inundaciones de octubre pasado, que dejaron más de 220 muertos. Pocos meteorólogos han estudiado más este tipo de borrascas en las capas altas de la atmósfera que Ángel Rivera (Toledo, 74 años), que trabajó más de 35 años en la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) e incluso propuso su denominación actual de cuatro letras, ya incluso aceptada por la Real Academia Española. El lunes presenta el libro Danas (editorial Letrame) en Valencia, donde se plantea que lo ocurrido hace casi un año también debe marcar un punto de inflexión en las emergencias meteorológicas y ambientales.

Pregunta. En 1982 formaba parte del equipo del entonces Instituto Nacional de Meteorología que dio el pronóstico de la dana que generó las lluvias torrenciales de la pantanada de Tous.

Respuesta. Sí, yo acababa de integrarme en el equipo con Paco García Dana y Mariano Medina. Se vio que aquella situación tenía mucha potencialidad de ser peligrosa, pero no se podía afinar demasiado. La predicción era de lluvias fuertes, aunque en un área que abarcaba desde la desembocadura del Ebro hasta casi Cabo de Gata, no se podía afinar más porque los modelos no tenían la resolución suficiente. Este pronóstico se dio por Radio Nacional, no hubo realmente un aviso porque entonces no existían, el sistema de avisos surge justamente a partir de todo eso.

P. Ese desastre fue determinante en la modernización de los servicios de meteorología en España. ¿No es así?

R. Sí, en aquella época había llegado al Instituto como subdirector general un meteorólogo proveniente de Iberia que había estado en Estados Unidos y que vio que estábamos muy atrasados respecto a lo que ya se movía por el mundo, sobre todo, en temas de satélites y radares. Nos encargó a un pequeño grupo de personas que escribiéramos un plan de cómo había que modernizarse, un sueño dorado que nunca pensamos que fuera a salir, pues era costoso y complicado. Pero sucedió lo de Tous y el plan se aprobó. Buscaba ajustar las predicciones, descentralizarlas, acercarlas al usuario. Y al mismo tiempo establecer un sistema de vigilancia 24 horas para estar atentos a posibles desviaciones.

P. ¿Y qué piensa cuando más de 40 años después sucede lo de la dana de Valencia y hay más de 220 muertos?

R. Para todos supuso un golpe muy fuerte. Con todo lo que se ha trabajado en esto, nunca pensamos que íbamos a tener 200 muertos. La dana de octubre de 2024 debería ser un punto de inflexión en las emergencias meteorológicas y ambientales.

P. Pero esta vez sí hubo aviso rojo de la Aemet.

R. La situación se veía venir desde 5 o 6 días antes, pues desde hace bastantes años ya vemos de forma clara cuándo se va a formar una dana, otra cosa es la trayectoria exacta que vaya a llevar por la Península. Esto es importante: en una dana si hay fuertes lluvias se generan en su zona delantera y si ahí coincide en algún momento con buen combustible, es decir, aire cálido y húmedo de capas bajas, es cuando se lía. La Aemet dio aviso rojo, que quiere decir peligro claro de vidas y bienes materiales. Puedo entender que haya ciudadanos que no terminen de aclararse con esto, pero es preocupante que algunas personas que deben tomar decisiones no sepan lo que quiere decir un aviso rojo.

P. ¿Qué opina de la sugerencia de introducir un aviso adicional de color negro para alertar de las situaciones más extremas?

R. No tiene sentido. En el resto de Europa también utilizan los tres colores amarillo, naranja y rojo. Añadir otro podría alimentar la confusión y, sobre todo, minimizar los riesgos de los niveles inferiores.

P. Pero sí considera que hay que mejorar el sistema de avisos.

R. No hay que añadir más colores, pero sí hay que reflexionar sobre cómo se interpretan y cómo se comunican los avisos. En el Reino Unido, utilizan una tabla de colores de doble entrada con la probabilidad de que suceda, pues puede tratarse de un fenómeno con una gran capacidad de impacto, pero con una probabilidad mínima de que ocurra. También hay que plantearse centrarse más en los impactos, a mucha gente no le aporta nada saber que van a caer 100 litros por metro cuadrado. Creo que los avisos deben explicar qué puede pasar, cómo te va a afectar a ti y qué recomendaciones seguir. Y esto debe actualizarse cada media hora, a través de los móviles. Por eso pienso que los servicios tienen que ser pluridisciplinares. El meteorólogo puede establecer lo de los 100 litros, pero el impacto tiene que venir determinado también por otros técnicos, como hidrólogos o de protección civil.

P. Propone la creación de un Centro Estatal de Vigilancia de Riesgos Ambientales.

R. No creo que en este país se consiga, pero hace falta un centro estatal de vigilancia para las situaciones meteorológicas y ambientales cada vez más complicadas e intensas que nos encontramos. Tenemos que disponer de muy buenos científicos y muy buena gente para reducir los riesgos del clima, los incendios, la contaminación, y sería mejor concentrar todo esto en un mismo sitio antes que tener que reproducirlo en cada comunidad autónoma. No se trataría de quitar competencias, sería como el Centro Nacional de Huracanes de EE UU, que actúa cómo director técnico de todo lo que ocurre con las tormentas tropicales en el Caribe, aunque luego cada país decide cómo traslada los avisos.

P. Cuando dice que las emergencias son cada vez más complicadas e intensas, ¿está hablando del cambio climático?

R. Sí, hablo de cambio climático. En el caso de las lluvias torrenciales, hace falta un combustible y un motor. El aumento del aire cálido por el cambio climático proporciona cada vez un mejor combustible, que resulta todavía más peligroso si también es húmedo. Esto libera una cantidad de energía tremenda. El combustible es tan bueno que en el Mediterráneo se dan lluvias muy intensas también sin danas, por cualquier convergencia de vientos.

P. ¿Qué significa el acrónimo DANA?

R. La letra D es de depresión, que es otra forma de llamar a una borrasca. La A de aislada, porque en la atmósfera hay dos corrientes principales, los chorros, y una dana se produce cuando una onda del chorro se queda aislada, pero esto no quiere decir que esté separada de otras corrientes. De ahí vienen los problemas de predicción con las danas, porque a veces los modelos no son capaces de detectar bien esas otras corrientes más sutiles que están a su alrededor y que pueden influir en su movimiento. Y la N y la A, de Niveles altos, porque estas borrascas aparecen fundamentalmente en capas altas de la atmósfera, a partir de los cinco o seis kilómetros de altura. Aunque desde hace unos 10 o 15 años, con las mejoras en observación, sabemos que esto puede generar también una débil borrasca en superficie.

P. ¿Por qué se habla tanto de danas si no todas producen lluvias torrenciales en lugar de poner más el foco en episodios de precipitaciones extremas sean o no danas?

R. Es cierto. El término de dana se usa tanto por la costumbre de poner nombre a todo. En Europa, a estas borrascas no se les pone nombre, porque los criterios para que sea así dependen más de los vientos que de las lluvias, pero la sociedad y los aficionados utilizan lo de dana para nombrarlas. En el pasado, se hablaba de la nube de San Lucas o de la riada de Santa Teresa.

P. ¿Cuando propuso la creación del término dana se quería que fuera usada de forma habitual por la gente?

R. Para nada. Queríamos sustituir la denominación de gota fría, porque ni es gota, ni el problema es el frío, y porque se había convertido en un comodín que se usaba para cualquier lluvia intensa. Pero nuestra voluntad era que dana fuera un término técnico para publicaciones técnicas.

P. ¿Por qué las danas preocupan de forma especial a los meteorólogos?

R. Porque la dana crea peligro en una zona mucho más amplia. Una tormenta te puede caer en un radio de 10 kilómetros, pero la dana genera riesgo en un sitio, en otro, en otro, el territorio afectado es mucho más grande. Las danas son uno de los grandes riesgos meteorológicos en España.

P. Tras 50 años viendo mapas meteorológicos, ¿ahora ve cosas nuevas que le sorprenden?

R. Sí, sí. La circulación de los chorros polar y subtropical en las capas altas de la atmósfera está experimentando unos cambios significativos que traen nuevos riesgos en nuestro clima. No solamente se está calentando más el mar y las capas bajas de atmósfera, donde se genera el combustible de las lluvias torrenciales, sino también las capas altas, donde está los motores. Hay que investigar esto. Estamos viendo nuevas estructuras que son peligrosas para España porque pueden generar olas de calor más intensas y prolongadas o lluvias más extremas. Se está estudiando mucho el calentamiento del mar y de las capas bajas de la atmósfera, pero cuidado con lo que pasa más arriba.

P. ¿Cómo ve que la inteligencia artificial se haga cargo de la predicción, la vigilancia y los avisos meteorológicos?

R. A mí me está sorprendiendo tremendamente el potencial de la inteligencia artificial para la meteorología. En poquísimo tiempo está alcanzando en algunos aspectos un nivel de calidad tan alto como los modelos físicos. En 5 o 6 minutos consigue predicciones que los modelos actuales físicos tardan 8 horas en realizar. Sin embargo, veo varios problemas. Uno de ellos es que se nutre del aprendizaje de situaciones anteriores, de lo ocurrido en los últimos 50, 60, 70 años. Ahora estamos ante situaciones mucho menos frecuentes o más acusadas de las que había antes y debemos ver si la inteligencia artificial puede detectar estos cambios.

P. El nombre de dana también es un homenaje al meteorólogo Paco García Dana. ¿Qué pensaría él de todo esto?

R. Conociendo su humildad y carácter, creo que no le gustaría.

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